Un continente en estado de evangelización

protesta en Perú contra los daños de la minería en el medio ambiente y la población
Virgen del Cobre durante la visita del papa Benedicto XVI a Cuba 2012

Celebración del Año Jubilar Mariano, en Cuba, durante la visita del Papa

América Latina, un continente en estado de evangelización [extracto]

JOSÉ LUIS CELADA | El pasado octubre arrancaba el Año de la fe, declarado por Benedicto XVI en recuerdo del cincuentenario del Vaticano II. Ese mismo mes, el Sínodo de los Obispos celebraba su XIII Asamblea general ordinaria con una inquietud sobre la mesa: La nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Ambas cuestiones, especialmente la segunda, han reclamado la atención de la Iglesia latinoamericana a lo largo de 2012 y, a buen seguro, seguirán haciéndolo durante el próximo año.

Rara es la diócesis que no ha dirigido a sus fieles una carta con ocasión del Año de la fe, y ningún episcopado del continente ha sido ajeno a los desafíos (y cambios) que conlleva hoy la nueva evangelización en los diversos ámbitos de actuación pastoral.

La Misión Continental que Aparecida (2007) puso en marcha se ha “universalizado”, adoptando las formas y hasta el lenguaje de la nueva evangelización, tal y como se ha venido poniendo de manifiesto en los distintos planes pastorales de cada conferencia.

De México a Argentina, de Colombia a Paraguay, de Chile a Venezuela, pasando por Perú, Ecuador, Bolivia, Brasil, Guatemala u Honduras, no hubo Plenaria en 2012 que no tratara de definir los escenarios y estrategias de esa nueva evangelización.

Siempre, eso sí, sin perder de vista lo que la tozuda realidad incorporó a la agenda de trabajo de los obispos: la cita con las urnas de sus compatriotas (en el caso de mexicanos o venezolanos), la defensa del medio ambiente frente a la “acción depredadora” de las multinacionales mineras (Ecuador, Perú…) y como “don de Dios para la vida” (Bolivia y su conflicto del TIPNIS), la denuncia de la violencia y la pobreza (Guatemala), del narcotráfico y la impunidad (Colombia), de la conflictividad laboral (Argentina), la reivindicación de una sanidad pública (Brasil y su Campaña de Fraternidad para la Cuaresma), etc.

Fernando Lugo, presidente de Paraguay, destituido

Fernando Lugo ante los medios, tras conocerse su destitución

No faltaron tampoco en los últimos 12 meses episodios de doloroso recuerdo, cuyo trágico balance reclamó una respuesta episcopal. La muerte de más de 350 reclusos en el incendio de un penal en Honduras, allá por el mes de febrero, provocó una rápida reacción de los pastores En defensa de la vida y condenando las condiciones de hacinamiento de las cárceles en el pequeño país centroamericano.

Meses más tarde, el desalojo de una finca en Curuguaty (Paraguay) se saldó con la muerte de 17 personas, entre ellas 11 campesinos, precipitando la destitución de Fernando Lugo como presidente del país. Este hecho no solo puso en entredicho la legitimidad de las instituciones y del propio sistema, sino que cuestionó seriamente el papel de la Iglesia en la nueva coyuntura política.

Relevancia social

Mientras los prelados paraguayos se vieron obligados a dar explicaciones por su actitud, sus hermanos argentinos y chilenos recuperaron relevancia social gracias a sendos documentos muy bien acogidos en sus respectivos países: Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile, en el que la jerarquía católica critica el modelo económico actual; y La fe en Jesucristo nos mueve a la verdad, la justicia y la paz, con el que sus vecinos niegan toda complicidad con la dictadura e invitan a abrir un tiempo de reparación.

De ambos textos y su acogida entre la población, daría buena cuenta en sus primeros números Vida Nueva Cono Sur, que inició su andadura el 24 de octubre.

protesta en Perú contra los daños de la minería en el medio ambiente y la población

Protesta en Perú contra la minería

También de la despenalización del aborto en Uruguay, o de la renuncia del obispo de Iquique (Chile), acusado de abusos sexuales. Precisamente, para pasar página de los escándalos –en este caso, los que dejó tras de sí la controvertida figura de Marcial Maciel–, varias integrantes del movimiento Regnum Christi fundaron en este último país la asociación Totus Tuus.

De Centroamérica y la región caribeña, las noticias que nos han ido llegando este 2012 por boca de la Iglesia y sus representantes nos hablan de naciones que, pese a haber cumplido 20 años de paz (El Salvador), siguen soportando violencia y muerte a diario; de regímenes, como el de Daniel Ortega en Nicaragua, donde prima el “caudillismo” y la corrupción; de una gestión pública presidida por la “falta de ética” (Guatemala); de pueblos que se recuperan lentamente de tanta desgracia sufrida, como certifican los “pequeños avances” registrados en Haití dos años después del devastador terremoto de enero de 2010…

Pero también de la alegría de los católicos cubanos al celebrar el Año Jubilar Mariano, en el IV centenario del hallazgo de la imagen de la Virgen de la Caridad del Cobre, patrona del país caribeño. Ocasión que aprovechó el Papa en marzo para visitar la Isla, y que fue una auténtica “confirmación en la fe”, como reconocía a Vida Nueva el cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana.

Días antes, en otra etapa del mismo viaje, Benedicto XVI se desplazó a México, país que, desde el 1 de diciembre, vuelve a estar presidido por un candidato del PRI (Enrique Peña Nieto), aunque sigue arrastrando dramas tan sangrantes como el de Sierra Tarahumara, donde la hambruna y el expolio de riquezas sufrido durante décadas condujo al suicidio a no pocos indígenas de la región.

Situaciones de explotación que se repiten en la Amazonía, “un lugar permanente de misión”, como bien se recordaba en el encuentro pastoral del pasado mes de julio en Santarém (Brasil); o en la trata de personas, “una grave violación de la dignidad humana” denunciada por las diez diócesis de frontera de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, reunidas en mayo en Gualeguaychú.

Mercedes Casas, religiosa mexicana, presidenta de la CLAR

Mercedes Casas, presidenta de la CLAR

Con nombre propio

El relevo al frente de varios episcopados del continente nos deja unos cuantos nombres a tener en cuenta para la vida de la Iglesia latinoamericana durante los próximos años, al tiempo que nos permite rendir un humilde homenaje a quienes acaban de dejar sus cargos.

La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) eligió como nuevo presidente a la pujante figura del cardenal Francisco Robles, arzobispo de Guadalajara, en sustitución del presidente del CELAM, Carlos Aguiar.

En Bolivia, el carismático cardenal Julio Terrazas pasó el testigo a Óscar Aparicio, obispo castrense. En el vecino Perú, un “moderado” Salvador Piñeiro, arzobispo de Ayacucho, sucedía al frente de la CEP al franciscano Héctor Miguel Cabrejos, arzobispo de Trujillo.

Cabría añadir aquí a la mexicana Mercedes Casas, religiosa de las Hijas del Espíritu Santo, que, en la Asamblea de la CLAR del mes de junio en Ecuador, fue elegida presidenta de los religiosos y religiosas latinoamericanos y caribeños para el período 2012-2015.

Protagonistas del año han sido también el religioso peruano Gastón Garatea, suspendido del ejercicio de su ministerio por el arzobispo de Lima y que contó con numerosas muestras de apoyo y solidaridad por parte de su pueblo.

Las mismas que recibieron el sacerdote mexicano Alejandro Solalinde y el obispo Pedro Casaldàliga en Brasil¸ amenazados de muerte por su compromiso con migrantes e indígenas, respectivamente; o el arzobispo de Huancayo (Perú), Pedro Barreto, por sus denuncias del desastre ecológico que provocan ciertas explotaciones mineras.

Finalmente, en 2012 Vida Nueva dio su último adiós en forma de obituario a otros personajes que permanecerán para siempre en la memoria de la Iglesia latinoamericana y universal: colaboradores de la revista, como el carmelita mexicano Camilo Maccise o el oblato Gregorio Iriarte, un navarro con el alma boliviana… e indígena; el cardenal guatemalteco Rodolfo Quezada; el obispo Agustín Román, líder espiritual del exilio cubano en Miami; el disidente católico cubano Oswaldo Payá, fallecido en accidente en la propia Isla; o dos reconocidos defensores de los derechos humanos, como la misionera seglar española Pilar Coll (en el Perú de Sendero Luminoso) y el sacerdote francés Pierre Dubois (en el Chile de Pinochet).

Llega 2013 y, con él, no faltarán nuevos llamamientos eclesiales a la reconciliación (Venezuela), la paz (Colombia), la salvaguarda de la creación (Perú) o el diálogo (Bolivia). También en el seno de la propia Iglesia, porque contenciosos como el que enfrenta a la Pontificia Universidad Católica del Perú con el Arzobispado de Lima –mediación incluida de la Santa Sede y de la Compañía de Jesús– no parece que tengan una fácil resolución.

Mientras tanto, y a la espera de que cada día vaya escribiendo su propia historia de la mano de estos y otros protagonistas, todo apunta a que este Año de la fe en el que ya estamos inmersos vuelve a poner al continente latinoamericano en estado de (nueva) evangelización: con la familia, con los jóvenes, con la clase política y con cuantos estén dispuestos a secundar con su testimonio y con sus decisiones la fuerza transformadora del Evangelio.

En el nº 2.829 de Vida Nueva.

NÚMERO ESPECIAL NAVIDAD–FIN DE AÑO 2012

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