Menos jóvenes católicos, menos vocaciones en Francia

jóvenes de Francia en audiencia papal en el Vaticano

Alerta episcopal ante el envejecimiento de los sacerdotes y de la propia Iglesia gala

jóvenes de Francia en audiencia papal en el Vaticano

J. L. CELADA | En 2012, apenas unos dos mil jóvenes católicos se preparaban en Francia para la vida sacerdotal y religiosa. Esta es la principal conclusión del informe presentado recientemente en París por la Conferencia de Obispos de Francia (CEF) y el Servicio Nacional para la Evangelización de la Juventud y para las Vocaciones (SNEJV): ¿Los jóvenes católicos 2.0 tienen vocación?

El documento, que ofrece una panorámica del estado de las vocaciones en el país, recoge también la campaña de promoción vocacional puesta en marcha por el Episcopado (Jóvenes católicos 2.0) para tratar de paliar el envejecimiento de los presbíteros.

Según los últimos datos, hoy son 691 los candidatos que se forman en los seminarios franceses para convertirse en sacerdotes diocesanos, mientras que 490 religiosas de vida activa, 278 monjas de clausura y 392 religiosos están en sus primeros años de Vida Consagrada.

Estas cifras ponen de relieve la crisis vocacional que sufre la Iglesia católica en Francia y, más ampliamente, en Occidente. Porque, aunque el número anual de ordenaciones en el país vecino se ha estabilizado en torno a un centenar desde hace algunos años, se ha producido un descenso considerable durante el último medio siglo. Así, la cifra de candidatos al ministerio sacerdotal sigue cayendo: de los 976 del año 2000 a los 691 de 2012.

A este problema se añade el del envejecimiento de los hombres y mujeres de Iglesia. La CEF constata que más de la mitad de los sacerdotes católicos franceses tienen más de 75 años, situación que, además, provoca grandes desequilibrios territoriales entre diócesis.

“Si nos fijamos en los números, que se estancan o bajan, el panorama no es muy alentador”, reconoce el obispo auxiliar de Rennes y responsable del seguimiento vocacional, Nicolas Souchu. “Pero no hay que perder de vista lo esencial –añade–. Es preciso crear espacios para permirtir a los jóvenes a abrirse a la vocación”.

Perfil cada vez más variado

Sin embargo, el compromiso de esos jóvenes con la vida sacerdotal o religiosa sigue la curva de la práctica regular de la religión católica en Francia. “Los jóvenes católicos son muy minoritarios. Entre los 18-25 años, poco más del 1% va a misa todos los domingos”, afirma la hermana Nathalie Becquart, directora del SNEJV y responsable de la promoción de la Vida Religiosa.

“En una sociedad secularizada como la nuestra –admite–, la decisión de la vocación es un acto firme, resuelto”. Quizá por ello, el perfil actual del seminarista o de la religiosa en formación es cada vez más variado, destaca el padre Didier Noblot, subdirector del SNEJV y responsable de la promoción del ministerio sacerdotal, quien desvela que ahora están recibiendo “un número cada vez mayor de extranjeros, pero también de personas con las edades más diversas”.

Mientras tanto, los numerosos obstáculos que desde siempre se ha encontrado la vocación persisten todavía hoy: “El miedo a equivocarse; para algunos jóvenes de la clase trabajadora, el temor a no estar a la altura, pero, sobre todo, la reticencia a comprometerse para toda la vida”, explica la hermana Becquart.

A su juicio, los jóvenes de hoy se movilizan intensamente para actos concretos en un momento dado, pero les resulta difícil asumir un compromiso de por vida.

El P. Noblot, por su parte, recuerda que también la Iglesia ha cambiado su enfoque de las vocaciones: “Hace 50 años, se veía la vocación como una llamada espontánea, que nacía de manera muy personal. Hoy, con muchos menos cristianos, se contempla que otro pueda decir: ‘¿Por qué no tú?’. Sin duda, hay un encuentro, una palabra que proponer”.

Para facilitar esta labor, tanto ambos religiosos como el obispo Souchu coinciden en señalar –entre otras medidas– que es preciso sensibilizar a las comunidades cristianas, hablar de la vocación y fortalecer los vínculos entre la Pastoral Vocacional y la Pastoral Juvenil. “Hay que crear espacios donde los jóvenes lleguen a vivir ese momento, que puede ser fundante para ellos”, reclama el padre Noblot.

En este sentido, la hermana Becquart alude a grandes citas como la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ) y los encuentros europeos de Taizé, o incluso al voluntariado y la acción social, como escenarios muy “beneficiosos” para la promoción vocacional.

En el nº 2.837 de Vida Nueva.

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