Unas 800 superioras generales participan en Roma en la Asamblea Plenaria de la UISG
DARÍO MENOR. ROMA | Durante cinco días, la Vida Religiosa (VR) femenina se ha mirado al espejo, analizando su situación actual, sus retos de futuro y, en particular, la mejor forma de ejercer la autoridad.
Este útil ejercicio de introspección tuvo lugar en la Asamblea Plenaria que celebró, del 3 al 7 de mayo, la Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), reuniendo a 800 de sus miembros en Roma para debatir sobre el lema No será así entre vosotras (Mt 20, 26). El servicio de la autoridad según el Evangelio. La cita culminó el miércoles 8 con la audiencia que el papa Francisco mantuvo en el Aula Pablo VI con las religiosas, provenientes de 75 países diferentes.
Impresionaba ver la gigantesca sala del hotel de Roma donde se reunieron las superioras generales. Sentadas en torno a mesas redondas, eran una manifestación viva de la universalidad y riqueza de la Iglesia católica. Africanas, europeas, asiáticas, hispanoamericanas, con hábito de distintos colores y formas o sin él… conformaban una asamblea variopinta, que representa a esa punta de lanza de la comunidad cristiana que son las más de 700.000 religiosas repartidas por el mundo.
El “sínodo de las consagradas” tuvo uno de sus momentos importantes en la Eucaristía que presidió el cardenal João Braz de Aviz, prefecto de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica (CIVCSVA).
“Don João” o “nuestro cardenal”, como le llaman con cariño las consagradas, dejó varios mensajes de peso en su homilía, en la conversación posterior con las participantes en la Asamblea y en su encuentro con la prensa.
En la misa, Braz de Aviz contó cómo había sido la elección del nuevo secretario de la CIVCSVA, el franciscano español José Rodríguez Carballo. El nombramiento de Carballo, quien presidió la Eucaristía conclusiva de la Plenaria, ha sido muy aplaudido por la Vida Religiosa.
“El Santo Padre nos ha dado un secretario a medida”, comentó el cardenal brasileño. “Él me preguntó que quién quería para ser secretario. Me pidió que le diera tres nombres y se los di. Entonces me preguntó que quién quería yo. Le dije: ‘Este de aquí, Carballo’. Y él me dijo que estaba bien, que sería Carballo. Es un modo muy sencillo de hacer las cosas. Con confianza”.
Braz de Aviz se refirió a uno de los grandes problemas que tienen abiertos las consagradas con la Santa Sede: la intervención vaticana en la Leadership Conference of Women Religious (LCWR), organismo que representa al 80% de las 57.000 religiosas de los Estados Unidos. Tras acusar a los miembros de esta institución de alejarse de la doctrina, Roma nombró a tres obispos para que revisen sus estatutos y lleven a cabo las reformas internas que consideren necesarias.
‘Don João’ deseó que se realice “un diálogo que no se ha hecho antes”, y explicó que la raíz del problema no estriba en que “nosotros tengamos la razón y ellas no”. “Las posiciones son muy diversas. Hay un programa que debe ser cumplido. Pero no hay que excluir”, comentó.
Sorprendentemente, el prefecto desveló que su dicasterio no fue informado de la investigación a la LCWR que realizó la Congregación para la Doctrina de la Fe ni de la consecuente intervención en la misma hasta que todo estaba decidido. “Los cardenales no deberían no fiarse los unos de los otros”, aseguró en referencia al comportamiento del entonces prefecto de Doctrina de la Fe, el estadounidense William Levada. Todo este episodio –confesó Braz de Aviz– le provocó “mucho dolor”.
Días después, el Vaticano salía al paso de “los recientes comentarios de los medios de comunicación” sobre estas declaraciones, que “han hecho pensar en una divergencia” entre Doctrina de la Fe y la CIVCSVA. Y en un comunicado aclaraba que “esta interpretación de las palabras del cardenal no está justificada”. “Los prefectos de ambas congregaciones –prosigue el texto– trabajan en estrecha colaboración, en función de sus responsabilidades específicas, y han colaborado en todo el proceso de la evaluación doctrinal de la LCWR”.
Un rostro nuevo
“Más que las palabras del cardenal, que fueron alentadoras, destacaría su actitud de apertura, cercanía y valoración de la VR, que da mucha esperanza de que el diálogo sea cada vez más cercano. Debemos ir haciendo camino para lograr un rostro nuevo de Iglesia”, aseguró la mexicana Mercedes Casas, presidenta de la Confederación Latinoamericana y Caribeña de Religiosos y Religiosas (CLAR).
“Han ido muy bien hilados todos los temas. Nos confrontan en nuestra manera de ejercer el servicio de la autoridad. Nos mueve un anhelo de vivir nuestro servicio para hacer crecer a nuestras hermanas y generar así nueva vida en nuestros apostolados”, comentó Casas.
Antonia García, superiora de las Hijas del Patrocinio de María, destacó, por su parte, el “estupendo ambiente” del encuentro y la “extraordinaria aportación” de las ponencias, dedicadas a la autoridad a la luz del Vaticano II, a las enseñanzas que sobre el tema ofrece la Biblia y al compañerismo, entre otros aspectos.
Para Bárbara Pascual, superiora de las Hermanas de la Caridad de San Vicente de Paúl, la formación que se recibe en estos encuentros es “muy útil para vivir al día nuestra consagración. Las ponencias ofrecen grandes luces para continuar con nuestro servicio”.
Algunas superioras, como Haydeé Francisco, de las Hermanas de la Caridad del Sagrado Corazón de Jesús, era la primera vez que acudían a la Plenaria. “Aquí se palpa el Espíritu, se nota que aletea entre nosotras”, comentaba emocionada.
A su lado, María Mercedes Díaz, superiora de las Hijas de la Virgen para la Formación Cristiana, subrayaba los lazos que se crean en la Asamblea y exponía su idea de la autoridad: “Servir, estar a la altura, sobre todo de los más pequeños y necesitados, y tener mucha humildad y paciencia”.
La japonesa Filo Hirota, coordinadora de las Mercedarias Misioneras de Berriz, consideró la Plenaria “un espacio muy importante para conectar entre nosotras” y para “buscar otra manera de vivir la Vida Consagrada”.
Tras la Asamblea, estaba previsto el encuentro de delegadas de la UISG, en el que debía elegirse su nuevo consejo ejecutivo. La presidenta, la estadounidense Mary Lou Wirtz, optaba a la reelección.
En el nº 2.847 de Vida Nueva.
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