Louis Raphaël I Sako: “Si continúan las bombas, no habrá cristianos en Irak”

Louis Raphael I Sako, patriarca de Babilonia de los Caldeos

Patriarca de Babilonia de los Caldeos

Louis Raphael I Sako, patriarca de Babilonia de los Caldeos

Entrevista con Louis Raphaël I Sako [extracto]

Texto y fotos: DARÍO MENOR | Louis Raphaël I Sako fue elegido el 31 de enero patriarca de Babilonia de los Caldeos en el sínodo que celebraron en Roma los obispos de esta Iglesia católica de rito oriental oriunda de Irak. En dos meses, el anterior arzobispo de Kirkuk ha sido recibido por dos papas: primero mantuvo una audiencia con Benedicto XVI, tras la cual tuvo lugar esta entrevista, y luego con Francisco. Después de verse con el Pontífice latinoamericano, Sako contó que este lloró cuando le habló de la persecución de los cristianos iraquíes y que le había invitado a visitar el país árabe.

– ¿Cuál es el mayor desafío al que se enfrenta como líder de la Iglesia caldea?

– Hay tantos retos: el éxodo de los cristianos, la situación del país, la seguridad, el peligro de la división… El futuro es muy oscuro.

– La mayoría de los caldeos que no han emigrado al extranjero viven hoy en el territorio autónomo del Kurdistán. ¿Preferirían que esta zona se independizase del resto de Irak?

– Hay muchas voces que sostienen que el Kurdistán acabará siendo un Estado independiente. Es verdad que hay más seguridad en el Kurdistán, pero también hay problemas, como la falta de trabajo y el peligro de que vuelva la guerra. Tampoco allí hay estabilidad para los cristianos. Hay problemas en el campo educativo y debido a la lengua diferente. Han construido algunas poblaciones para acoger a los cristianos. Lo sensato es tener un país unido, aunque sea con una federación o con una confederación de territorios. Es mejor que la división, que supone la muerte. Louis Raphael I Sako, patriarca de Babilonia de los Caldeos

– Hace unos cinco años se decía que había entre 600.000 y 700.000 caldeos viviendo en Irak. ¿Cuántos quedan hoy en el país?

– Los caldeos de todo el mundo son en total entre 800.000 y un millón. En Irak, los cristianos pueden ser hoy casi medio millón, pero no hay una cifra exacta. No contamos con estadísticas.

– ¿Continúa todavía la persecución violenta de sacerdotes y obispos?

– Ya no se dan estos casos. Sigue habiendo asesinatos de caldeos, pero son por motivos políticos. Se mata a gente para hacer ver que no hay seguridad o como venganza.

– ¿Cómo es la convivencia diaria entre los caldeos y los musulmanes?

– La gente es sencilla y amigable. No se hacen distinciones, están acostumbrados a la convivencia, a ir juntos a la escuela o al trabajo. Esto es lo general, aunque en algunos lugares hay fundamentalistas islámicos.

Pensar en el prójimo

– ¿Cómo se imagina Irak dentro de diez o quince años, con una gran mayoría de población musulmana y sin apenas presencia de los cristianos?

– Todo depende de la seguridad y de la estabilidad del país. Si continúan las bombas y los ataques, no habrá cristianos en el futuro. Es algo que no solo ocurre con los cristianos. La intelligentzia se va, lo que empobrece al país. Su principal riqueza es la gente, que tiene iniciativas. Si todos se van, tal vez quedaría una minoría de cristianos, pero sin apenas impacto en el país.

– ¿Vivían mejor los cristianos antes, durante los años de la dictadura de Sadam Husein?

– No es bueno hacer estos juicios. Tampoco es justo decir que antes estábamos mejor. Como estamos ahora es una consecuencia de lo que ocurría antes. Irak es un país muy rico, pero todo el dinero ha servido solo para comprar armamento y para usarlo en las cuatro guerras que hemos sufrido en las últimas décadas. ¿Cómo puede decirse que antes la situación era mejor? Ahora hay mucha libertad y progreso, pero el gran problema es la seguridad. Hay puntos positivos y negativos, pero no se pueden comparar los dos momentos. Antes teníamos una dictadura. ¿Qué significaba esto? Pues que la gente estaba esclavizada, no se podía viajar, todos debían ser miembros del partido. Ahora hay muchas formaciones políticas. Los mismos cristianos tienen ocho partidos políticos. Antes, la prensa era toda del Estado; ahora no es así, hay una gran variedad. Hay televisiones, diarios y páginas en Internet donde se puede criticar al Gobierno. ¿Quién podía criticar a Sadam Husein?

“A mí nadie me ha amenazado nunca,
pero tengo miedo por los otros. Cuando hay una explosión,
enseguida pienso en las personas
que pueden haber muerto o resultado heridas.
Soy un pastor. No pienso en mí mismo, yo he entregado mi vida”.

– ¿Cómo se construye la paz? ¿Cómo está realizando esta labor la Iglesia caldea?

– Hay que formar a la gente en una nueva cultura de libertad. La libertad no quiere decir caos o hacer lo que cada uno quiera. Hay que tener en cuenta al prójimo. Es una libertad responsable. Es posible construir la paz, pues el deseo de todos es vivir de forma libre, con dignidad y en sociedad. Pienso que será posible si el Gobierno, la prensa, las mezquitas y las iglesias forman a la gente para que entienda que la violencia no es una forma de lograr reformas. Solo el diálogo lo puede conseguir.

“Hemos sido olvidados”

– ¿Se sienten los cristianos de Oriente Medio olvidados por los otros católicos del mundo?

– En nuestra tierra impera una estructura tribal. Hay árabes, turcomanos y kurdos, y cada uno con sus propias milicias. Nosotros tenemos el sentimiento de haber sido olvidados y de estar aislados. Somos un objetivo fácil que puede ser atacado a cualquier hora. Con los otros grupos es más difícil, porque cuentan con el respaldo de su tribu, de su milicia y de su partido. La cercanía y la solidaridad de nuestros hermanos cristianos en Occidente puede ayudarnos para perseverar. Visitar a estos cristianos que sufren es un apoyo muy importante. Al igual que, cuando alguien, por ejemplo, es secuestrado por ser cristiano, es importante que se hagan manifestaciones. Nos ayuda toda defensa de los derechos humanos.

– ¿Tuvo alguna vez miedo por su vida?

– Nunca. A mí nadie me ha amenazado nunca, pero tengo miedo por los otros. Cuando hay una explosión, enseguida pienso en las personas que pueden haber muerto o resultado heridas. Soy un pastor. No pienso en mí mismo, yo he entregado mi vida.

– ¿Tampoco se preocupa ahora con su nueva responsabilidad, que lo hace más visible?

– Tal vez sea más peligroso, pero no tengo miedo. Yo nunca he llevado guardia. Voy con mis sacerdotes o solo. Yo mismo conduzco y voy de una ciudad a otra visitando las parroquias. Louis Raphael I Sako, patriarca de Babilonia de los Caldeos

– La atención pastoral a los caldeos de la diáspora supone un enorme desafío pastoral. ¿Cómo lo afrontan?

– Es una cuestión muy difícil. Estos emigrantes están repartidos por el mundo. ¡Cuántos sacerdotes harían falta para atenderles! El 5 de junio tenemos un sínodo en el que pensaremos cómo organizar a la diáspora, si crearemos una diócesis en Europa o qué otra solución buscaremos. Una opción es pedir a las Iglesias locales que formen a sacerdotes en la liturgia caldea y en nuestras costumbres para atender a los emigrantes. Me duele que todo este trabajo empobrezca a Irak, a la Iglesia madre. Los sacerdotes que conocen lenguas y han estudiado se van del país. ¿Qué es lo que queda? Antes de nada hay que reforzar la Iglesia madre, para que haya vocaciones y se pueda mantener. Con el tiempo, estos caldeos emigrados tendrán que integrarse en las Iglesias locales y en sus nuevas sociedades.

– En estos años de persecución y situación tan difícil, ¿han tenido más o menos vocaciones que en períodos más estables?

– Se han reducido, porque toda la Iglesia estaba yéndose. Lo mismo ocurría con los jóvenes. He sido rector del seminario desde 1997 hasta 2001. Entonces tenía 65 seminaristas mayores. Ahora hay alrededor de 20.

– ¿Cómo está afectando la guerra civil siria a la situación de los cristianos iraquíes?

– En Irak hay un grupo con el régimen de Damasco y otro que apoya a la oposición. También el país está dividido en esta cuestión que, por desgracia, tiene un impacto muy fuerte sobre nuestra situación.

En el nº 2.849 de Vida Nueva.

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