Evangelio e Iglesia frente a clericalismo

GABINO URÍBARRI, SJ, decano de la Facultad de Teología. Universidad Pontificia Comillas (Madrid) |

Reforma y aire nuevo pedían los comentaristas después del gesto profético de renuncia de Benedicto XVI. La Vida Religiosa representa en la Iglesia el polo carismático de la virulencia y la libertad del Espíritu. No para contraponerlo con la línea más jerárquica e institucional, sino para ayudar a que la institución no se anquilose ni se enrosque sobre sí misma.

Los cardenales han mirado a este polo carismático más tradicional, aquilatado por siglos de experiencia. Han acudido al carisma probado, discernido y formado, encauzado en el servicio al Señor y a la Iglesia.

Francisco de Asís: hombre de Evangelio y de Iglesia, pero no de curia ni de enredos eclesiásticos, clericales, de capisayos y dignidades. Hombre cercano al pueblo, radical y exigente, sin doblez, sin entrar en la política eclesial ni en las intrigas. Francisco, hombre libre y de gestos rotundos, evangélicos.

rancisco e Ignacio representan
la primacía del Evangelio,
el servicio desinteresado de la Iglesia,
lejos del clericalismo y de los vicios eclesiásticos.

Ignacio de Loyola: hombre de Evangelio y de Iglesia. Pide la reforma propia y de los sacerdotes a través de la formación espiritual y una buena preparación doctrinal y moral. Ignacio pide a los suyos que no entren en el juego eclesiástico de los cargos. Encarga a los teólogos jesuitas de Trento que se hospeden en los hospitales y no dejen de atender a los pobres. Lo habrán de simultanear con las intervenciones en las sesiones del Concilio y el trato con obispos y cardenales. Ignacio quiere personas deshechas del mundo y la vanidad, también la eclesiástica.

Algunos han profetizado el fin de la Vida Religiosa apostólica tradicional. En Francisco e Ignacio asoma la libertad del Evangelio, la frescura de la humildad que no busca el poder ni las prebendas ni el aplauso, que no se conforma con los modelos del mundo.

Francisco e Ignacio representan la primacía del Evangelio, el servicio desinteresado de la Iglesia, lejos del clericalismo y de los vicios eclesiásticos. Que el Espíritu ayude al papa Francisco a seguir el camino emprendido en el divino servicio, al estilo de Francisco e Ignacio.

En el nº 2.841 de Vida Nueva.

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