Año nuevo

Fernando Sebastián, arzobispo eméritoFERNANDO SEBASTIÁN | Arzobispo emérito

“Quiero decir con esto que el año 2013 será un año nuevo y feliz si nosotros hacemos que sea así…”.

Hace unas semanas que estrenamos el año. Con una sonrisa complaciente nos hemos deseado unos a otros un año feliz: ¿qué queremos decir cuando nos deseamos un año nuevo feliz? ¿Queremos realmente decir algo?

Hablamos del “año” como si estuviera entero delante de nosotros. El tiempo no existe fuera de nosotros, ni existe previamente como una realidad consolidada. El tiempo está en nosotros, somos nosotros, lo vamos dejando atrás como un recuerdo, como una envoltura vacía de lo que fuimos.

También podemos imaginar un tiempo futuro, un tiempo que se nos da por adelantado. Pero el tiempo no existe delante de nosotros. El año nuevo no es más que un deseo. Existe lo que somos en cada momento. El futuro, el mañana, nace de dentro de nosotros.

Quiero decir con esto que el año 2013 será un año nuevo y feliz si nosotros hacemos que sea así; el año será nuevo si nosotros somos nuevos. Nuevos en la mente, nuevos en los sentimientos, nuevos en los deseos, sobre todo en los deseos. Porque son los deseos los que nos permiten crear en cada momento, el momento siguiente; en cada día, el día siguiente; en cada año, el año siguiente.

Resulta que el año nuevo son nuestros propósitos de vivir, de aprender, de sentir, de querer y hacer el bien, de ayudar a vivir difundiendo sentimientos de paz, de esperanza y felicidad. Si somos realistas, veremos que por delante del momento presente solo está Dios, y con Él, Jesucristo, la Virgen María, los santos del cielo.

Levantar los ojos hacia ellos, acercarnos a ellos con nuestros deseos, vivir por adelantado nuestro encuentro con ellos, es la única forma real de avanzar en el tiempo y de construir momentos felices, días felices, años felices y verdaderos. Lo demás son imaginaciones, puro vacío.

En el nº 2.833 de Vida Nueva.

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