Trabajar la credibilidad

Sebastià Taltavull, obispo auxiliar de BarcelonaSEBASTIÀ TALTAVULL ANGLADA | Obispo auxiliar de Barcelona

“La credibilidad proviene de la coherencia de la fe de cada creyente y de su encarnación entre los que más sufren…”.

Hay muchos signos de vida en nuestra Iglesia, personas y comunidades de cada día más sensibles a ofrecer el Evangelio desde una vida entregada a los demás, regalando tiempo y todo lo que haga falta para sacar de la penuria y de la desesperanza a cientos de miles de familias que ya no pueden más. Lo que más abunda en este derroche de generosidad y de solidaridad –de amor, en el sentido más pleno de la palabra– es el trabajo discreto y humilde que hace pasar inadvertidos a cuantos se están deshaciendo por los demás.

En estas comunidades parroquiales y grupos cristianos existen una infinidad de gestos humanitarios e innumerables proyectos sociales que hacen ver cómo crece la credibilidad en la Iglesia por parte de personas y entidades que a menudo desconfiaban de ella.

Una realidad positiva y palpable. Saben muy bien que hay una fuerza escondida que proviene de Dios y que es la que pone en movimiento su generosidad. Más aún, no tienen ningún reparo en decir que se trata del Evangelio, y celebrar que el Espíritu del Señor lo hace vida en cada hombre y mujer que, con humildad, se les acerca.

Quizá se pierde demasiado tiempo en sacar a luz todo lo negativo, cuando es más urgente mostrar la novedad del encuentro y seguimiento de Jesús, además de invitar a adoptar el nuevo estilo de vida que conlleva.

La nueva evangelización vive de esta experiencia espiritual cotidiana, de este acto de fe en Dios Padre que es Amor, que nos ha dado a su Hijo Jesucristo y que, a través de Él, nos ha lanzado a la misión comunicándonos su Espíritu. Por la fe, sabemos que con el Evangelio lo tenemos todo, y su lenguaje sencillo es el que la gente entiende, valora y nos pide.

La credibilidad proviene de la coherencia de la fe de cada creyente y de su encarnación entre los que más sufren, pero con el único objetivo de convertirse en respuesta que consuela, en anuncio liberador, en levadura evangélica.

En el nº 2.834 de Vida Nueva.

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