Roma se prepara para la “revolución” espiritual de Francisco

Octavio Ruiz Arenas y Marcelo Sánchez Sorondo miembros de la Curia

Eclesiásticos cercanos al Papa aseguran que su comportamiento es su forma de vivir el Evangelio

Octavio Ruiz Arenas y Marcelo Sánchez Sorondo miembros de la Curia

Octavio Ruiz Arenas y Marcelo Sánchez Sorondo

Roma se prepara para la “revolución” espiritual de Francisco [extracto]

DARÍO MENOR. ROMA | En sus primeras semanas como papa, Francisco está dejando a la opinión pública con la boca abierta. Sorprende muy gratamente por sus palabras y sus gestos a la inmensa mayoría de los católicos, para quien Jorge Mario Bergoglio era casi un desconocido hasta que fue elegido sucesor de Pedro el 13 de marzo.

Igual de encantados, pero menos impresionados, están quienes le conocían antes y sabían cómo desarrolló su ministerio durante los 15 años en que fue arzobispo de Buenos Aires.

“En Argentina era todavía más sencillo; aquí en Roma no le queda más remedio que respetar algunas tradiciones. Él se comporta así no porque sea un populista o un demagogo, sino como una forma de vivir el Evangelio”, comenta el obispo argentino Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales y quien mantiene una larga relación de amistad con el nuevo Papa.

“Para quienes le conocemos, su forma de comportarse como obispo de Roma va dentro de lo normal en él y de lo habitual para el clero argentino, que no está acostumbrado a los palacios, sino a cosas sencillas”, dice. “Él siempre iba con el clergyman, se movía por la ciudad en medios públicos y visitaba continuamente las llamadas villas miserias. La última en que estuvo fue la Villa 21, donde fue fotografiado tomando mate con las personas que allí viven”.

‘Muy a la mano’

Coincide con Sánchez Sorondo el arzobispo colombiano Octavio Ruiz Arenas, secretario del Pontificio Consejo para la Promoción de la Nueva Evangelización y exvicepresidente de la Pontificia Comisión para América Latina, quien conoce a Bergoglio desde hace casi una década: “A quienes ya sabíamos cómo era no nos ha sorprendido lo que está haciendo, pues en Buenos Aires, su estilo de vida y el modo en que realizaba su acción pastoral es igual a lo que está haciendo en este momento como obispo de Roma”. Para él, Francisco siempre fue “una persona muy atenta y amable, muy a la mano”.

Sánchez Sorondo destaca su iniciativa y su capacidad para poner en marchar nuevos proyectos: “Él es un jesuita, un hombre de acción que se parece a aquellos jesuitas que hicieron la misión en América Latina”. Estas habilidades las demostró reorganizando primero la Compañía de Jesús en Argentina y luego la Archidiócesis de Buenos Aires.

“Es un piloto de tormentas, por eso lo han elegido. Va a cambiar muchas cosas. Se avecina una revolución cuya base será espiritual, pues es un hombre que hace las cosas porque las cree, así vivió siempre. Va a poner la caridad en el centro de la Iglesia de Roma”, cuenta el obispo argentino, quien se vio recientemente con Francisco en la Domus Santa Marta, donde está residiendo el Papa, y lo encontró “tranquilísimo”. “Dice que duerme estupendamente”.

Considera el canciller que Francisco puede dejar huella: “Piense en Juan Pablo II, que también era un hombre de acción y logró que diera un vuelco su país y media Europa. Con este Papa jesuita puede cambiar el orden social”. También cree que se va a producir una reforma en la Curia, para corregir la “falta de colegialidad” entre los dicasterios que denunciaron los cardenales durante las congregaciones generales previas al cónclave.

Ruiz Arenas destaca, por su parte, que Francisco “nos va a sorprender continuamente”, pero siempre manteniendo los “grandes valores que defiende el Evangelio y que son irrenunciables”. “Va a haber un nuevo modo de acercar la Palabra de Dios, de comunicar el mensaje que siempre ha transmitido la Iglesia. Es lo mismo que ocurre con la nueva evangelización”, comenta el ‘número dos’ del discasterio encargado de tal labor.

Para esta difícil tarea, la figura de Francisco puede obtener un excelente resultado: “Nos indica que la Iglesia tiene que simplificar muchísimas cosas y tratar de dar un paso para acercarse a todos los que están alrededor. Al mismo tiempo, debe ofrecer un mensaje de apertura hacia los que están más alejados”.

La “sencillez” y “cercanía” de Bergoglio “desmitifican” la figura del pontífice y del sacerdote, comenta el arzobispo colombiano, ayudando así a que muchos vuelvan a interesarse por la religión católica.

Ruiz Arenas, que coincidió con el entonces arzobispo de Buenos Aires en la Conferencia de Aparecida, sostiene que con su llegada al solio pontificio podrán exportarse a la Iglesia universal las “líneas fundamentales” que han favorecido el nuevo impulso del catolicismo en América Latina gracias al histórico documento redactado en aquel encuentro.

En el nº 2.842 de Vida Nueva.

 

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