‘Una pistola en cada mano’: (a)batidos en duelo

Una pistola en cada mano fotograma de la pelicula

Una pistola en cada mano fotograma de la película

J. L. CELADA | Hace ya casi una década, Cesc Gay dejaba a un grupo de treintañeros En la ciudad (de Barcelona) lamiéndose sus heridas. Todo apuntaba a que, con el paso del tiempo, aquellos personajes seguirían encendiendo fuegos y apagando hogueras con idéntica sensibilidad (o falta de tacto). ¿Qué otra cosa es la vida? Hoy cumplirían ya cuarenta y tantos y, aunque con nuevos rostros, arrastran los mismos temores y manías de entonces.

Eso es lo que, al menos, se desprende del último trabajo del realizador catalán: Una pistola en cada mano, retablo generacional sobre la cuarentena y sus estragos emocionales.

En el previsible ecuador de sus días, una docena de urbanitas en crisis (re)descubren que “todos somos una cosa y parecemos otra”. Triste pero inapelable rúbrica de la condición humana, si bien aquí especialmente aplicada a las actitudes y conversaciones masculinas. ¿De qué hablan los hombres?, se pregunta esta cinta. “De cosas importantes”, responderán ellos, mientras las mujeres tercian con ironía que no es su caso: “Nosotras –dicen–solo hablamos de nuestras parejas”.

Un deslumbrante plantel de actores (Darín, Tosar, Cámara…) pone su talento al servicio de un guión inteligente y profundo, que maneja las palabras –también los gestos, las miradas y los silencios– con precisión de cirujano, hasta completar un revelador mapa de las relaciones más allá de sexos y edades.

Adúlteros o cornudos, divorciados o casados, depresivos, desengañados, nostálgicos o maltratadores…, todos comparten esa incapacidad semipatológica para sincerarse frente al espejo, aunque cada cual la disimula luego como puede: disfrazándola de timidez, cobardía, confusión, torpeza verbal, patetismo, ansiedad y cinismo. Siempre el humor como mecanismo de defensa.Una pistola en cada mano fotograma de la pelicula

Al abrigo de unos duelos interpretativos tan sobrios y naturales como difíciles de olvidar, Gay dispara al centro de la diana: la fragilidad de la existencia, el sueño imposible de “devolver” algunos años, la falta de un libro de ruta con el camino a seguir… Y, por boca de estos adultos en permanente búsqueda, el director nos guía a través de un universo de dudas, lamentos y medias verdades, a la caza de una oportunidad que redima sus muchas miserias.

¿La encontrarán junto a la mujer que aman o han amado? Es una opción, no la única. Sin embargo, antes deberán aprender a escuchar: las voces femeninas y la de su propio corazón.

Quizás ahí resida también el secreto para disfrutar de los episodios narrados por Una pistola en cada mano, película que nos invita a abrir los oídos sin miedo a sentir esos zumbidos tan familiares que resuenan en la conciencia. Porque nada escuece –y reconforta– tanto como batirse en duelo con los pesares que nos acechan y abaten ¡Qué fácil es ver (buen) cine cuando hay alguien dispuesto a mostrárnoslo!

FICHA TÉCNICA

TÍTULO ORIGINAL: Una pistola en cada mano.

DIRECCIÓN: Cesc Gay.

GUIÓN: Cesc Gay y Tomàs Aragay.

FOTOGRAFÍA: Andreu Rebés.

MÚSICA: Jordi Prats.

PRODUCCIÓN: Marta Esteban.

INTÉRPRETES: Ricardo Darín, Luis Tosar, Javier Cámara, Eduard Fernández, Leonardo Sbaraglia, Eduardo Noriega, Jordi Mollà, Alberto San Juan, Candela Peña, Cayetana Guillén Cuervo, Leonor Watling, Clara Segura.

En el nº 2.828 de Vida Nueva.

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