José Rodríguez Carballo: “El drama de la Vida Religiosa no es el envejecimiento, sino que deje de ser religiosa”

José Rodríguez Carballo ministro general Franciscanos y presidente USG

Nuevo presidente de la Unión de Superiores Generales

José Rodríguez Carballo ministro general Franciscanos y presidente USG

Entrevista con José Rodríguez Carballo [extracto]

Texto y fotos: DARÍO MENOR | El gallego José Rodríguez Carballo, ministro general de la Orden de los Frailes Menores, es el nuevo presidente de la Unión de Superiores Generales (USG). Sustituye al salesiano mexicano Pascual Chávez. El franciscano analiza la situación que afronta hoy la Vida Religiosa y Consagrada (VRyC) y recuerda que su mayor problema sería que dejase de ser ella misma, no el envejecimiento o la reducción numérica.

– ¿Qué significa para usted el nombramiento como presidente?

– Supone un mayor compromiso en el trabajo a favor de la VRyC, particularmente la masculina. Es un compromiso que asumo con gozo y como un reto, pues amo apasionadamente la VRyC; no podría ser de otro modo pues es mi vida, y creo profundamente en su actualidad. Por otra parte, en este trabajo no parto de cero. Desde hace años conozco bien la USG en cuanto miembro de su Consejo Ejecutivo y anterior presidente de la Comisión Teológica.

Este nombramiento, además, supone un voto de confianza que espero no defraudar. Recibo una herencia rica en iniciativas y en reflexión. La USG lleva trabajando mucho en estos años. A mí me toca ahora recoger dicha herencia y hacerla fructificar, enriqueciéndola en la medida de lo posible. Cuento para ello con una secretaría permanente eficaz y con un buen Consejo Ejecutivo con el que pienso que será fácil colaborar. Algunos de ellos los conozco bien, por haber trabajado juntos en el anterior consejo. Son personas con gran experiencia y buena capacidad de reflexión. José Rodríguez Carballo ministro general Franciscanos y presidente USG

Estrechar relaciones

– ¿Cuál será su prioridad?

– En este momento puedo señalar tres grandes prioridades. La primera es coordinar el trabajo de reflexión que se está llevando a cabo en el área de la VRyC, sobre todo en lo que se refiere a la identidad de los religiosos y a la teología de la VRyC. Para ello contaremos en todo momento con la Comisión Teológica de la USG. En segundo lugar, fortalecer la colaboración en posibles iniciativas y la reflexión conjunta con la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica. En la figura del prefecto contamos con gran apoyo en este campo. Ese mismo apoyo estoy seguro que lo encontraremos en el secretario de dicha Congregación, cuyo nombramiento se espera en breve tiempo, así como con los oficiales de esa congregación. A través de ella deseamos una estrecha relación con la Santa Sede y con el mismo Santo Padre, como signo de profunda comunión con el Sucesor de Pedro.

Y, en tercer lugar, estrechar la colaboración con la UISG (Unión Internacional de Superioras Generales), sobre todo para llevar a cabo iniciativas comunes, como será el II Congreso Internacional de Vida Consagrada, previsto para 2016, y algún otro Seminario sobre Teología de la VRyC, como el que se celebró en febrero del 2011.

“Vivo el envejecimiento y
la disminución en el número de miembros
de las congregaciones clásicas
con cierta preocupación, pero no como una obsesión”.

– ¿Qué proyectos tiene en mente?

– Continuaremos con las ya tradicionales Asambleas de la USG (dos al año), en las que, entre otras cosas, seguiremos estudiando la situación de la VRyC en cada continente. Estamos, además, estudiando la posibilidad de un encuentro anual con los nuevos superiores generales. También estamos poniendo en marcha el próximo Congreso Internacional de VRyC. Otros proyectos irán saliendo con la aportación del Consejo Ejecutivo y las aportaciones de los distintos superiores generales.

– ¿Cómo vive el envejecimiento y la disminución en el número de miembros de la mayoría de las congregaciones clásicas?

– Con cierta preocupación, pero no como una obsesión. Preocupación, pues en los países occidentales la disminución es clara y el envejecimiento también, debido, entre otras cosas, al envejecimiento de la población y al secularismo en dichos países. Esta disminución y envejecimiento hace que tengamos que dejar muchas obras en el campo de la educación, de la sanidad y en el campo social; obras que considero todavía importantes y, en muchos casos, necesarias, sobre todo en estos momentos de crisis que estamos viviendo. No obstante, dicha situación no la vivo como obsesión, pues esta “crisis”, en el sentido etimológico del término, como “momento para tomar decisiones”, nos está ayudando a volver a lo esencial, a lo que no es negociable porque afecta a nuestra identidad. El drama no es la disminución y el envejecimiento. El drama estaría en que dicha opción de vida dejase de ser religiosa.

Intercongregacionalidad

– ¿Hasta dónde se puede llegar en el trabajo conjunto entre las distintas congregaciones religiosas?

– Es difícil prever lo que el Espíritu prepara para el futuro. Lo cierto es que, viniendo de Él, ciertamente será lo mejor para la VRyC. Estoy convencido de que está llamada a trabajar más en la intercongregacionalidad y a colaborar más en proyectos comunes. En algunos casos, no hay que descartar la fusión de algunas congregaciones con un carisma afín. Ejemplos de esto tenemos varios en estos últimos años.

“Como todo momento de transición,
también el nuestro está
lleno de desafíos para la Iglesia,
ante los cuales se necesitan
lucidez y audacia”.

– ¿Cómo puede la VRyC reavivar las parroquias, elemento clave en la vida de la Iglesia?

– Fundamentalmente trasladando a ellas su experiencia de fraternidad y comunidad. En este sentido, sería bueno que con mayor frecuencia los obispos encargasen una parroquia a una fraternidad o comunidad, in solidum. Creo que esto enriquecería mucho a la parroquia y libraría a los religiosos de un cierto individualismo.

– ¿Cree usted que, en la actualidad, la Vida Religiosa y Contemplativa está amenazada por un cierto clericalismo?

– Ciertamente, sobre todo en estos momentos en que, en muchas Iglesias locales, hay mucha escasez de vocaciones sacerdotales. Para evitar ese riesgo, los religiosos y consagrados hemos de ahondar más en nuestra identidad práctica.José Rodríguez Carballo ministro general Franciscanos y presidente USG

– ¿Cómo analiza el momento que vive hoy la Iglesia teniendo en cuenta sus dos milenios de historia?

– La Iglesia, y en ella la VRyC, está viviendo un momento hermoso, ante todo, porque es el momento de Dios. Por otra parte, es un momento desafiante, como en toda transición. No olvidemos que estamos viviendo un cambio de época. Como todo momento de transición, también el nuestro está lleno de desafíos para la Iglesia, ante los cuales se necesitan lucidez y audacia. Lucidez para una lectura atenta de los signos de los tiempos y responder a preguntas tan simples e importantes como ¿dónde estamos?, ¿hacia dónde vamos?, ¿hacia dónde nos empuja el Espíritu? Se necesita también audacia evangélica para dar una respuesta a esos desafíos desde el Evangelio. En cualquier caso, el momento que está atravesando la Iglesia no es peor, ni mucho menos, que los que atravesó en otros momentos de transición.

– ¿Cómo puede la VRyC volver a ser atractiva para los jóvenes de los países occidentales?

– La atracción está en ser verdaderamente evangélica, “exégesis viviente del Evangelio”, como nos pide Benedicto XVI. La actualidad de la VRyC, entre jóvenes y no jóvenes, está en la vivencia de una espiritualidad unificada, que nos haga hijos del cielo y de la tierra, místicos y profetas al mismo tiempo; en una espiritualidad de presencia, que nos lleve a vivir como discípulos y misioneros a la vez.

La VRyC será atractiva por su radicalidad evangélica, sin rebajas en sus exigencias evangélicas y carismáticas. También lo será por su vida fraterna en comunidad, humana y humanizante; por una misión que sitúe a los religiosos y consagrados inter gentes, con preferencia por los lugares de frontera, por los “claustros inhumanos”. La VRyC será atractiva a los jóvenes si se mantiene en constante actitud de discernimiento y de búsqueda, en cuanto “mendicantes de sentido”.

En el nº 2.830 de Vida Nueva.

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