Retomar el camino de Asís

AQUILINO BOCOS, CMF |

La inesperada elección del cardenal Bergoglio como obispo de Roma se convirtió inmediatamente en profunda y desbordante alegría. Unas pocas palabras y unos cuantos gestos han sido suficientes para revelarnos su amor a Jesucristo y a la Iglesia. Nos ha recordado que somos hermanos y nos ha hecho orar con él al Padre, como Jesús nos enseñó; y a María, madre de todos los hombres. Nos ha pedido orar por él y orar los unos por los otros. ¡Qué esperanzador ver que Francisco y el pueblo inician un nuevo camino!

Quien haya tenido la dicha de escuchar y de compartir con el cardenal Bergoglio preocupaciones sobre el futuro de la Iglesia, habrá podido apreciar su talante evangélico. Es espontáneo. Desborda serenidad y confianza. Mide las palabras y es coherente. Conociendo su trayectoria como pastor, en la que tanto ha resaltado el primado de la gracia en nuestra vida, no se extrañará de su constante invitación a la oración.

Confío en que quienes esperaban otro papa superen pronto su desconcierto. Hablar bien de Francisco no significa posponer a Benedicto. No es el caso de hacer comparaciones, y menos contraposiciones. Ahora toca dar gracias por el pastor que Jesús ha puesto al frente de su rebaño. Es un regalo el que nos ha hecho eligiendo a este hombre bueno, sencillo, humilde, amigo de los pobres y marginados, como servidor de su pueblo.

Su nombre, Francisco, es un recordatorio
para que todos los hombres vivamos
el espíritu de Asís, que es
espíritu de pobreza, de paz y de amor a la Creación.

¿A quién no se le han quedado grabadas las tres palabras de su primera homilía, dirigida a los cardenales? No iban adornadas de muchas metáforas. Fueron simples subrayados a la Palabra de Dios en la liturgia, pero que encierran todo un programa. Caminar en la presencia del Señor; edificar la Iglesia, esposa de Cristo; confesar a Cristo crucificado.

Su nombre, Francisco, es un recordatorio para que todos los hombres vivamos el espíritu de Asís, que es espíritu de pobreza, de paz y de amor a la Creación. En la primera aparición, en el balcón de San Pedro, propuso recorrer juntos el camino de la fraternidad, del amor, de la confianza de los unos en los otros. Volver a Asís y retomar el camino de Francisco es, para la Iglesia, entrar en el desprendimiento, en el despojo, en la itinerancia y en el anuncio del Evangelio.

Solía decir Mounier que, después de una época de gran clarividencia, viene otra de compromiso y transformación de la realidad a la luz de los valores descubiertos. La reflexión teológica adquiere hoy nuevo rostro: la espiritualidad y la solidaridad. Los escritos del cardenal Bergoglio dan a entender que Francisco va seguir este camino.

En el nº 2.841 de Vida Nueva.

NÚMERO ESPECIAL VIDA NUEVA: NUEVO PAPA

ESPECIAL WEB: PAPA FRANCISCO

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