Portugal se enfrenta a un invierno demográfico

Pedro Passos Coelho, primer ministro de Portugal

La Asamblea Plenaria de los obispos denuncia la falta de apoyo del Estado a la natalidad

Pedro Passos Coelho, primer ministro de Portugal

Pedro Passos Coelho, primer ministro de Portugal

ANTÓNIO MARUJO. LISBOA | Los obispos portugueses han hecho una seria advertencia contra el invierno demográfico y la falta de apoyo del Estado a la natalidad. En la nota pastoral La fuerza de la familia en tiempos de crisis, la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) aboga por la adopción de “medidas fiscales para promover el empleo juvenil o para facilitar la conciliación de la vida laboral y familiar”.

Publicada el 11 de abril, al término de la Asamblea Plenaria de la CEP, la nota aborda diversos aspectos del tema de la familia, recordando los principios tradicionales de la doctrina católica: afirmación de la familia como “un bien público, un bien social” y como “la principal fuente de capital humano, social y espiritual de la sociedad”; así como el rechazo del aborto, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el divorcio.

Sobre los casos de ruptura y separación, el documento se limita a decir que “la Iglesia acoge y sigue con preocupación” a las personas que viven esta situación, puesto que la afirmación de la indisolubilidad del matrimonio “no puede significar indiferencia o insensibilidad hacia el sufrimiento de los que experimentaron una ruptura matrimonial, independiente de cualquier juicio de culpabilidad”.

El texto subraya la cuestión de la demografía, más aún cuando, a pesar de la gravedad del problema, en gran medida es un tema ausente del debate público. Portugal tiene la segunda tasa de fecundidad más baja del mundo, junto con Austria y Malta (1,3 hijos por mujer), justo por encima de la de Bosnia (1,1). Esta profunda crisis demográfica es considerada por muchos como “el más grave de los problemas sociales de las sociedades europeas, con vistas a su futuro más o menos próximo”, recuerda.

El comunicado sostiene que la actual crisis financiera y económica “refleja la crisis demográfica”. Y añade: “En una sociedad que envejece, los gastos públicos con el aumento de las pensiones, la salud, etc., serán cada vez más grandes, y los ingresos cada vez menos. Por lo tanto, la financiación del Estado será cada vez más problemática”.

Los obispos señalan que, a pesar de la crisis, “ha sido la solidaridad familiar, que se traduce en la solidaridad entre las generaciones, en muchos casos, el primer soporte de los que tienen que luchar contra el desempleo o una caída repentina de los ingresos, con la consiguiente incapacidad para hacer frente a los compromisos que tienen por objeto satisfacer las necesidades familiares esenciales, como la vivienda”.

“Pero ese apoyo no es suficiente”, dice el texto, que cita a Benedicto XVI en su mensaje para la Jornada Mundial de la Paz 2013: “En la raíz de la crisis que estamos viviendo está el fracaso de un modelo económico basado en la maximización de los beneficios y del consumo”. Al contrario, dicen los obispos, “el desarrollo económico soportable, auténticamente humano, necesita del principio de gratuidad como expresión de fraternidad y de la lógica del don”.

La grave situación de Portugal en materia económica ha propiciado un llamamiento de los obispos para que se cree un “consenso básico” en la sociedad. Dirigido “a nuestros líderes y a todas las esferas políticas y sociales”, claman por que tengan en cuenta “las circunstancias particulares de la crisis que estamos viviendo, ya sea por la gran dependencia externa, ya sea por el profundo cambio político y económico en el mundo en general”.

En la rueda de prensa posterior, el presidente de la CEP y patriarca de Lisboa, José Policarpo, dijo que los momentos que vive el país son “absolutamente excepcionales”. Y que, por tanto, “todos los actores deben ser capaces de anteponer el interés de Portugal a todo lo demás”. Se trata del principio de la defensa del bien común, que la Iglesia tiene como fundamental.

En la declaración, los obispos también expresan su “cercanía con aquellos que encuentran más dificultades para vivir con dignidad”. Finalmente, el texto evoca el 50º aniversario de la publicación de la encíclica Pacem in Terris (11 de abril de 1963), de Juan XXIII, como un “gesto profético” que ahora debe “apelar a la urgencia de la paz en los conflictos y las guerras en varios países del mundo y recordar la importancia del conocimiento y la práctica de la Doctrina Social de la Iglesia”.

En el nº 2.844 de Vida Nueva.

Compartir