“Nueva etapa” en la vida de la Iglesia chilena

grupo de personas chilenas con banderas

Grupos de laicos elogian la última pastoral, “crítica y valiente”, del Episcopado

grupo de personas chilenas con banderas

ROBERTO URBINA. SANTIAGO DE CHILE | Reacciones de diferente tenor viene provocando la carta pastoral del Episcopado chileno, titulada Humanizar y compartir con equidad el desarrollo de Chile, desde que se difundió en septiembre pasado.

Por un lado, algunas voces críticas, en especial desde el sector empresarial, usaron como tribuna el diario El Mercurio para opinar que el documento no reconoce los logros positivos del Gobierno.

Mientras tanto, otros colectivos acogieron muy positivamente las reflexiones episcopales. Tal es el caso de doce organizaciones y movimientos laicales, que en una declaración pública agradecen las palabras de los obispos, recordando con ellos que “no solo debemos revisar nuestros comportamientos personales, sino también las estructuras de nuestra Iglesia, el modo de ejercer nuestro sacerdocio, las formas de participación, el lugar otorgado a los laicos y en especial a la mujer”.

Firman este pronunciamiento conjunto, entre otros, Amerindia Chile, la Comunidad Martin Luther King, el movimiento ‘Iglesia entre todos’, el Comité Óscar Romero, la Fraternidad Laica Carlos de Foucauld o las Comunidades laicas Marianistas.

Estos grupos coinciden con la carta pastoral en que había pasado un largo período sin un documento así: “Fueron tiempos de verdadera sequía doctrinal y de orfandad pastoral. Muchos habían perdido la esperanza y se había producido lo que se ha llamado un ‘cisma silencioso’”, afirma el texto, dado a conocer con ocasión del cincuentenario del Vaticano II.

“Creemos –añade– que esta carta abre una nueva etapa en la vida de nuestra Iglesia. Los mismos obispos lo reconocen. En efecto, dicen: ‘A nadie se le oculta que, por nuestras faltas, la Iglesia ha perdido credibilidad’. Las encuestas así lo demuestran. En 1995, la confianza en la Iglesia llegaba al 80; en 2011, al 38%; y en 2012, bajó aún más. Muchos laicos habíamos perdido la esperanza. Ojalá que nuestros pastores perseveren en este camino y no surjan voces contradictorias dentro de la misma Conferencia Episcopal”.

“La parte más novedosa, crítica y valiente de la pastoral –destaca el documento laical– es su juicio severo sobre la situación de desigualdad que reina en el país, producto de las estructuras económicas, políticas y sociales. Es una palabra que critica a este modelo porque castiga con mayor severidad a los más pobres y postergados de nuestra sociedad”. Además, se subrayan aspectos del texto episcopal, tales como la petición de perdón con que los obispos inician su carta, el nuevo estilo para hablar y la inclusión de temas de Doctrina Social de la Iglesia en los que perciben este aporte novedoso.

Sin embargo, las propias organizaciones laicales también exponen sus críticas, sobre todo a las experiencias litúrgicas que viven en sus parroquias: “Como laicos y laicas –advierten–, queremos decir a nuestros obispos que hay un profundo descontento con las misas de los domingos en las parroquias. La reforma litúrgica del Vaticano II se detuvo hace tiempo, y las actuales celebraciones son monótonas y rutinarias. Tampoco estamos conformes con la homilía de algunos sacerdotes. Algunos no se preparan, no relacionan el Evangelio con la vida, y los pastores, a veces, dan la impresión de estar cansados y agobiados”.

Invitación al diálogo eclesial

Ya en marzo de 2011, todo el país quedó impactado por una carta que recogía opiniones críticas sobre la marcha de la Iglesia chilena y una invitación al diálogo. La firmaban varios cientos de laicos, lo que ya fue sorprendente. Sin embargo, lo es más aún el hecho de que ese documento fuera producto de un largo proceso de diálogo.

Tras identificar los desafíos que plantean la sociedad y la Iglesia a la vivencia de la fe cristiana, comparten en voz alta lo que buscan: que el Evangelio sea el camino para construir la sociedad; gozar de lo comunitario, porque en la comunidad habita el espíritu de Cristo y se forja el Reino de Dios; luchar con mayor fuerza y determinación contra las causas de la exclusión y el dolor; agradecer la sexualidad; construir una Iglesia acogedora, que invite a todos y todas a renovarla; una Iglesia con un mayor protagonismo de las mujeres…

Esta carta pública generó un movimiento laical en Chile, autodenominado ‘Iglesia entre todos’, que convocó a un proceso de diálogo en reuniones celebradas en diversos templos de Santiago. Este año, además, se integraron en la red laical que ha preparado la celebración de los 50 años de la apertura del Concilio Vaticano II, y se han sumado ahora a la declaración pública relativa a la última carta pastoral del Episcopado.

En el nº 2.826 de Vida Nueva.

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