Los obispos de Filipinas, contra la degradación medioambiental

J. L. CELADA | Los obispos de las cuatro diócesis de la isla de Mindanao (Kidapawan, Marbel, Digos y Cotabato), en el sur de Filipinas, han denunciado “la devastadora degradación medioambiental” de su país, debida en gran parte a la mano del hombre, que causa “cambios climáticos extremos” como sequías, inundaciones y tifones. Este “factor humano” incluiría la caza furtiva, la minería a gran escala, la mala gestión de residuos, la continua erosión del suelo, la contaminación o el consumo irresponsable de las fuentes de energía.

En un llamamiento conjunto, recogen algunos de los “imperativos morales y políticos” que exige esa defensa y salvaguarda de la Creación que Dios nos ha confiado. Es el caso del uso de la biotecnología o la aplicación de la tecnología para explotar los recursos naturales, situaciones en las que “siempre debemos proteger los derechos humanos, la salud y el bien común”.

En base a estos principios, la Iglesia trata de iluminar “algunos temas difíciles”, advirtiendo que si la extracción minera o la agro-industria no protegen el medio ambiente, la salud y los derechos humanos, son, objetivamente, “pecados sociales”.

Capítulo aparte merecen las minas que amenazan las tierras de la isla, “dominio ancestral” de las tribus locales, así como la modificación de las cuencas hidrográficas y otras áreas protegidas en Mindanao.

Los pastores invitan a los representantes del Gobierno, políticos y administradores a “revisar todas las leyes que no estén de acuerdo con los principios morales y sociales” y que no respetan el medio ambiente. Ellos, por su parte, como “comunidad de creyentes”, se comprometen a “seguir promoviendo el cuidado y la integridad de la Creación”.

En el nº 2.846 de Vida Nueva.

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