Pragmatismo en los Territorios Palestinos

religiosa cristiana en una misa en Gaza

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religiosa cristiana en una misa en Gaza

Misa en Gaza

CARMEN RENGEL. JERUSALÉN | La inquietud que transmiten los altos representantes de los cristianos, y también los ciudadanos de a pie, tiene su origen en Israel, en el judaísmo. Pero ¿ocurre algo parecido en los Territorios Palestinos?

“No”, contesta rotundo el padre Johny Abu Khalil, párroco de San Justino, en Nablus, Cisjordania. Su comunidad la forman 650 fieles, que conviven en una de las ciudades más islamizadas de Palestina.

Sostiene que la relación es de respeto, que los incidentes son “muy, muy esporádicos”, casi siempre relacionados con chicas jóvenes que no se cubren el cabello. No ha habido, insiste, ataques a templos o agresiones contra la comunidad. Tampoco se siente insultado por la calle. “Creo que la compenetración es profunda. El pueblo palestino tiene muchos males de los que dolerse, con la ocupación, como para ponernos a pelear entre nosotros. El pragmatismo se impone. Y puedo decir que el respeto del islam por nuestras creencias, por Jesús y nuestros ritos, es notable”, explica.

En el Ayuntamiento de Jerusalén recuerdan que hace un año se produjo un altercado porque unos adolescentes palestinos lanzaron piedras contra turistas cristianos que paseaban por la Explanada de las Mezquitas, pero afinan la información: “Eran partidarios de un imán radical y fueron reducidos rápido”.

En Gaza, donde la comunidad no supera los 4.000 cristianos, donde apenas hay tres parroquias (baptista, ortodoxa griega y católica), ha habido polémica por las supuestas conversiones forzosas al islam, síntoma del radicalismo de Hamás, el partido en el Gobierno. Sin embargo, se comprobó que los procesos fueron voluntarios.

George, un ortodoxo residente en el centro de la capital, padre de cinco hijos, reconoce que se sienten “desconectados” de las demás comunidades, que les cuesta lograr permiso para salir en Navidad o Semana Santa, pero que se sienten cada vez más “respetados” por sus vecinos. En su iglesia de la Sagrada Familia, a la que acude, nadie quiere, no obstante, valorar su relación con el Ejecutivo. La tasa de emigración de cristianos en Gaza triplica a la de Cisjordania.

En el nº 2.827 de Vida Nueva.

 

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