Cardenal Sistach: “Nuestra voz debe ser coherente”

cardenal Lluís Martínez Sistach chara en Observatorio Blanquerna sobre Iglesia y crisis

Cáritas Barcelona y la Fundació Joan Maragall ponen sobre la mesa el diagnóstico y las recetas de la Iglesia ante la crisis

cardenal Lluís Martínez Sistach chara en Observatorio Blanquerna sobre Iglesia y crisis

El cardenal Sistach durante su intervención

JORDI LLISTERRI. BARCELONA | Apuesta conjunta de la Fundació Joan Maragall, entidad diocesana de diálogo entre fe y cultura, y Cáritas Barcelona, la máxima expresión de la solidaridad diocesana, la Facultad de Comunicación Blanquerna acogió un simposio los pasados 7 y 8 de mayo sobre Las voces de la Iglesia en tiempos de crisis. Palabras episcopales, el diagnóstico de los economistas y la aportación de la Doctrina Social de la Iglesia se mezclaron entre las sesiones, en las que participaron más de 200 personas.

“En un momento de crisis, la voz de la Iglesia debe ser una voz coherente”. Esta fue la demanda del cardenal Lluís Martínez Sistach en la clausura. El arzobispo de Barcelona destacó que la Iglesia tiene autoridad para pronunciarse gracias al trabajo que realiza para dar soluciones a los colectivos que más sufren la crisis: “La voz de la Iglesia y de los cristianos no son solo palabras”.

Como es lógico, la Doctrina Social de la Iglesia marcó las aportaciones desde el ámbito eclesial. Una doctrina que, según el cardenal Sistach, tiene que ser un instrumento para que, “una vez superada la crisis, no volvamos a caer en lo mismo”. Compromiso, honestidad u honradez fueron algunos valores que propuso ante una crisis que también es una crisis de fe.

El exdirector del Fondo Monetario Internacional (FMI), Michel Camdessus, fue el ponente más duro con el modelo económico neoliberal vigente, que hace aparecer la reglas que regulan el mercado como “inútiles o nocivas”. En su opinión, la crisis llegó cuando “se mezclaron los errores técnicos con las faltas morales”.

Pero Camdessus también ve un “giro copernicano” en las políticas económicas internacionales y cree que “se debe resistir”, porque “no hay justicia sin reglas”. Por ejemplo, explicó que la evasión fiscal es mayor que la ayuda internacional que recibe África para su desarrollo.

Para aportar soluciones, el economista se refirió repetidamente a la Caritas in veritate: “Esto solo se resolverá si, como decía Benedicto XVI, se avanza hacia un gobierno mundial”. En este documento, ve aspectos “muy revolucionarios; solo hace falta ver la falta de entusiasmo con la que respondieron los gobiernos mundiales”.

En la misma sesión intervino el cardenal Renato Martino, expresidente del Pontificio Consejo Justicia y Paz. En una densa aportación, reivindicó el papel internacional de la Santa Sede en la promoción de la dignidad de la persona y del derecho a la vida. A la luz de la Pacem in terris, recordó que “la Declaración Universal de los Derechos Humanos proclama los derechos, no los otorga, porque nadie puede privar a otro de estos derechos”.

También insistió en la “estrecha relación entre la evangelización y la promoción de la dignidad de la persona” que proclamó Pablo VI.

La reflexión más amplia sobre la Doctrina Social de la Iglesia la presentó el obispo auxiliar de Barcelona, Sebastià Taltavull. “¿Como ha pasado esto en los países con más tradición cristiana?”, se preguntó. “La Doctrina Social de la Iglesia nos lleva a lo esencial, pero acudimos poco a ella. Muchos, cuando la leen y ven lo que pone, se asustan”, advirtió.

Soluciones para la vivienda

Las jornadas fueron presentadas por un representante de cada entidad organizadora. Josep M. Carbonell, presidente de la Fundació Joan Maragall, resaltó la necesidad de “la combinación entre el pensamiento y la acción para encontrar caminos de salida a la crisis”.

La enmarcó en “la crisis de un modelo neoliberal que, además, se ha exportado a los países emergentes, complicando aún más la situación”. Carme Trilla, responsable de la Acción Social de Cáritas de Barcelona, definió la entidad como “una antena de la realidad social”.

Trilla reclamó, especialmente, soluciones para el problema del acceso a la vivienda. En cinco años, la entidad ha triplicado los recursos dedicados a este derecho: “Ya no es suficiente ayudar a llegar a fin de mes”. Por eso insistió en las soluciones que propone Cáritas desde hace tiempo. Para empezar, destinar un 1% del FROB a “rescatar” directamente la deuda de las familias.

También pidió una nueva legislación para evitar el sobreendeudamiento, un parque social de alquiler alimentado con el stock de los bancos, retirar el proyecto de ley de arrendamientos urbanos que conllevará la total precariedad a los inquilinos, y la moratoria total de los desahucios.

En el nº 2.848 de Vida Nueva.

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