Diego Molina: “Hay un peligro de centralizar toda la teología”

Diego Molina rector de la Facultad de Teología de Granada

Rector de la Facultad de Teología de Granada

Diego Molina rector de la Facultad de Teología de Granada

Entrevista con Diego Molina [extracto]

FRAN OTERO | El pasado mes de septiembre, el jesuita granadino Diego Molina se convirtió en rector de la Facultad de Teología de Granada, en sustitución de Ildefonso Camacho, por encargo del gran canciller de la Facultad y general de la Compañía de Jesús, Adolfo Nicolás. Un cargo que le llega después de una gran carrera como profesor en ese mismo centro. Dialogante y cercano, tiene por delante retos como la relación con la sociedad y la colaboración con otras instituciones, eclesiales y no eclesiales.

– ¿Cómo afronta este nuevo cargo?

– Pretendo continuar con la marcha de la facultad, abrirla a nuevos espacios. Al ser la única facultad de Teología de Andalucía, creo que hemos tenido una tradición de apertura a los temas que se mueven en la sociedad. Queremos acercarnos a otros colectivos con la presencia en la universidad civil, no solo en la Universidad de Granada, sino también en la Universidad Loyola de Andalucía, y continuar con las publicaciones y mantener la calidad de la enseñanza.

– ¿Cómo es la relación con la Universidad de Granada?

Fluida y buena. De hecho, se ha profundizado en los últimos años. Hay cosas que hacemos juntos. Ejemplos son la creación de una Cátedra de Teología en la universidad y un congreso que celebramos el pasado año sobre teología y universidad pública. Existen algunas dificultades, no con el Rectorado de la Universidad de Granada, pero sí con aquellos sectores que creen que la teología confesional no debe estar presente en ámbitos universitarios.Diego Molina rector de la Facultad de Teología de Granada

– Citaba también la Universidad Loyola de Andalucía. Como obra también de la Compañía de Jesús, ¿existirá una colaboración especial?

– Hay una predisposición a que exista colaboración. Cómo se va a hacer es lo que se está pensando. Eso sí, no creo que la meta vaya a ser la integración, porque plantea ciertas preguntas. Sí me interesaría que colaborásemos estrechamente. Esta relación nos ayudaría a nosotros a tener unas perspectivas aún más profundas que las que tenemos con la Universidad de Granada, y a ellos les vendría bien en las cuestiones de identidad y misión.

– ¿Qué papel juega la Facultad de Teología en el proceso de integración de la Compañía de Jesús?

– La Compañía de Jesús tiene tres facultades –Deusto, Comillas y Granada– y, hoy por hoy, apuesta por las tres. En nuestro caso, el tema del profesorado –intercongregacional– está asegurado, y en cuanto a los alumnos, mantenemos el mismo número. Mientras haya congregaciones que envíen a sus estudiantes, la Facultad está asegurada.

– ¿Qué significa esta Facultad para la Comunidad de Andalucía?

– Te digo lo que me gustaría que significase: un centro de investigación teológica que ayudase a la Iglesia andaluza a responder, de una manera más consciente y tematizada, a los retos que presenta la sociedad en la que vivimos. Necesitamos establecer relaciones fluidas con los agentes de la Iglesia en Andalucía y con los obispos. Existe una relación buena, pero se puede profundizar más, sobre todo, para eliminar ciertos prejuicios, si es que todavía existen.

“Uno echa en falta más intelectuales cristianos,
que tengan una opinión y una voz en cuestiones que son
las que importan y atañen a la marcha del país
y que no tienen que ver con cuestiones de fe y costumbres”.

Centralismo

– ¿Existe un peligro de centralismo teológico en España?

– En España hay muchas facultades y competimos, en plan positivo, por los alumnos. Que haya algún centro que quiera tener muchos alumnos o tenerlos todos, no me parece criticable. Me parecería una pena que solo quedara un centro o un pensamiento teológico único. Sí existe un peligro de centralizar toda la teología. El peligro no está en que haya centros más o menos potentes, o con más o menos alumnos. El problema se plantearía si se quisiera presentar como únicamente legítima una línea teológica. Esto no se ha hecho, aunque uno puede captar que hay ciertos intentos prácticos de querer como decirlo, pero no se ha dicho. Nunca en la historia de la Iglesia ha habido una sola línea teológica. Entonces, distinguir o separar líneas teológicas como legítimas o no legítimas cuando se insertan todas en la tradición de la Iglesia, sería negativo.

– ¿Faltan teólogos?

– No creo que falten teólogos en España. Creo que no estamos en la época de los grandes teólogos del siglo XX, de antes y después del Concilio Vaticano II. Como dice González de Cardedal, “estamos de recogida”. Hay teólogos, pero no hay un ambiente que ayude al diálogo, y esto puede venir de varias realidades: que la oferta de la Iglesia no encuentra eco en la sociedad y que en la Iglesia a veces faltan espacios donde reflexionar desde posturas diferentes. Luego, uno echa en falta más intelectuales cristianos, que tengan una opinión y una voz en cuestiones que son las que importan y atañen a la marcha del país y que no tienen que ver con cuestiones de fe y costumbres. Ayudaría mucho que hubiese intelectuales cristianos, porque, a veces, los obispos intervienen en temas que no son de fe ni de costrumbres, precisamente, porque no hay intelectuales cristianos que lo hagan.

– ¿Cree que hay un debate muy polarizado tanto en la Iglesia como en la sociedad?

– El problema no es que haya posturas dispersas. El problema es cuando nos incapacitamos para el diálogo o cuando convertimos una postura en la única posible. Hay temas en los que solo hay una postura posible, pero no son la mayoría. La polarización viene cuando no aceptamos que hay posibilidad de ideas y matices.

“Una Facultad como la nuestra tiene que
dialogar con todos aquellos que quieran hacerlo.
Esa es nuestra postura, con una visión positiva
del mundo, donde Dios está actuando”.

– ¿Cómo se aborda desde un centro teológico la nueva evangelización?

– Trabajamos desde lo que somos: un centro de reflexión. Por una parte, queremos ser atrio de los gentiles, lugar de encuentro con la sociedad en la que vivimos. Además, la teología colabora señalando dónde se encuentran los problemas o aquellas cosas que hay que potenciar, porque una nueva evangelización parte de una reflexión acerca de cuáles son los métodos y qué es lo que hay que subrayar. Eso lo hace la teología. Toda pastoral está sustentada por una reflexión, y ahí la teología es esencial.Diego Molina rector de la Facultad de Teología de Granada

– Citaba antes el Vaticano II, que está de aniversario, y a los teólogos que participaron en él…

– El Concilio fue el mayor acontecimiento de la Iglesia en el siglo XX. Se propuso la fe de un modo más comprensible. Eso nadie lo discute. Hay ideas del Vaticano II que son irrenunciables, hoy por hoy, en cualquier acercamiento a la realidad eclesial. Luego, sí es cierto que ha habido y hay una discusión sobre la aplicación. Hoy, la situación que vivimos es distinta a cómo se situó el Vaticano II. Somos más conscientes de la dificultad de diálogo con el mundo contemporáneo.

– ¿Cómo se afronta este reto ante un mundo que no quiere escuchar?

– Hay dos posturas. La escatológica, que considera que el mundo tiene cosas buenas y cosas menos buenas, pero que Dios está ahí y que es posible el diálogo. La segunda, la apocalíptica, propone hacer todo nuevo partiendo de la premisa de que hay que oponerse a todo lo que existe en la sociedad, porque todo lo que hay es negación del evangelio. Una Facultad como la nuestra tiene que dialogar con todos aquellos que quieran hacerlo. Esa es nuestra postura, con una visión positiva del mundo, donde Dios está actuando.

En el nº 2.832 de Vida Nueva.

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