Servicio humilde, hecho de bondad y ternura

Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de BarcelonaSEBASTIÀ TALTAVULL ANGLADA | Obispo auxiliar de Barcelona

“Es la Iglesia, toda ella, que está acogiendo una llamada que viene del Espíritu para ponerse al día y en camino…”.

Desde que saltó la noticia del nuevo obispo de Roma y sucesor de Pedro, Francisco, los comentarios no cesan y trascienden los recintos eclesiales. Llegan a nuestros oídos y de voces muy diversas frases como esta: “El mundo está emocionado y esperanzado”. Se respira una alegría colectiva marcada no por euforias superficiales, sino fruto de algo tan real como una nueva presencia que está generando confianza.

Es la Iglesia, toda ella, que está acogiendo una llamada que viene del Espíritu para ponerse al día y en camino, como en tantos otros momentos cruciales de la historia.

Esta nueva presencia, la de Francisco, nos ha remitido a algo tan fundamental como es la oración, la que ha convertido el tiempo de la espera en esperanza. Comienza su ministerio pastoral rezando y haciéndonos rezar a todos, pero con la particularidad de que pone en nuestros labios y en nuestro corazón las mismas palabras que Jesús dirige al Padre.

Será este Padre misericordioso que nos ha ido presentando estos días y que llega al extremo del perdón y del que hemos de aprender, sin miedo, su bondad y su ternura. Sigue la humilde súplica a la Madre del Señor y la invocación al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo. Toda una revelación a los sencillos, a los que entienden sobre todo el lenguaje del amor.

Nos llega el eco de una humanidad que está abriendo su corazón a Dios y a los hermanos porque está intuyendo la novedad y, a la vez, la radicalidad del Evangelio.

Francisco ha manifestado con vehemencia este deseo: “¡Ah, cómo quisiera una Iglesia pobre y para los pobres!”. Un deseo que es Evangelio puro, programa para hacer de él un ejercicio cotidiano, lleno de gestos sencillos que acercan a las personas y hacen que se solidaricen para ser nuevo fermento de transformación personal y social. Es impresionante ver la sintonía con un Evangelio que se puede ir convirtiendo en foco de atracción para todos. Y, quien está realmente atrayendo es Cristo.

Fiel al Concilio Vaticano II y a los signos de los tiempos, el papa Francisco nos está diciendo que comencemos este camino de Iglesia juntos, obispo y pueblo. Nos lo ha dejado muy claro cuando nos ha dicho a todos: “Nunca olvidemos que el verdadero poder es el servicio”. ¡Toda una lección a aprender y, también, todo un programa para vivir!

En el nº 2.841 de Vida Nueva.

NÚMERO ESPECIAL VIDA NUEVA: NUEVO PAPA

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