Primer ‘Angelus’ de Francisco: “Dios no se cansa nunca de perdonar”

primer Angelus papa Francisco Plaza de San Pedro

Cientos de miles de personas en la Plaza de San Pedro aclaman al nuevo papa

papa Francisco en su primer Angelus 17 marzo 2013

MARÍA GÓMEZ | Abarrotada y eufórica. Así estaba la Plaza de San Pedro en la mañana de hoy, domingo 17 de marzo, en el primer Angelus del papa Francisco. A las 12:00 h. se ha asomado a la ventana del apartamento pontificio para dar la bendición a los miles de peregrinos congregados y a los que lo han seguido a través de los medios de comunicación, ha indicado. Y una idea principal que ha repetido varias veces: “Dios no se cansa nunca de perdonar”.

Las miles de personas congregadas (unas 150.000, según el Vaticano) no han dejado de aplaudir y aclamar a Francisco. Este, como estamos viendo que hace en todas estas primeras intervenciones, ha hablado con papeles y sin ellos, mezclando un tono más oficial con otro más espontáneo y hasta divertido.

Glosando el Evangelio de hoy, el de la mujer adúltera a la que Jesús salva de la condena a muerte, el Papa ha señalado: “No oímos las palabras de desprecio, no oímos palabras de condena, sino solo palabras de amor, de misericordia, que invitan a la conversión”.

“Hermanos y hermanas –continuaba–, el rostro de Dios es el de un padre misericordioso, que siempre tienen paciencia. ¿Habéis pensado alguna vez en la paciencia de Dios, la paciencia que tiene con cada uno de nosotros? Esa es su misericordia”.primer Angelus papa Francisco Plaza de San Pedro

A continuación, ha relatado, desenfadado, su experiencia con una anciana argentina que quiso confesarse con él cuando era obispo auxiliar de Buenos Aires: “Le dije: ‘¿Pero si el Señor no le perdona?’. Y ella me dijo: ‘El Señor perdona todo. Si no perdonase todo, el mundo no existiría’. ¡Y pensé si aquella mujer había estudiado en la Gregoriana!, porque esa es la sabiduría que da el Espíritu Santo: la sabiduría interior hacia la misericordia de Dios”.

El Pontífice ha repetido varias veces ese llamamiento: “Dios nunca se cansa de perdonar. Nunca. El problema es que nosotros nos cansemos de pedir perdón”.

Como un párroco en Santa Ana

En realidad, es la misma apelación que ha repetido en la misa que a las 10:00 h. presidió en la parroquia de Santa Ana. Más como un párroco que como un papa, revestido sin apenas ningún signo distintivo, Francisco ha oficiado la eucaristía en el pequeño templo, que estaba lleno tanto de fieles romanos como de algunos llegados de Argentina y periodistas.

En su homilía, el Pontífice ha recordado: “El mensaje de Cristo es la misericordia. Para mí, lo digo humildemente, es el mensaje más fuerte del Señor. Él mismo lo ha dicho: ‘Yo no he venido por los justos; los justos se justifican solos. Yo he venido por los pecadores'”.

“Él se olvida: Él tiene una capacidad especial para olvidarse. Se olvida, te besa, te abraza y te dice sólo: ‘Tampoco yo te condeno. Ve y de ahora en adelante: ¡no peques más!’. Sólo ese consejo te da. El Señor jamás se cansa de perdonar, ¡jamás! Somos nosotros quienes nos cansamos de pedirle perdón. Pidamos la gracia de no cansarnos de pedir perdón, porque Él no se cansa jamás de perdonar”, ha añadido.

Al terminar la misa, Francisco ha roto el protocolo y, para desesperación de los guardaespaldas, ha querido saludar uno a uno a todos los que habían asistido a la celebración, pidiéndoles que recen por él. Fuera, cientos de personas no dejaban de vitorearle.

Compartir