La unidad de los cristianos, otro eje del Año de la fe

Dominique Mamberti, secretario Santa Sede para las Relaciones con los Estados

Para el Papa, la división es “una de las culpas más graves que ensucian el rostro de la Iglesia”


Llamamiento ecuménico de Benedicto XVI para luchar contra la desunión [extracto]

ANTONIO PELAYO. ROMA | Benedicto XVI ha querido que la tradicional Semana de Oración por la Unidad de los Cristianos (celebrada este 2013 entre el 18 y el 25 de enero) tuviera durante este Año de la fe un eco particular en toda la Iglesia y, por ello, ha intensificado sus llamamientos a todos los seguidores de Cristo para que luchen con entusiasmo y sin desfallecer contra todo lo que favorece la desunión.

Precisamente, a esta preocupación responde sin duda el que Joseph Ratzinger le haya reservado su primer tuit en la lengua universal de la Iglesia, el latín (según latinistas muy ilustres, el término debería traducirse con la palabra breviloqium).

El domingo 20 de enero, poco antes del rezo del Angelus, el Santo Padre escribió en la red: “Unitati christifidelium integre studentes, quid iubet Dominus? Orare semper, iustitiam factitare, amare probitatem, humiles secum ambulare”. Para los poco habituados a la lengua de Cicerón, traducimos: “¿Qué pide el Señor a los que quieren contribuir a la unidad de los cristianos? Orar constantemente, practicar la justicia, amar la bondad, caminar con Él humildemente”.

Dirigiéndose después a los miles de fieles que, pese a la inclemencia del tiempo, le escuchaban en la Plaza de San Pedro, dijo: “Una de las culpas más graves que ensucian el rostro de la Iglesia es la que afecta a su unidad visible, en concreto, las históricas divisiones que han separado a los cristianos y que todavía no han sido del todo superadas”.

papa Benedicto XVI recibe delegación ecuménica Iglesia Luterana

Audiencia con la delegación luterana en enero de 2011

Luego, evocó la vigilia que celebró el 29 de diciembre, en la misma plaza vaticana, con los 40.000 jóvenes convocados por la comunidad ecuménica de Taizé: “Un momento de gracia en el que todos experimentamos la belleza de formar una sola cosa con Cristo. Animo a todos a rezar para que podamos realizar ‘lo que el Señor exige de nosotros’ (Miq 6, 6-8), como dice este año el tema de la Semana; un tema propuesto por algunas comunidades cristianas de India, que nos invitan a caminar con decisión hacia la unidad visible de todos los cristianos y a superar como hermanos en Cristo todo tipo de injusta discriminación”.

El Pontífice ya había llamado la atención sobre estos temas al recibir el jueves 17 de enero a la delegación ecuménica de la Iglesia luterana de Finlandia, que, como todos los años, visita Roma con ocasión de la fiesta de san Enrique, patrón de su patria.

En su discurso a sus distinguidos huéspedes, en un acto en el que le acompañaba el cardenal Kurt Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, Ratzinger les dijo: “Para avanzar en el camino de la comunión ecuménica es necesario que estemos siempre más unidos en la oración, siempre más comprometidos en la búsqueda de la santidad y siempre más implicados en los campos de la investigación teológica y de la cooperación al servicio de una sociedad justa y fraterna”.

“Caminando juntos con humildad –añadió– por el camino de la justicia, de la misericordia, de la rectitud que el Señor nos ha indicado, los cristianos no solo permanecerán en la verdad, sino que serán faros de alegría y de esperanza para todos los que están buscando un punto de referencia seguro en nuestro mundo en rápido cambio”. [EDITORIAL: Es tiempo para la unidad]

Sentencias en Estrasburgo

Por otro lado, el pasado 15 de enero, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos pronunció una sentencia sobre cuatro casos en los que estaban en juego la restricción de símbolos religiosos en el ámbito laboral y la oposición de los trabajadores cristianos a atender a parejas del mismo sexo en ceremonias de uniones civiles y terapia psicosexual.

El primero de los casos (el más mediático) fue el de Nadia Eweida, azafata de la compañía British Airways, que vio reconocido su derecho a portar una pequeña cruz durante su trabajo. Derecho que fue negado a una enfermera también británica, pero para evitar “incidentes”, ya que, según los magistrados, “el derecho a manifestar la propia religión en el puesto de trabajo es protegido, pero debe ser sopesado con los derechos de los demás”.

Dominique Mamberti, secretario Santa Sede para las Relaciones con los Estados

El arzobispo Dominique Mamberti

Igualmente, el Tribunal de Estrasburgo ha considerado no ajustado a derecho el que funcionarios municipales se negasen a prestar servicios a parejas del mismo sexo.

Por tratarse de una materia que interesa mucho a la Santa Sede, el secretario para las Relaciones con los Estados, Dominique Mamberti, quiso comentar las decisiones judiciales en unas declaraciones a Radio Vaticano. “Estas sentencias –aseguró– demuestran que las cuestiones relativas a la libertad de conciencia y de religión son complejas, concretamente, en una sociedad europea marcada por el crecimiento de la diversidad religiosa y el endurecimiento correlativo del laicismo. Existe un riesgo real de que el relativismo moral, que se impone como una nueva norma social, acabe por sabotear los fundamentos de la libertad de conciencia y de religión. La Iglesia desea defender las libertades individuales de conciencia y de religión en todas las circunstancias, incluso contra la ‘dictadura del relativismo’. Para ello, es necesario explicar la racionalidad de la conciencia humana en general y de la acción moral de los cristianos en particular. Sobre temas moralmente controvertidos, como el aborto o la homosexualidad, la libertad de conciencia debe ser respetada. En vez de ser un obstáculo al establecimiento de una sociedad tolerante en su pluralismo, el respeto a la libertad de conciencia y de religión es una de sus condiciones” .

Mamberti aludió también a otros dos casos sobre los que el mismo Tribunal de Estrasburgo dictará sentencia a finales de mes: el rechazo del Gobierno rumano a reconocer un sindicato de sacerdotes ortodoxos y el ‘asunto Fernández Martínez’, un profesor de Religión rechazado por la Iglesia por profesar públicamente posturas contrarias a la doctrina eclesial.

Según el prelado, “en ambos casos, los derechos a la libertad de asociación y a la libertad de expresión son invocados para obligar a las comunidades religiosas a actuar contra su estatuto canónico y de magisterio. Estos asuntos ponen en causa la libertad de la Iglesia para funcionar según sus propias reglas y no estar sometida a otras reglas civiles que las necesarias para el bien común y el justo orden público”.

“La Iglesia –y esta fue su afirmación principal– ha tenido siempre que defenderse para preservar su autonomía frente al poder civil y las ideologías. Hoy es una cuestión importante en los países occidentales saber cómo la cultura dominante, fuertemente marcada por el individualismo materialista y el relativismo, puede comprender y respetar la naturaleza propia de la Iglesia, que es una comunidad fundada sobre la fe y la razón” .

Previamente a estas declaraciones del diplomático vaticano, la representación permanente de la Santa Sede ante el Consejo de Europa (a cuyo frente sigue, por ahora, el arzobispo Aldo Giordano) ha hecho pública una declaración sobre la libertad y la autonomía institucional de la Iglesia católica, cuyos cuatro principios fundamentales son los siguientes: la distinción entre la Iglesia y la comunidad política, la libertad frente a los estados, la libertad en el seno de la Iglesia y el respeto del justo orden público.

Joseph Augustine Di Noia vicepresidente Ecclesia Dei y Bernard Fellay superior lefebvristas

El arzobispo Di Noia y el superior lefebvrista, Fellay

Gesto con los lefebvristas

En otro orden de cosas, estos días ha saltado a la palestra mediática el arzobispo norteamericano Joseph Augustine Di Noia, durante algún tiempo secretario de la Congregación para el Culto Divino y antes vicesecretario de la Congregación para la Doctrina de la Fe, y que es, desde el pasado 26 de junio, vicepresidente de la Comisión Ecclesia Dei. Este nombramiento fue interpretado como un intento más de la Santa Sede para acercarse a los lefebvristas, dada su orientación teológica.

Antes de Navidad, aunque ha trascendido ahora, Di Noia dirigió una carta al superior de la Fraternidad Sacerdotal San Pío X, Bernard Fellay, en la que le formulaba la propuesta de “mantener sus reservas al magisterio conciliar” siempre que lo hagan “de manera positiva y constructiva” y sin aspirar a erigirse en un “magisterio paralelo”.

El portavoz vaticano, Federico Lombardi, en unas declaraciones a La Croix, se ha limitado a decir que el prelado ha hecho un “llamamiento personal” a los lefebvristas, pero que su carta no es “un documento oficial de la Comisión Ecclesia Dei”. [EDITORIAL: Comunión sin precio]

En el nº 2.833 de Vida Nueva.

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