La Iglesia centroafricana pide el desarme de los rebeldes

Dieudonne Nzapalainga obispo de Bangui República Centroafricana

El arzobispo de Bangui, Dieudonne Nzapalainga

J. L. CELADA | El arzobispo de Bangui, Dieudonné Nzapalainga, y otros dos obispos de la República Centroafricana han enviado una carta a Michel Djotodia, presidente del país desde el golpe de Estado del 24 de marzo, pidiéndole que detenga las acciones de la Seleka y los abusos que comete.

Según el Servicio de Información Católica para África, Nzapalainga y los obispos de Bossangoa, Nestor Desire Nongo Aziagbia, y Alindao, Néstor Yapaupa Cyr, instan a Djotodia a iniciar un proceso de desarme de estos grupos rebeldes y reclaman la repatriación de los “bienes robados”, transferidos a Chad y Sudán, y una indemnización a la Iglesia católica por todos los inmuebles saqueados y los objetos destrozados.

Los prelados critican “la lógica de la guerra” que ha conducido a la situación actual y denuncian las diversas formas de violencia de la Seleka contra la población: tortura, reclutamiento de niños soldado, desplazados, saqueo de edificios públicos (hospitales, escuelas…), agresiones sexuales a mujeres y niñas, etc.

La misiva episcopal fue dada a conocer después de un ataque armado contra Ouango, en la frontera con la República Democrática del Congo, donde los rebeldes mataron a nueve personas, incendiaron 400 casas y saquearon y profanaron una iglesia católica.

La Comisión Justicia y Paz, por su parte, publicó el 5 de mayo un mensaje en el que muestra su preocupación por el rumbo “muy negativo” que está tomando el país tras la llegada al poder del líder rebelde. Desde entonces –según denuncia el texto, firmado por su presidente y obispo de Kaga-Bandoro, Albert Vanbuel–, la violencia y el pillaje contra la población civil y las comunidades cristianas se han multiplicado.

Y añade: “En el país se ha instaurado un clima malsano, favorecido por la ausencia de la Administración, y que atenta contra el orden constitucional y los derechos humanos”.

Justicia y Paz denuncia “una rebelión del extremismo religioso con malas intenciones, caracterizado por la profanación y destrucción programada de edificios religiosos, especialmente cristianos, en particular, iglesias católicas y protestantes”. Además, varios sacerdotes y monjas fueron atacados en los últimos meses.

Mientras, Justicia y Paz ha lanzado un llamamiento al diálogo nacional para sacar al país del abismo de la violencia y ha propuesto la creación de una Comisión para la Verdad y la Reconciliación.

En el nº 2.848 de Vida Nueva.

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