Henri Brincard: “Entre los peregrinos del Camino están los santos del mañana”

Henri Brincard, obispo de Le Puy-en-Velay Francia en el Congreso sobre el Camino de Santiago

Obispo de Le Puy-en-Velay (Francia)

Henri Brincard, obispo de Le Puy-en-Velay Francia

JOSÉ R. AMOR. SANTIAGO DE COMPOSTELA. Fotos: MIGUEL CASTAÑO | Santiago de Compostela celebró hace unos días (el 22, 23 y 24 de abril) el I Congreso Internacional de Acogida Cristiana y Nueva Evangelización, una iniciativa del Cabildo y de los delegados de Peregrinaciones del Camino dentro de las actividades propuestas con ocasión del Año de la fe. Fueron casi un centenar los asistentes, procedentes de España, Italia, Japón, Brasil, Portugal, Francia y Alemania.

En la inauguración, el arzobispo de Santiago, Julián Barrio, aseguró que “el hombre ha de vivir con la conciencia de ser peregrino, de lo contrario se instalará en el estrecho margen de sus propias aspiraciones limitadas”.

El prelado indicó también que “si luchamos por la verdad, por la justicia, por la felicidad, si no hay nada que logre apagar por completo nuestras aspiraciones, si la muerte se nos presenta como un límite que nos gustaría superar, es porque creemos en un sentido absoluto, en un futuro absoluto, en una bondad primordial”.

En su alocución, marcada por un tono positivo y optimista, Barrio, recordando a san Agustín, afirmó que tenemos que ser “camino nuevo, caminante nuevo, canción nueva” y que “hemos de traducir el contenido de la fe de suerte que no sea alterado y al mismo tiempo alcance al hombre de hoy en su específica situación histórica, con sus condiciones de comprensión, con su visión del mundo, y pueda ser aceptada con total libertad, honradez y convicción”.

En la presentación del Congreso, el deán de la catedral compostelana, Segundo Pérez, tuvo palabras de reconocimiento y agradecimiento a Jenaro Cebrián, fallecido el pasado 1 de enero, delegado diocesano de Peregrinaciones e impulsor de estas jornadas. Por la palestra pasaron, entre otros, Carlos Osoro, arzobispo de Valencia; Jesús Sanz, arzobispo de Oviedo; y Sebastiá Taltavull,obispo auxiliar de Barcelona. El obispo de León, Julián López, no pudo viajar hasta Santiago de Compostela, pero envió el texto de su ponencia.

Henri Brincard, obispo de Le Puy-en-Velay Francia en el Congreso sobre la acogida en el Camino de Santiago

El obispo, durante el Congreso

Y también participó el obispo de Le Puy-en-Velay (Francia), Henri Brincard, que atendió amablemente a Vida Nueva.

– ¿Qué importancia reviste el Camino de Santiago en la pastoral de Francia?

– Hay 50 obispos en Francia por cuyas diócesis transita alguno de los caminos que vienen a Compostela. Este dato por sí solo pone de manifiesto que es un asunto muy importante para nosotros. Estamos convencidos de que entre los peregrinos del Camino están los santos de mañana, los santos que la Iglesia necesita para caminar con un paso más vivo. Los caminos son itinerarios de encuentro, de búsqueda de sentido. La acogida a los peregrinos en las diferentes etapas del Camino es muy importante en esta hora de nueva evangelización. A través de la acogida, hay un encuentro y una escucha con la persona, hay una respuesta a través del servicio. Las personas se sienten tocadas cuando se les ofrece amor y servicio.

– ¿Qué habría que mejorar en la actual atención al peregrino?

– Desarrollar esa acogida y encontrar un Camino adaptado al Evangelio. En la actualidad, hay una espera grande de este anuncio, hay sed de Dios. Tenemos que encontrar el camino de los corazones. Y el primer anuncio es el de la caridad fraterna; antes que abrir la boca hay que abrir el corazón. Partiendo de la Palabra de Dios, que es Amor y actúa poderosamente para transformar los corazones, los cristianos debemos mostrar a través de nuestras vidas que somos los primeros en tener sed de Cristo, de su amor… Cuanta más sed sientan los cristianos, mejor anunciarán a Jesús. No se trata de pensar mucho, se trata de amar mucho, decía santa Teresa de Ávila.

– ¿Qué nos puede decir sobre la crisis que azota a Europa?

– En Francia, el gran signo de la esperanza es la juventud, que nos llama a renovarnos por la sed de espiritualidad. Hace unos años, en una gran cadena de televisión, se hablaba de la crisis espiritual y de que las iglesias estaban vacías… Dije entonces con cierta ironía: los buenos navegantes saben cómo utilizar las olas, tanto en su punto alto como en el bajo.No me gustan los discursos teñidos por un pesimismo de mala calidad. Hay que aprender de las dificultades para renovarse, apoyándose antes en Cristo que en nosotros, practicando la caridad fraterna, que es un auténtico bulldozer. Europa no puede construirse únicamente sobre los intereses inmediatos de cada nación. El principal obstáculo es la mediocridad.

En el nº 2.845 de Vida Nueva.

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