Bergoglio llena los confesionarios

familia padres y madres con niños

“Dice prácticamente lo mismo que Benedicto XVI; es por la fuerza de los gestos”

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DARÍO MENOR | Lo confirman sacerdotes en numerosos países: la elección de Francisco ha provocado que un gran número de personas que hacía años, o incluso décadas, que no pisaban una iglesia vuelvan a las parroquias, se confiesen y deseen retomar su religiosidad. Los gestos, las palabras y la concepción de comunidad cristiana del papa Bergoglio han tenido un poderoso efecto evangelizador. Son bien conscientes de ello en la Santa Sede, donde se conoce esta reacción popular como el “efecto Francisco”.

“Hemos notado que muchas personas vuelven a la Iglesia y se interesan de nuevo por la fe. Lo curioso es que Francisco dice prácticamente las mismas cosas que decía Benedicto XVI. Nos lo explicamos sobre todo por la fuerza de los gestos, empezando por su primera aparición como obispo de Roma en el balcón central de la Basílica de San Pedro, cuando se inclinó pidiendo la oración de los fieles”, cuenta una fuente vaticana que prefiere mantenerse en el anonimato.

“Es una situación ‘gatopardiana’: todo parece que ha cambiado, pero todo sigue casi igual. En las cuestiones de fondo no habrá movimientos, aunque sí habrá novedades en los gestos, las formas e incluso también tal vez en la liturgia”.

Hablan del “efecto Francisco” sacerdotes italianos, de otras naciones europeas y, por supuesto, también argentinos. En el país del Papa se han multiplicado los niños bautizados con el nombre elegido por Bergoglio para su pontificado.

Aunque la impresión general es que este despertar de la fe es general, no resulta fácil de contabilizar. Ha hecho un intento el Centro de Estudios sobre las Nuevas Religiones (Cesnur), el instituto de investigaciones religiosas dirigido por el sociólogo italiano Massimo Introvigne. De los 200 sacerdotes y religiosos que ha entrevistado, el 53% sostiene que ha percibido un aumento de aquellos que se acercan a la Iglesia o que se confiesan. Estas personas citaban los llamamientos de Francisco como el motivo que les había llevado a volver a la práctica religiosa.

El 64,2% de los eclesiásticos sostiene que el “efecto Francisco” se ha visto de forma particular en las confesiones. El Cesnur ha hecho la misma investigación preguntando a 500 laicos católicos. El 25% aseguraba haber percibido un aumento de las personas que se acercaban a sus comunidades o que pedían confesarse.

Sostiene Introvigne que los datos son “muy significativos”. “Un efecto percibido por más de la mitad de la muestra es que es un fenómeno no solo existente, sino de gran relevancia. Si traducimos los datos en términos numéricos, hablaríamos de centenares de miles de personas que se vuelven a acercar a la Iglesia respondiendo a las invitaciones de Francisco”, afirma.

El efecto no se debe solo a Francisco, pues también Benedicto XVI, con su sorprendente renuncia, logró conmover a millones de personas y hacer que se replantearan su fe. “Habrá que ver cómo se desarrolla con el paso del tiempo, pero podemos afirmar ya que no se trata de impresiones o de anécdotas, sino de números reales”, asegura Introvigne.

Aunque con un objetivo algo diferente, otro estudio corrobora la gran aceptación popular que está teniendo Francisco. La investigación, realizada por el Pew Forum, muestra que el 84% de los católicos estadounidenses tiene una visión favorable del nuevo Papa. De ellos, un 43% dice tener una opinión muy positiva de él. Solo un 5% lo ve con malos ojos. Entre la población adulta (incluyendo a los católicos), el índice de aprobación es del 57%.

Las cifras contrastan con las de Benedicto XVI al principio de su pontificado. En julio de 2005, tres meses después de su llegada al solio pontificio, un 67% de los católicos manifestaba una opinión positiva hacia él. Pesaban negativamente las informaciones que le presentaban entonces como el inflexible “pastor alemán”.

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“No es un Martín Lutero o un Calvino”

“Cuando las expectativas son tan altas, es inevitable que alguien se lleve luego una desilusión”. Las fuentes vaticanas consultadas se esfuerzan en enfriar la emoción de parte de los fieles y de la prensa tras la elección de Francisco como papa.

“Quien se espere cambios doctrinales, se equivoca”, opina una de estas fuentes. Pone como ejemplo el hecho de que el nuevo obispo de Roma haya decidido seguir la misma línea que Benedicto XVI en el tratamiento de las religiosas de los Estados Unidos intervenidas por la Santa Sede.

El jesuita Claudio M. Burgaleta, profesor de Teología en la Universidad Fordham de Nueva York, tampoco vaticina revoluciones: “No creo que haya cambios doctrinales. Es más bien doctrinalmente conservador este Papa. Es un buen pastor y evangelizador, pero no un Martín Lutero o un Calvino”.

Otra fuente vaticana anónima lamenta que haya quien trate de presentar como opuestos a Francisco y a Benedicto XVI. “Hay incluso quien dice que Bergoglio no es católico y que va a cambiarlo todo”.

El dehoniano Lorenzo Prezzi, director de la revista Testimoni, considera, por su parte, que habrá más puntos de continuidad que de ruptura entre Francisco y Benedicto XVI. “Las preocupaciones de fondo son las mismas, como la transmisión de la fe, el juicio crítico frente a algunos aspectos de la posmodernidad o sobre el neoliberalismo”.

Prezzi apunta algunas diferencias que sí puede haber entre los dos papas: “La forma de tratar la cuestión de los lefebvristas creo que será distinta. Lo mismo pasa con la relación entre el centro romano y las conferencias episcopales locales”.

En el nº 2.844 de Vida Nueva.

 

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