La India también es país para mujeres

mujer trabajadora en la India en una fábrica de ladrillos

Los brutales casos de violaciones reflejan una discriminación asentada en la propia cultura

dos niñas en la India

La India también es país para mujeres [extracto]

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | Pese a que en la India rige por ley la igualdad entre todos los ciudadanos, lo cierto es que la división por casta, religión o sexo marca la vida de millones de personas. Así, ser mujer allí equivale a tenerlo mucho más difícil. Y no digamos si pertenece a una casta inferior y es cristiana… Una terrible situación que simboliza, por su crueldad, el alto índice de mujeres violadas. Y, aún más, el que muchos acepten esto como algo “normal”.

Al menos hasta ahora, que se ha encendido una mecha y algo puede estar cambiando. Desgraciadamente, ha debido de ser un caso dramático el que haya hecho ver a una parte de la sociedad que se está frente un problema real: semanas atrás, en Nueva Delhi, una chica fue violada en un autobús, durante horas y por varios hombres, hasta causarle la muerte… sin que nadie hiciera nada por evitarlo.

La brutalidad de los hechos rompió el silencio habitual y medios de todo el mundo se hicieron eco, provocando la reacción de muchos ciudadanos indios, en manifestaciones que varias veces derivaron en violencia. A su vez, la Justicia ha abierto un espacio especial para estos casos, juzgándolos rápidamente y habiendo ya las primeras condenas. Todo un hito en el país.

Desde una perspectiva global, África Marcitllach, responsable de Proyectos de Manos Unidas en cuatro estados indios, hace mucho hincapié en el hecho de que “la India es el segundo país más poblado del mundo y donde, además, menos de la mitad de la población son mujeres. Algo que se percibe aún más en ciertos estados del norte, donde la desproporción es mayor”.mujer en la India con la niña en brazos

A esto se unen una serie de problemas endógenos: “Muchas familias ven el tener una hija como una carga. De hecho, a pesar de la prohibición del Gobierno, proliferan los abortos selectivos de las niñas. Por su cultura, los padres han de darle a la hija una dote al casarse, considerándola como una ‘inversión perdida’, pues ella ya vivirá en la casa del marido. Por el contrario, el hijo es el que mantendrá el hogar el día de mañana. Al final, esto conlleva que los varones tengan prioridad en el acceso a los derechos básicos”, como la alimentación o la educación.

Permanencia de las castas

Como explica África, esto se produce “pese a que la abolición de las castas es oficial desde hace décadas. Sin embargo, la realidad es que una cosa son las buenas intenciones del Gobierno federal y otra las políticas desarrolladas en los estados regionales, entre los que hay mucha diversidad”.

Así, aún hay en la India cientos de millones de personas que forman parte del sistema de castas. Un modelo que marca que estén en lo más bajo los dalit (intocables).

Por otro lado, pertenecientes a esta casta, hay muchas mujeres a las que la falta de recursos les obliga a prostituirse. Por el peso de esta “herencia”, la responsable de Manos Unidas reconoce que es muy difícil que las cosas cambien, pues es algo interiorizado en su mentalidad: “El hinduismo inculca la aceptación de la vida actual para, desde la idea de la reencarnación, tener fe en el futuro, en otra vida mejor”.

Es de la misma opinión Filomena Chalil, religiosa india de las Hermanas de la Caridad de Santa Ana. Aunque actualmente reside en una casa de su comunidad en Zaragoza, el haber pasado 45 años en su país natal le permite decir que “la sociedad allí es machista. Salir adelante para una mujer es difícil, sobre todo en regiones del norte, donde las mujeres ni siquiera tienen una identidad propia. Afortunadamente, en Kerala, estado sureño del que soy originaria, la gente es más abierta. También me influyó mucho el que mi familia sea católica, pues ellos me inculcaron la creencia en la igualdad de todas las personas”.

Pese a esto, África cree que “las cosas, poco a poco, están cambiando. Sobre todo por el crecimiento económico de las clases medias, que ha hecho que más de 100 millones de indios abandonen la pobreza. Es progresivo, pero está claro que es más factible que la evolución empiece por las ciudades.

Esto lo ejemplifica el que la movilización contra las violaciones surgió porque el caso tan mediático del autobús se dio en Nueva Delhi. Son las clases medias urbanas las primeras en reaccionar, lo cual es bueno, pues significa que hay una toma de conciencia”.religiosa de las Misioneras de la Calidad con un grupo de chicas y mujeres

Filomena también vislumbra un cambio, y que este será a largo plazo en el ámbito rural: “En los pueblos todos se conocen, es mucho más difícil manifestarse públicamente. Pero es una excelente noticia el que a estos lugares lleguen ecos de movilizaciones en las ciudades. Eso hace ver que estas violaciones son intolerables y una vergüenza para todos”.

En ese esfuerzo de concienciación están inmersas numerosas entidades eclesiales. Las mismas que, desde que era niña, siempre apreció Filomena: “En todos sus proyectos, la Iglesia busca ante todo promocionar la educación de la mujer. Es esencial que las niñas, y sobre todo sus familias, entiendan que esto abunda en su autonomía y en su dignidad. Además, la mujer india es muy inteligente. Solo necesita que le den oportunidades”.

Un ejemplo de esta apuesta eclesial por la mujer lo representa la marianista española Teresa Ferre, quien llegó a Ranchi (Estado de Jharkhand) en 2006 para fundar, con dos compañeras coreanas y otra italiana, dos comunidades. Junto a una treintena de novicias y voluntarias, han impulsado un centro para el desarrollo de la mujer.

Su acción, explica, abarca numerosos campos: “Contamos con actividades de corte y confección, de coser a máquina o de elaboración de incienso y velas. También vamos a empezar una guardería para niños pequeños y un dispensario”.

Para la marianista, toda labor de apoyo es poca teniendo en cuenta que la mujer es “discriminada en muchos campos, pues la India es un país de hombres para hombres. Es cierto que hay mujeres empresarias y en altos cargos, pero es una realidad mínima”.

En cuanto a los casos de violencia de género, cree que, más allá de las evidentes “razones religiosas y culturales”, la causa más notoria está “en la liberación de la mujer y su acceso a la cultura, que hacen que el hombre indio sienta que pierde su dominio sobre ella”. mujer trabajadora en la India en una fábrica de ladrillos

Un modelo machista

Teresa lo percibe claramente en Riachi, zona rural de tradición tribal: “Aquí, donde se dan muchos casos de acoso, los hombres dicen que la culpa es de ellas, porque se ponen vaqueros y vestidos provocativos. Además, utilizan esto para justificar los matrimonios con adolescentes, afirmando que es una manera de evitar las violaciones…, cuando lo que no dicen es que así las pueden violar legalmente”.

Además, “otro hecho es que los hospitales tienen prohibido diagnosticar el sexo de los bebés, pues saben que, si son niñas, muchas son abortadas. También se da el caso de que hay hombres que roban mujeres de otros poblados, para luego repartírselas”.

Pese a sus limitaciones, en un país en el que son una minoría tantas veces perseguida, los cristianos se organizan para demostrar que la India ha de ser también un país para mujeres.

Soluciones de fondo, no pena de muerte

Fruto de los bárbaros casos de violaciones a mujeres, que han tenido repercusión pública tras el dramático caso de una chica vejada y asesinada en un autobús en Nueva Delhi, cada vez son más los colectivos que reclaman a la Justicia la pena de muerte para los agresores.

Frente a esto, desde el primer momento, Cáritas India rechaza categóricamente este último recurso. Por contra, lo que propone la entidad eclesial es incluir la cuestión del género, desde una perspectiva de igualdad, en las diferentes etapas educativas.

Además, otra recomendación de Cáritas es la creación de tribunales especiales de vía rápida para estos casos, así como el impulso de Comités de Bienestar de la Mujer a nivel de distrito, con instrucciones precisas a las fuerzas policiales para evitar el acoso sexual y la apertura de una línea telefónica nacional gratuita de ayuda a las mujeres.

En espera de que sus propuestas de fondo sean escuchadas, Cáritas seguirá trabajando en favor de los más desfavorecidos, como ya lo viene haciendo desde su presencia en la India, hace medio siglo.

En el nº 2.835 de Vida Nueva.

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