Urgencias en la transmisión de la fe

padre con cuatro hijos saliendo de misa en la parroquia

La CEE publica orientaciones dirigidas a lograr una mayor coordinación entre familia, parroquia y escuela

padre con cuatro hijos saliendo de misa en la parroquia

FRAN OTERO. Foto: LUIS MEDINA | La Conferencia Episcopal Española (CEE) acaba de publicar unas orientaciones sobre la coordinación de la familia, la parroquia y la escuela en la transmisión de la fe, un texto que complementa la acción catequética ya propuesta en el documento, también de la CEE, La iniciación cristiana. Reflexiones y orientaciones (1998), y que fue aprobado en la última Asamblea Plenaria, el pasado mes de abril.

El texto parte de un análisis de las necesidades y dificultades, que se convierten en posibilidades en un contexto de nueva evangelización. Dicen los obispos sobre los problemas para la transmisión de la fe: “La vida cotidiana se dispersa en diferentes ámbitos de actividad, desconectados entre sí, distintos y, a veces, en espacios distantes. Esto puede originar una fragmentación de la persona en el desempeño de papeles o roles diversos, faltos de integración y coherencia. (…) Ello puede conducir de manera progresiva a un individualismo ciego y caprichoso. En este mismo sentido, el pluralismo ideológico, cultural y religioso, rasgo de nuestra situación social, que exige una actitud de respeto y tolerancia, lleva a confundir muchas veces la afirmación de libertades personales con una postura individualista de desinterés hacia los derechos y necesidades de otros. Esto desemboca tarde o temprano en un profundo relativismo. (…) Los medios de comunicación ejercen una gran influencia modeladora de criterios, actitudes y comportamientos, y ofrecen, de modo indiscriminado, modelos de referencia muy poco consistentes”.

La catequesis, poco eficaz

Estas necesidades, expuestas de modo amplio, son desarrolladas posteriormente en lo concreto de la familia, la catequesis y la escuela, respectivamente. En primer lugar, los obispos ven cómo muchos padres “experimentan gran dificultad en la comunicación de los valores y criterios importantes para su vida personal y social, (…) la misma dificultad a la hora de transmitir la fe a sus hijos”. En segundo lugar, señalan la poca eficacia de la catequesis parroquial en la iniciación cristiana y, finalmente, los condicionamientos que existen para la enseñanza religiosa en la escuela, que consideran “un derecho y un deber”.

Sobre este último punto, añaden: “En el marco del sistema educativo actual, no se desarrolla, salvo honrosas excepciones, una formación en principios y valores éticos o morales fuera de la asignatura de Religión. La enseñanza religiosa escolar es una apuesta por la integración de la cultura religiosa católica en el conjunto de las ciencias humanas, que no debe confundirse con catequesis. (…) Las dificultades legislativas y administrativas, la indiferencia e infravaloración por parte de padres y alumnos, y hasta el menosprecio que la enseñanza religiosa experimenta entre los conocimientos científicos y sociales, hacen de ella un medio que, siendo importante, es insuficiente para transmitir la fe”.

Tras exponer quiénes son los responsables de la transmisión de la fe y cuáles son sus rasgos básicos, concluye que de lo que se trata es de “articular un proyecto común de coordinación, respetando las peculiaridades básicas de cada ámbito”.

“A la hora de eleborar un itinerario adecuado a la edad de los destinatarios, es imprescindible conocer y coordinar las confluencias y peculiaridades de la catequesis parroquial, la formación religiosa en familia y los programas de enseñanza religiosa escolar, a fin de colaborar en una misma acción evangelizadora”, recoge. En este sentido, el texto expone las dimensiones que ha de trabajar cada actor, así como los contenidos que deben ser las bases de un itinerario y que cada diócesis debe adaptar según su situación religiosa, social y cultural.

Además, incluye una propuesta de itinerario marco para la formación religiosa de adolescentes y medios que facilitan la coordinación. Todo ello, como se puede leer en la conclusión del documento, “para fomentar, de nuevo, la educación cristiana a todos los niveles y ofrecerla como alternativa a otras”.

En el nº 2.849 de Vida Nueva.

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