Asamblea de CONFER: “Debemos preguntar si se están repartiendo con equidad las cargas de la crisis”

inauguración de la asamblea general de CONFER noviembre 2012

La crisis, la comunión y la nueva evangelización centran el discurso inaugural de Elías Royón

inauguración de la asamblea general de CONFER noviembre 2012

Sesión de apertura de la Asamblea de CONFER esta mañana

M. GÓMEZ | La 19ª Asamblea General de la Conferencia Española de Religiosos (CONFER) ha sido inaugurada esta mañana, martes 13 de noviembre, en Madrid. A las 9:30 h. comenzaba la Eucaristía, presidida por el nuncio en España, Renzo Fratini. Una hora más tarde, daba comienzo la apertura oficial de la Asamblea, que se desarrollará hasta el jueves 15, bajo el lema ¿Cómo creerán si no son evangelizados?

Fratini ha presidido la mesa inaugural, junto con Vicente Jiménez, obispo de Santander y presidente de la Comisión Episcopal para la Vida Consagrada, y Elías Royón, presidente de CONFER.

El nuncio, que ha sido el primero en intervenir, ha referido palabras de gratitud y de aliento a la Vida Religiosa en España: “La Iglesia le debe muchísimo”, ha dicho, en referencia a “los frutos abundantes en el campo de la evangelización y de la cultura, en el mundo de las comunicaciones, en la promoción de la juventud y de la familia, en el campo caritativo y asistencial con los desfavorecidos y con los enfermos”.

También ha destacado la oportunidad del tema elegido, en consonancia con la preocupación de toda la Iglesia universal por la nueva evangelización y en el contexto, además, de la convocatoria del Año de la fe por parte de Benedicto XVI.

Objetivo: la comunión esencial

En su saludo inicial, el jesuita Elías Royón ha repasado algunos de los momentos más importantes de este último año. Entre ellos, se ha detenido en “uno de los objetivos del trienio: la construcción de la comunión eclesial“: “Aun con nuestras limitaciones, la Vida Religiosa española continúa empeñada con generosidad y lealtad en esa actitud de conversión que exige el trabajo por la unión en la caridad”.

Y añade: “Convocados a una nueva evangelización y a celebrar, en el Año de la fe, el gozo de creer en Cristo, se hace todavía más exigente, si cabe, el compromiso por la comunión eclesial y su promoción como principio educativo para todos los miembros de la Iglesia, ya que nos sitúa a todos en el discipulado propio de los seguidores de Jesús”.

Parte importante del discurso es la dedicad a la actual “crisis social y económica, que afecta cada vez a más sectores de nuestra sociedad” y que la Vida Religiosa mira con “enorme preocupación”.

Ante los efectos de esta crisis, los religiosos están respondiendo, asegura Royón, “con gran generosidad e imaginación, a tantas tragedias, cuyas lágrimas y angustias no son para nosotros anónimas, sino de rostros que conocemos bien”.

Llamamiento ante la crisis

En un duro párrafo dirigido a las autoridades civiles, Royón manifiesta: “No podemos permanecer insensibles ante una sociedad que egoístamente ha desplazado a los márgenes a aquellos que para Jesús son el centro. Tenemos que preguntar con libertad evangélica a los responsables de los asuntos públicos, ‘cómo es posible que, aun disponiendo de tantos medios económicos y técnicos, no han sido capaces de ordenar la vida común de un modo verdaderamente justo y humano’ –cita aquí Royón la reciente Declaración Ante la crisis, solidaridad de la CEE–, preguntar si se están repartiendo con equidad las cargas de la crisis, y si de verdad se esfuerzan por encontrar todos los recursos posibles y necesarios para remediar lo que ya son necesidades primarias como la comida, la salud y la vivienda”.

El presidente anima a los superiores mayores a que sigan acompañando a sus equipos apostólicos y comunidades para que permanezcan “vigilantes ante la situación” y a que interioricen “actitudes como la compasión y la pobreza religiosa”. “Nuestra solidaridad será siempre una solidaridad evangélica que, como tal, integra una cercanía compasiva hasta sufrir con los que sufren, y el compartir lo que se tiene con los que menos o nada poseen”.

Y ha recordado “la necesidad de una verdadera conversión personal. Sin cambiar el corazón será imposible un cambio social que ponga en primer plano los valores de la justicia y la solidaridad, la ética y la búsqueda del bien común antes que los intereses particulares y partidistas”.

El amplio discurso de Royón (11 páginas) continúa con reflexiones sobre la nueva evangelización y la vida consagrada, la “precariedad de nuestras congregaciones en España y en Europa” reflejada en el descenso del número de religiosos y el aumento de su edad media, la pasión por Jesucristo, las prioridades de la misión, la intercongregacionalidad o la misión compartida con los laicos.

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