La Familia Dominicana implica a niños y jóvenes en proyectos misioneros y solaridarios
FRAN OTERO. Fotos: JÓVENES OP | El pasado 25 de mayo, el colegio Santa María de Yermo – Fundación Educativa Santo Domingo (FESD) de Madrid acogió la celebración del VI Festival Misionero y Solidario, que organiza la Pastoral Juvenil y Vocacional (PJV) – Familia Dominicana para apoyar distintos proyectos que tiene repartidos por el mundo. En concreto, este año la mirada se dirigió a África y a los más pequeños, a los niños de Camerún, donde trabajan las dominicas misioneras de la Sagrada Familia.
Fue una gala con marcado carácter africano. De hecho, comenzó y acabó con el coro africano Karibu, que llenó de fuerza y entusiasmo a los presentes. “Quedará en nuestra memoria la canción final, cuando el teatro bailaba con sus ritmos y decían con ese sentimiento que solo ellos pueden comunicar: ‘África, África, quiere la vida, quiere la paz’”, explica a Rodrigo Hidalgo, responsable de la PJV de la Familia Dominicana.
También africano, de Angola, fue el presentador de la gala, Eduardo Tchapeseka, sacerdote y misionero espiritano.
Expresamente para la ocasión, el colegio Vistabella, de Canarias, preparó una canción misionera y solidaria, Apúntate a la solidaridad, acompañada por imágenes que mostraron “el gran trabajo evangelizador y de promoción humana que allí están llevando a cabo nuestras hermanas dominicas”, señala Rodrigo Hidalgo. Del mismo modo lo hicieron otras instituciones, colegios, parroquias y residencias.
Por su parte, el conocido cantautor cristiano Álvaro Fraile ofreció su música y testimonio. Resonó con especial fuerza su canción Dale la vuelta, que se convirtió en himno de esta nueva edición del Festival Misionero y Solidario.
Una novedad con respecto a años anteriores es el apoyo que el festival ha tenido de dos importantes instituciones: la CONFER, a través de su Área de Misión y Cooperación, y el Servicio Conjunto de Animación Misionera (SCAM), que aglutina institutos misioneros. Ambas instituciones explicaron la labor de la Vida Religiosa dentro de la misión de la Iglesia y expusieron cómo evangelización y trabajo por la dignidad humana van siempre unidos.
Además, el festival se pudo seguir desde cualquier parte del mundo gracias a la Oficina de Internet de Dominicos España, que transmitió el evento, en directo, a traves de streaming.
Tal y como apunta Rodrigo Hidalgo a VN, una actividad de estas carcterísticas, “que mantiene el trabajo de niños y jóvenes durante todo el año y que permite que la música y la alegría se conviertan en lugar de encuentro y en medio de evangelización para los jóvenes, mostrando la labor misionera y de promoción humana de la Iglesia, merece estar entre las primeras prioridades de Pastoral Juvenil y Vocacional hoy”.
“Todos somos conscientes de que uno de nuestros grandes problemas como Iglesia es la falta o la debilidad de convocatorias que tenemos con las generaciones más jóvenes, y actividades así nos muestran que es posible seguir abriendo caminos en el mundo de la juventud. Este año, además, sumamos más instituciones, convirtiendo a este festival en una realidad más de comunión de Iglesia y de presencia de la Vida Religiosa”, concluye.
En el nº 2.850 de Vida Nueva.
