“El principal desafío del nuevo papa será cómo anunciar a Dios”

cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa Honduras

Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, cardenal arzobispo de Tegucigalpa

cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa Honduras

Entrevista con Óscar Rodríguez Maradiaga [extracto]

DARÍO MENOR. ROMA | El salesiano hondureño Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa y único cardenal centroamericano, es el presidente de Caritas Internationalis. Presente en las quinielas de los “papables” del cónclave anterior, participa en Roma en el proceso del que saldrá elegido el sucesor de Benedicto XVI.

– ¿Cómo debe ser el papa que necesita hoy la Iglesia?

– Hay que pensar primero en cuáles son los grandes desafíos. Antes de ver el perfil de una persona, hay que estudiar las circunstancias. Lo más importante son los problemas que la Iglesia afronta hoy. Tiene frente a ella grandes desafíos, según los cuales hay que buscar a la persona más adecuada para afrontarlos.

– ¿Y cuáles son esos desafíos?

– El principal es la presencia de Dios en el mundo. La Iglesia tiene una finalidad, no es simplemente una organización humana. Como nos dice el Concilio Vaticano II, la Iglesia es un Misterio. ¿Y qué quiere decir esto? Pues que es humana y divina, que es natural y sobrenatural. En inmanente y trascendente. Conforme a esto, la Iglesia existe para evangelizar. Esa es su identidad más profunda, como nos dijo Pablo VI en la Evangelii Nuntiandi. Por consiguiente, para mí, el desafío más grande es preguntarnos si Dios cuenta hoy en la vida de los hombres o no. Claro que Dios existe, pero ¿tiene significado para tantísimas personas? Ese es el principal desafío: cómo anunciar a Dios. Lo vemos en el continente europeo, por el cual optó el papa Benedicto XVI. Es un continente que aparentemente se está descristianizando. Digo aparentemente, porque encuentro presencias de católicos que, tal vez, no hacen demasiado ruido, pero que, en determinadas circunstancias, muestran toda su presencia. Yo, por ejemplo, me quedé admirado con las JMJ de Colonia, Australia y Madrid. cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa Honduras

– ¿Piensa entonces que no hay descristianización en Occidente?

– Es mentira que la fe esté desapareciendo. Tal vez, algunos políticos no quieren darle entrada en la vida pública, pero la fe está ahí. Para mí, el desafío más grande está en cómo evangelizar a esta sociedad en este momento concreto. Tenemos, por ejemplo, el desafío de todo el continente americano, donde viven la mitad de los católicos. Ahí debemos plantearnos cómo hacer para que esa fe pase del estado nominal a una situación firme, sólida y educada. Luego está el gigante asiático, que es donde se encuentra la mitad de la población del mundo. Y no nos olvidemos de África, un continente de esperanza, como dijo Benedicto XVI. Más que un perfil personal, debemos tener primero en mente los grandes problemas de la Iglesia. Luego habrá que ver quién es la persona que más conviene. Habrá que ver la edad, la salud y las capacidades.

– ¿Debe el nuevo papa haber tenido experiencia pastoral?

– Creo que sería muy importante. No es que quiera excluir a nadie, pero si se trata de una persona que todo el tiempo ha estado en el servicio diplomático o en labores de Curia, no es que eso no tenga importancia, pero el mundo es muy amplio. Lo ideal es que tenga experiencias diversas.

– Recordaba usted que la mitad de los católicos están en América. ¿Ha llegado el momento de un papa que venga de esta tierra?

– Si encontramos a alguien que pueda responder a esos desafíos, creo que sería un gran impulso para la vida de la Iglesia en nuestro continente.

“Antes de ver el perfil de una persona,
hay que estudiar las circunstancias.
Lo más importante son
los problemas que la Iglesia afronta hoy”.

Posible ‘papable’

– ¿Están los tiempos maduros para la llegada de un americano al solio pontificio?

– Creo que sí.

– Usted estuvo en las quinielas de “papables” en el cónclave anterior y vuelve a ser citado en estos días por algunos como posible sucesor de Benedicto XVI. ¿Le ponen nervioso estos comentarios?

– No, porque, gracias a Dios, no votan los medios (risas). Los cardenales nos encontramos en otra onda.

– ¿Da miedo la posibilidad de que a uno lo elijan papa?

– No lo sé, porque nunca he tenido ese miedo. Pero imagino que debe de ser así. Recuerdo a nuestro Papa ya emérito, que me dijo en cierta ocasión, no en el cónclave, que él esperaba su retiro. Y lo que le vino fue la elección como papa, que tuvo que aceptar con fe.

– ¿Hace falta modernizar la imagen que da la Iglesia?

Creo que sí. Una de las cosas que da mucho resultado es la cercanía pastoral. Yo, por ejemplo, cada año confirmó a más de 10.000 jóvenes. Es una belleza poder estar con los muchachos; ellos me escriben cartas, yo les contesto, dialogamos… Necesitamos más esta cercanía. Es uno de los elementos que hace que los jóvenes sientan que la Iglesia está con ellos. También tenemos mucha actividad con nuestro laicado adulto. No podemos pensar solo que la Iglesia está dentro de los templos o dentro de un episcopado y nada más. La Iglesia es Pueblo de Dios en camino, y quien camina tiene que andar.

– Centroamérica debate hoy la idoneidad de legalizar las drogas para acabar con su tráfico. ¿Le parece acertado?

– No es la solución. En primer lugar porque, hablando de la ética, la droga va contra la vida, la destruye. No podemos legalizar el crimen, que es lo que supone legalizar la droga. cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, arzobispo de Tegucigalpa Honduras

– ¿No pude decirse lo mismo del alcohol y del tabaco?

– Claro que sí, y por esa razón, cuando hablamos de bioética, no solo se trata de la fecundación in vitro; habla sobre todo del quinto mandamiento, que es cuidar la vida, no solo no matar, también no matarte. Con la droga hay un problema mucho más serio, que es precisamente el gran negocio que hay detrás. No es solo el que trafica. ¿Dónde están los grandes capitales de la droga? No están debajo del colchón, sino en grandes bancos. En América Latina decimos que si los Estados Unidos no disminuyen el consumo y no lo persiguen, nunca se va a detener el tráfico.

– Otro de los grandes problemas de Centroamérica es la proliferación de las pandillas violentas, las maras. ¿Qué hace la Iglesia para afrontar este problema?

– Las maras nacieron en Los Ángeles, no en Centroamérica, aunque con las deportaciones la metástasis se ha extendido. Han proliferado, primero, por la falta de familia. Son chicos o chicas abandonados, que han nacido y crecido en la calle y para los que la única seña de identidad es la mara. Por eso se tatuaban. Ahora ya no, porque ir con un tatuaje puede ser una sentencia de muerte. Hemos hecho incluso campañas en varias parroquias para quitar tatuajes. Es complejísimo. Tuvimos que desistir porque las maras dijeron que matarían a los párrocos que daban ese servicio, porque estábamos robándoles personas.

– ¿Qué otras cosas hace la Iglesia para evitar que los chicos caigan en las maras?

– Una de las iniciativas es proporcionar la oportunidad de ser microempresarios. En primer lugar, hay que capacitarlos, porque tienen muy poca educación. No tienen oportunidad de trabajar y aceptan el camino fácil de la extorsión y el de convertirse en sicarios. Por 500 dólares le pueden quitar la vida a una persona. Tuve el caso triste de un joven de 16 años que había matado a seis personas. Con esa edad no puede ser procesado como un adulto. Muchos de esos jóvenes saben que van a vivir, como mucho, otros cinco años. Saben que los van a matar. Ellos se dedican a disfrutar lo más que puedan, porque van a morir.

En el nº 2.839 de Vida Nueva.

 

NÚMERO ESPECIAL VIDA NUEVA: PREPARANDO EL CÓNCLAVE

 

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