La República Centroafricana continúa sumida en el caos

caos soldados en la República Centroafricana tomada por rebeldes

Jaime Moreno, director del SJR, demanda a la Iglesia una mayor implicación

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La República Centroafricana continúa sumida en el caos [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Aunque había desgobierno desde diciembre, el caos en la República Centroafricana alcanzó su cénit el 24 de marzo, tras la toma de Bangui, la capital, por parte de los rebeldes de la Seleka y la huida del presidente, François Bozizé, a Camerún.

El objetivo de la Seleka, creada a partir de la alianza de cuatro grupos paramilitares, era que el Gobierno cumpliera con su parte en los acuerdos de paz de 2008 y 2011, por los que los insurgentes se comprometían a dejar las armas a cambio de dinero, la integración en el ejército o su reinserción civil. Al ver que sus exigencias no eran cumplidas, iniciaron hace tres meses una marcha sobre Bangui. Forzada la dimisión de Bozizé, el futuro es más incierto que nunca en uno de los países, pese a sus muchas materias primas, más pobres de toda África.

Para conocer la situación real, Vida Nueva ha consultado al sacerdote jesuita Jaime Moreno Rexach. Este madrileño de 67 años, tras una experiencia en el Chad y Etiopía a cargo de proyectos educativos en campamentos de refugiados, es desde hace casi un año el responsable del Servicio Jesuita a Refugiados (SJR) en la República Centroafricana.

Si en enero, cuando había una mesa de diálogo entre el Gobierno y los insurgentes, él ya mostraba su escepticismo, ahora lamenta este “suicidio colectivo”. “El país –abunda– está a las puertas de una tragedia alimentaria y de salud. Desde diciembre, las grandes ONG, que repartían toneladas de alimentos, medicinas o semillas, no pueden hacerlo”.

Las ONG han sido saqueadas

A su juicio, todo se reduce a una simple lucha de poder, en la que se imponen “las ambiciones personales al bien general”. Así, el panorama en Bangui es devastador: “Ha sido un pillaje total. Los rebeldes entraron esa mañana en la catedral, durante la misa del Domingo de Ramos, y pidieron las llaves de los coches que estaban aparcados. Se los llevaron todos”. La Seleka robó también un coche del SJR, que utilizaron “para llenarlo de todo lo que han robado en los almacenes, en las tiendas, en los hoteles, en las casas”.

Algo que se ha extendido a todas las instituciones: “Las ONG internacionales han sido saqueadas. Ordenadores, teléfonos, impresoras, mesas… Todo. Incluso aquellas que tenían almacenes con medicamentos. Entraron durante la noche con camiones y se llevaron todo”.

Jaime Moreno jesuita, responsable Servicio Jesuita al Refugiado República Centroafricana

El jesuita Jaime Moreno

Moreno da cifras de víctimas: “Hasta ahora, Cruz Roja ha recogido 78 cadáveres en las calles. En los hospitales hay más de 200 heridos. Y 40 personas necesitan ser operadas de urgencia. La situación en los hospitales es crítica. Sin luz, sin agua y sin carburante”.

La población huye al paso de los insurgentes, que reclutan por la fuerza incluso a niños. Pero ni huir es fácil: “Los desplazamientos se hacen imposibles. No hay ninguna seguridad en las carreteras. Los mismos militares te requisan los vehículos y lo que lleves. Lo único que podemos hacer es esperar a que se forme un nuevo Gobierno y se establezcan las autoridades locales, ya que las anteriores huyeron”.

El mismo SJR ha suspendido sus proyectos de ayuda, pues “no se puede enviar a la gente a que se juegue la vida a una misión que por ahora resulta imposible”.

Hoy, en el país no hay nada asegurado, ni de un día para otro: “En Markounda, en el norte, contamos con acciones en educación, nuestra especialidad. Aquí la Seleka no había entrado hasta ahora, pero, probablemente, este viernes lo hará. La población ya ha comenzado también el pillaje, como han sufrido las religiosas de San José de Turín, que han visto saqueado su dispensario y escuela. Los siete miembros del SJR tuvieron que refugiarse en el Chad. Allí siguen…”.

Moreno desmiente que Francia, como hiciera en Malí, también su antigua colonia, haya puesto en marcha una operación para asegurar el orden en el país: “No ha intervenido absolutamente para nada. Hollande dejó ya claro en diciembre, ante la petición de ayuda de Bozizé, que su ejército no estaba aquí para dirimir problemas internos, sino para asegurar sus intereses y dar seguridad a su embajada y a los franceses residentes en el país. Desde hace años, unos 250 soldados galos tienen la responsabilidad de la seguridad del aeropuerto internacional de Bangui. Pero no han hecho nada ahora”.

Autocrítica eclesial

Ante la grave situación, al misionero no le duelen prendas a la hora de pedir una mayor implicación eclesial: “La Iglesia debería ser modelo, que no lo es, de transparencia económica. El clero busca con demasiada frecuencia el dinero. La cultura de desvío de fondos, tan presente aquí, alcanza a los católicos y a sus pastores. En julio hubo ordenaciones de hasta cuatro obispos, la mitad de todo el episcopado. Tienen un nuevo talante y están luchando contra estos males, pero está muy arraigado en la conciencia de la gente. Los católicos tampoco se comprometen políticamente, no sé si porque todo está corrompido o por falta de conciencia pública. Los que han conseguido formarse bien viven en Francia o en otros países”.

Pese a que la religión es muy importante en el país, Moreno no cree que sea un factor de enfrentamiento. Aunque reconoce que, indirectamente, influye de algún modo: “En todo el norte, buena parte del centro y el este del país, la mayoría es musulmana, pero son de etnias distintas y luchan entre sí. Por ejemplo, en 2012, en Bria, una etnia incendió el barrio de otra. Atendimos a 1.500 niños que se quedaron huérfanos. Los católicos son un 30%. Hay diócesis que están bien organizadas, sobre todo aquellas cuyos obispos son religiosos. Cuentan con dispensarios, escuelas u hospitales, llevados por religiosas o por ONG. Reciben ayuda financiera, de fundaciones u otras diócesis extranjeras, sobre todo francesas. Como otras comunidades no tienen esto, hay envidias. Ante gente analfabeta, no hay mayor análisis. Esto puede ser manipulado por algunos, pero con la población siempre ha habido una buena convivencia”.

El jesuita cree que la esperanza puede estar en la ruptura entre los rebeldes, que “ya están divididos entre sí, por ser de distintas etnias. Dos grupos no aceptan a Michel Djotodia como nuevo presidente. Los jefes del ejército sí le han jurado fidelidad. Esto le reforzará, pero no asegurará ninguna mejora en la seguridad del país”.

Al ritmo de la Semana Santa

En lo personal, Jaime Moreno testimonia cómo vive estos tristes acontecimientos, que ve ligados a la Semana Santa: “Ya viví la Navidad como la huida a Egipto y la muerte de los inocentes. Entonces, no pudimos celebrarla en Bangui, porque había toque de queda por la cercanía de los rebeldes. Ahora, la toma de la ciudad se ha dado en un Domingo de Ramos”.

“Fue una experiencia impresionante celebrar en la Eucaristía la entrada triunfante de Jesús en Jerusalén, a la vez que oías los tiros de la entrada triunfante de los rebeldes en Bangui. Entonces, al ver que Jesús no gobernaba como los fuertes de este mundo, le traicionaron. No les interesó, prefirieron el poder romano. Estos días, el tiempo litúrgico y mi ritmo personal iban al unísono”.

“Tengo una pena muy profunda. La traición de Judas, después de haber compartido el pan, su palabra y su vida con él, me ayuda a descubrir a un Jesús que da su vida también por el que lo traiciona. Me sigue invitando a no desesperar y a seguir aprendiendo a entregarme, aunque me entreguen. Con la mirada puesta en la resurrección de Jesús, con el corazón lleno de pasión por este pueblo, sigo pensando que merece la pena darse, aunque humanamente no le encuentres el sentido y pienses que es mejor irte a Emaús”.

En el nº 2.842 de Vida Nueva.

 

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