Francisco marca el paso a la Curia romana

papa Francisco saluda al cardenal Tarcisio Bertone

grupo de cardenales rezando en basílica de San Pedro

Francisco marca el paso a la Curia romana [extracto]

DARÍO MENOR | La banca vaticana, el nombramiento del próximo secretario de Estado, la relación con los episcopados locales, la colegialidad entre los distintos dicasterios… Son estos los puntos principales de la reforma organizativa de la Santa Sede que se espera con el nuevo Papa.

El 14 de marzo, un día después de que Jorge Mario Bergoglio fuera elegido papa, Giannelli, probablemente el mejor humorista gráfico de la prensa italiana, dibujaba en la portada del Corriere della Sera a Francisco en el balcón central de la Basílica de San Pedro acompañado por tres purpurados. “Mis hermanos cardenales me han dado una sorpresa. Pero no es nada en comparación a las sorpresas que yo les voy a dar a ellos”, le hacía decir el dibujante al Papa.

En el mes que ha transcurrido desde entonces, el nuevo obispo de Roma ha tenido tiempo para presentarse al mundo, presidir las celebraciones de la Semana Santa y dar a conocer su idea de Iglesia. El primer pontífice latinoamericano quiere que sea “pobre y para los pobres”, pide a los presbíteros que se vuelquen en el servicio y no busquen el poder y recuerda a los obispos que están llamados a ser pastores con “olor a oveja”. También ha dado numerosas muestras de que desea estar en medio de la gente y de que no le gustan los lujos ni vivir de espaldas a la realidad.

Pasadas estas primeras semanas de pontificado, en las que sus gestos y palabras tanto han gustado a la mayoría de los católicos –también a los alejados–, llega el momento de las decisiones, muchas de las cuales serán sorprendentes, como vaticinan quienes conocieron a Bergoglio durante su etapa de arzobispo de Buenos Aires.

La primera gran sorpresa ha sido la creación de un grupo de ocho cardenales provenientes de los cinco continentes para que sean sus consejeros y le echen una mano en la reforma de la Curia romana. Este nuevo gabinete es la primera piedra sobre la que Francisco remodelará la estructura de poder de la Santa Sede.papa Francisco saluda personalmente a varios cardenales

Se avecinan cambios que favorezcan la colegialidad entre los dicasterios, los hagan más capaces de afrontar los problemas del mundo de hoy y redefinan la relación entre Roma y los episcopados locales, favoreciendo una mayor descentralización. Aunque será el Papa quien comande la reestructuración, lo hará siguiendo las peticiones que hicieron los cardenales durante las diez congregaciones generales, las reuniones previas al cónclave.

La idea del grupo de asesores partió del cardenal Godfried Danneels, arzobispo emérito de Malinas-Bruselas, quien invitó a que se creara “una suerte de ‘consejo de la Corona’ compuesto por prelados de todos los continentes y con los que el Papa pudiera hablar “de todo”. Danneels deseaba que el sucesor de Benedicto XVI “tomara las riendas de la Curia” y que no sea esta quien controle el poder. Pidió además más autonomía para los episcopados para que surgiera una “cultura de debate” hoy “casi ausente”.

La primera decisión de Francisco que hará realidad este deseo de descentralización quizás llegue en mayo, cuando se celebra la Plenaria de los obispos italianos. El Papa podría anunciar entonces que renuncia a la prerrogativa de nombrar al presidente y al secretario de la Conferencia Episcopal Italiana, un derecho que no tiene en el resto de países.

El jesuita estadounidense Claudio M. Burgaleta, profesor de Teología en la Universidad Fordham de Nueva York, impulsada por la Compañía de Jesús, sostiene que hay que brindar “más autonomía a las conferencias episcopales para decisiones que se toman mejor al nivel regional, como la traducción de textos litúrgicos”.

Se avecinan cambios que favorezcan
la colegialidad entre los dicasterios,
los hagan más capaces de afrontar
los problemas del mundo de hoy y redefinan
la relación entre Roma y los episcopados locales.

Pero también es necesario que haya un “papado centralizado”, como se ha visto en la cuestión de los abusos sexuales a menores cometidos por eclesiásticos: no se ha logrado atajar el problema hasta que Roma ha promovido normas firmes en todos los episcopados para favorecer la seguridad de los menores.

Burgaleta pide una reforma de la Curia romana para que deje de funcionar como “una corte medieval donde hay poca pastoral de conjunto y se tarda mucho en actualizar programas y tomar decisiones”. Las reformas impulsadas por Pablo VI y por Juan Pablo II, en su opinión, no han conseguido que este organismo supere algunos de sus grandes problemas, como la falta de colegialidad.

Pone, además, el dedo en la llaga al hablar de cómo son en ocasiones tratados los pastores por parte de los funcionarios de la Santa Sede: “Hace falta una Curia que no vea a los obispos residenciales como si fueran monaguillos que tienen que implementar las decisiones romanas”.

Y considera que será clave para sacar adelante la reforma quién será elegido como secretario de Estado, el ‘número dos’ de la jerarquía vaticana, en sustitución del cardenal italiano Tarcisio Bertone.

papa Francisco saluda al cardenal Tarcisio Bertone

El Papa y el cardenal Bertone

La sustitución de Bertone

A sus 78 años, Bertone hace tres que presentó su renuncia por edad a Benedicto XVI, quien decidió que permaneciese a su lado. Se espera ahora que Francisco le mantenga un período prudencial en el cargo antes de sustituirle. Por Roma circulan ya quinielas con nombres de su sucesor, pero la experiencia del cónclave invita a la prudencia a la hora de repetirlos y a estar preparado para las sorpresas. En cualquier caso, los observadores más veteranos esperan que se trate de un italiano que provenga de la carrera diplomática.

Sea quien sea el elegido, es evidente que contará con la total confianza de Francisco. Así ha ocurrido con su primer nombramiento, el del español José Rodríguez Carballo, ministro general de la Orden de los Frailes Menores y presidente de la Unión de Superiores Generales, designado nuevo secretario de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica.

Alicia Barrios, periodista argentina del Canal 21, controlado por la Archidiócesis de Buenos Aires, y amiga de Bergoglio, cuenta cuáles son las características que este busca en sus colaboradores. “Hay quienes solo valoran la lealtad y no les importa rodearse de mediocres. Eso nunca pasará con Francisco; jamás tendría a un mediocre a su lado. Por supuesto que estima la lealtad, pero también el talento, la humildad, la confidencialidad y la austeridad”, cuenta.

Francisco, añade, cuando elige a sus colaboradores, también nombra a “interlocutores válidos”. “Él es intelectualmente muy elevado y tiene mucha formación. Le gusta rodearse de personas capaces”, dice la reportera, quien acompañó a Bergoglio en muchas de sus visitas a las villas miseria de Buenos Aires.

Francisco es consciente de que
le estará haciendo un regalo envenenado
a quien elija como secretario de Estado.
No tiene más que recordar
las críticas que ha recibido Bertone.

Francisco es consciente de que le estará haciendo un regalo envenenado a quien elija como secretario de Estado. No tiene más que recordar las críticas que ha recibido Bertone. Aunque una parte ha podido ser por errores propios, otras le caían por su función de escudo del obispo de Roma, asumiendo los posibles fallos cometidos por toda la maquinaria vaticana.

El caso Vatileaks ha puesto al descubierto el malestar de una parte de la Curia con Bertone, a quien algunos acusan de incapacidad en el gobierno y de rodearse de personas fieles de su entorno sin tener en cuenta su valía.

“Para ver el desastre que ha sido no hay más que echar un vistazo a los que le rodean. Son todos unos mediocres”, apunta una fuente vaticana que prefiere el anonimato. Otra persona que trabaja a la sombra de la cúpula de San Pedro, y que tampoco quiere ver su nombre publicado, apunta que Bertone ha favorecido sobremanera el nombramiento de salesianos, la congregación a la que pertenece. “Ha habido casos en los que Benedicto XVI le tenía que decir que no quería más italianos ni más salesianos, porque Bertone solo le proponía personas con este perfil”, dice esta segunda fuente. papa Francisco reunido con cardenales

El malestar de una parte de los cardenles con el funcionamiento de la Curia, personalizada en la figura del secretario de Estado, salió a relucir en las reuniones previas al cónclave. Ha habido quien ha interpretado el nombramiento por parte de Francisco del grupo de los ocho purpurados consejeros como un intento de redimensionar el poder de la Secretaría de Estado.

El Papa, tras leer el informe secreto sobre el caso Vatileaks que le dejó en legado Benedicto XVI, podría estar pensando en devolver este “súper dicasterio” a la dimensión que tenía antes de que Pablo VI le concediese todo el poder que tiene ahora.

El religioso dehoniano italiano Lorenzo Prezzi, director de la revista mensual Testimoni, considera que Francisco no va a darle la vuelta a la Curia romana: “No creo que cambien grandes cosas de la función que tiene ahora, aunque probablemente estará mejor calibrada en sus actividades internas y se redistribuyan los temas entre los distintos dicasterios”. Los cambios vendrán para que funcione con “más agilidad al sacar adelante sus competencias”, así como para lograr una “colegialidad real”, de cuya falta tanto se han quejado algunos cardenales, como el alemán Walter Kasper, prefecto emérito del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos.

Para el profesor Burgaleta, lo primero que hay que hacer con la Curia romana es “rescatarla de los italianos y convertirla en un instrumento que refleje la catolicidad de la Iglesia”. Luego hay que luchar contra ese problema tantas veces denunciado por Benedicto XVI, el carrerismo.

Para acabar con él es necesario poner fin a la expectativa de que “si estudias y trabajas en Roma, te llegará un Obispado”. La tercera receta de este jesuita para reformar la Curia viene con el aumento de la presencia de los laicos y, sobre todo, de las laicas. Para atraer a buenos trabajadores, habría que ofrecer sueldos no tan reducidos como los actuales, propone. “Esto es difícil porque requeriría un presupuesto mayor, a la vez que se está tratando de mandar el mensaje de una Iglesia humilde”. Muchos católicos, tanto en Roma como fuera de ella, no acaban de explicarse que deban ser obispos los presidentes y secretarios de los dicasterios.

El “gesto simbólico y real” más fuerte
para demostrar la opción por los pobres del Papa
vendría con el cierre del banco vaticano;
con los escándalos del IOR,
toda la Iglesia se juega su credibilidad.

Una tercera fuente vaticana que prefiere también el anonimato dice que así “se pierde el sentido del obispo, que debe ser pastor de un pueblo”. “Con esta obligatoriedad se desvirtúa la naturaleza del episcopado, a la vez que se impide que las mujeres accedan a estos cargos, muchos de los cuales podrían desempeñarlos de maravilla. Es difícil de entender que el ‘número dos’ del dicasterio de la Familia o de los Laicos no sea una mujer”, dice esta fuente.

Las palabras de Francisco en la misa del Jueves Santo, cuando pidió a los presbíteros que sean “pastores con olor a oveja”, invitan a pensar que tampoco él es favorable a que los gestores sean obispos.

¿Cerrar el IOR?

Otra de las declaraciones del Papa anunciando cambios vino en su encuentro con los periodistas tres días después de su elección. “¡Cómo querría una Iglesia pobre y para los pobres!”, dijo entonces. Sus palabras provocan una pregunta inmediata: ¿cómo llevar la pobreza a Roma?

Prezzi afirma que esta aspiración no viene solo por un deseo del Pontífice; también responde “a las actuales condiciones de la Iglesia, que se mueve en la mayoría de los casos en contextos no particularmente ricos o favorecidos”. La reforma, en aras de una mayor humildad y sencillez en la Curia, vendrá con el proceso de discernimiento que desarrolla Francisco en esta primera fase de su pontificado. “El Papa se interrogará servicio a servicio, papel por papel, sobre lo que es necesario y sobre lo que no lo es”, dice el director de Testimoni.

Por su parte, Alicia Barrios advierte que hay que estar preparado para las sorpresas en este sentido, pues Bergoglio tiene “un compromiso público asumido con los pobres”. “Es el padre de los más desfavorecidos y lo va a seguir siendo como Papa. No creo que nadie le vaya a decir que no se vuelque con ellos. Es un hombre que tiene liderazgo, que manda”, cuenta la periodista del Canal 21.

Sus años al lado de Bergoglio le han llevado a la conclusión de que “el trabajo que más le gusta hacer” es el de ser sacerdote. “Era un cardenal que trabajaba de cura y va a ser un papa que no va a dejar de trabajar como cura. Él no se cansa cansa de la pastoral”, dice. De hecho, en el libro El Jesuita. Conversaciones con el cardenal Jorge Bergoglio (Vergara), cuando los periodistas Sergio Rubin y Francesca Ambrogetti le preguntaban que cómo se presentaría ante un grupo de desconocidos, respondía: “Soy Jorge Bergoglio, cura. Es que me gusta ser cura”.

Para Burgaleta, el “gesto simbólico y real” más fuerte para demostrar la opción por los pobres de Francisco vendría con el cierre del Instituto para las Obras de Religión (IOR), la banca vaticana, el organismo que, pese a contar solo con 71 años de historia, ha protagonizado tantos problemas en las últimas cuatro décadas que parece acompañar a la Iglesia desde tiempos inmemoriales.cardenal en las congregaciones generales previas al cónclave 2013

Muchos cardenales se han expresado en esta misma línea: con los escándalos del IOR, toda la Iglesia se juega su credibilidad. La apuesta por la sencillez, la humildad y los más desfavorecidos parece fulminada cada vez que la banca vaticana es noticia por su falta de transparencia. Una cuarta fuente vaticana anónima reconoce que el Papa puede hacer lo que quiera con el IOR: cerrarlo, refundarlo, reformarlo o dejarlo como está.

Hay un precedente que ayuda a hacerse una idea de lo que puede estar pensando al respecto: en 1998, cuando comenzó la crisis económica en Argentina, Bergoglio depositó los fondos de la archidiócesis porteña en bancos que cumplían con los estándares de transparencia internacional, poniendo fin a participaciones financieras poco claras. “Realizó una administración impecable en Buenos Aires. Cambió la Iglesia en todos los sentidos. Le dedicó mucho dinero a las villas, a las zonas más desfavorecidas. También hizo una obra extraordinaria con los drogadictos. Bergoglio es un administrador excepcional, con muchas capacidades y experiencia. Acá no tuvo un solo escándalo financiero en todos estos años”, cuenta Barrios.

La última fuente vaticana citada destaca que la Santa Sede y la propia Iglesia necesitan una institución financiera propia. De hecho, una buena parte de los 7.000 millones de dólares que mueve el IOR no pertenece al Vaticano, sino a las congregaciones religiosas y a las diócesis. “Si se convierte en una fuente de problemas para la Iglesia, hay que ponerle fin. Se puede responder a esta necesidad de otra manera, de acuerdo a cómo funciona el mundo financiero hoy. El IOR es un organismo pequeño y tiene muchas lagunas en su funcionamiento”.

Esta misma fuente propone el cierre de la banca vaticana y el nacimiento de una nueva realidad que asuma sus competencias. “Debe convertirse en un banco que cumpla con los estándares internacionales. No sería un instituto bancario convencional en donde poder abrir una cuenta. Sería un instrumento para servir a la Iglesia y no para causarle más problemas. Aquí estamos todos para ayudar al Papa a su misión principal, que es evangelizar”.

En el nº 2.844 de Vida Nueva.

 

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