¿Se puede ser católica y feminista?

mujer enseña gargantilla con un crucifijo

mujer enseña gargantilla con un crucifijo

DARÍO MENOR | ¿Se puede ser católica y feminista? Aunque las posiciones de las más vehementes reivindicadoras de los derechos de la mujer puedan parecer en las antípodas de la Iglesia, basta echarle un vistazo al Evangelio para descubrir que una de las mayores fuerzas del catolicismo es, precisamente, su universalidad.

Su mensaje es para todos, féminas y varones por igual, lo que por otro lado no borra las injusticias que la organización eclesial ha cometido con las mujeres en sus 2.000 años de vida.

En los últimos tiempos, un buen número de libros y artículos han examinado con lupa la cuestión femenina en la historia de la Iglesia. Uno de los interesantes es Ave Mary, de Michela Murgia, quien escribe que con una madre como la Virgen, nadie puede sorprenderse de que Jesucristo “dedicara a las mujeres una atención inconformista en el contexto en que vivió”.

En una recensión sobre Ave Mary en L’Osservatore Romano, Giulia Galeotti añadía que el comentario era también aplicable a las mujeres del siglo XXI. “Jesús y su mensaje son emancipadores como ningún otro”.

Galeotti va más allá de las quejas habituales y sostiene que la Iglesia ha dado a las féminas posibilidades que muchas veces la propia sociedad de su tiempo no admitía. Cita como ejemplo el hecho de que para el derecho canónico son iguales el adulterio masculino y el femenino, mientras que las legislaciones civiles de algunos países occidentales como Italia han mantenido hasta 1968 una distinción en detrimento de la mujer.

En el nº 2.842 de Vida Nueva.

 

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