Un libro de Rino Fisichella (Sal Terrae, 2012). La recensión es de Gonzalo Tejerina Arias
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La nueva evangelización
Autor: Rino Fisichella
Editorial: Sal Terrae, 2012
Ciudad: Santander
Páginas: 150
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GONZALO TEJERINA ARIAS | El 21 de septiembre de 2010, Benedicto XVI constituía oficial y públicamente un nuevo dicasterio en el gobierno central de la Iglesia: el Pontificio Consejo para la promoción de la nueva evangelización, para el cual nombraba presidente a mons. Rino Fisichella, hasta entonces responsable de la Pontificia Academia para la Vida. La decisión papal de crear este nuevo Consejo, que Fisichella define como fruto de una intuición profética, suscitaría –según él– un extraordinario interés y expectación en todo el mundo.
Pasado un año de su nombramiento, Fisichella publicaba en Italia el presente volumen, La nueva evangelización, aparecido en español en 2012, como abanico de primeras reflexiones suyas sobre el proyecto eclesial de nueva evangelización.
Como expresamente declara, se trata solo de una presentación de cómo él entiende la “nueva evangelización”, reflexiones suyas sobre un tema que, a su juicio, desafía fundamentalmente a la Iglesia de Occidente (9).
Así, en efecto, la problemática que el libro trata es fuertemente “occidental”, haciendo patente de este modo uno de los caracteres claros del propio proyecto de “nueva evangelización”, dirigido de hecho en gran medida a sociedades o culturas de una secular tradición cristiana, cuyo grave debilitamiento en la fe suscita el proyecto de nueva evangelización.
Cuestiones o problemas que puedan afectar de modo más pleno –aunque de ningún modo exclusivo– a Iglesias de áreas no occidentales, como el diálogo interreligioso, las relaciones entre evangelización y liberación humana, no encuentran aquí mayores desarrollos.
Cristocentrismo
En nueve capítulos no muy extensos, y una conclusión final, la obra va bosquejando con cierto orden sistemático la historia y el concepto teológico del proyecto de “nueva evangelización”, su contexto en las sociedades fuertemente secularizadas de Occidente, el cristocentrismo que debe asumir el empeño, los lugares y las perspectivas de su desarrollo, los agentes del mismo, las posibilidades que ofrece la vía de la belleza con una reflexión particular sobre la Sagrada Familia de Barcelona como icono de la “nueva evangelización”.
Sin pretender grandes aportaciones teóricas, el libro ofrece posiciones de interés y valor notable, merecedoras de reflexión, de las que señalamos tres.
La opción cristocéntrica ya mencionada, en virtud de la cual la “nueva evangelización” no debería comenzar por afrontar la problemática de la existencia de Dios en respuesta a la increencia circundante, sino intentar más bien una presentación renovada de Jesucristo en su conciencia de Hijo y revelador definitivo de Dios.
Con ello, el trabajo imprescindible de saneamiento del contexto de la cultura actual, porque, de hecho, existe una notable patología cultural, y lo cierto es que la nueva evangelización requiere un espacio cultural nuevo de inserción –dentro de él es decisiva una nueva antropología– sin el cual el trabajo apostólico que se desarrolle tendrá las más de las veces escaso éxito. Por último, la vía de la belleza, sobre cuyas potencialidades evangelizadores al final del escrito se ofrecen reflexiones bellas y sugerentes.
De lectura agradable, permeado de notable fe y confianza en la realidad y el futuro de la fe y de la Iglesia, irradiando ilusión y esperanza en el proyecto de “nueva evangelización”, sin grandes pretensiones teóricas –como dijimos–, pero mostrando en muchos momentos la competencia teológica de su autor, destacado especialista en Teología Fundamental, el libro ha de prestar un servicio valioso.
Por la identidad de su autor y por la misma prestancia de sus reflexiones, entre la mucha bibliografía sobre la nueva evangelización que con la creación del Pontifico Consejo ha ganado mayor desarrollo, el libro se situará como referencia a tener muy en cuenta.
En el nº 2.823 de Vida Nueva.
