Uruguay despenaliza el aborto

Senado de Uruguay vota la ley que despenaliza el aborto

La Iglesia sigue defendiendo que los Derechos Humanos no se plebiscitan

Senado de Uruguay vota la ley que despenaliza el aborto

El Senado uruguayo durante la votació de la ley

PAULO OLASCOAGA. MONTEVIDEO | Tras nueve intentos fallidos desde 1978, Uruguay ha aprobado la despenalización del aborto por la diferencia de un voto en la Cámara Baja, convirtiéndose así en el tercer país del continente, después de Cuba y Guyana, donde es permitida su práctica.

La coalición de izquierdas del gobernante Frente Amplio aceptó la propuesta de un diputado del Partido Independiente (socialdemócratas y ex demócratas cristianos) que propone que la mujer decidida a abortar pueda hacerlo antes de las 12 semanas, se entreviste con un equipo que la informe de los riesgos y alternativas y cumpa cinco días de reflexión. Los abortos que no cumplan dichas exigencias se considerán ilegales y penalizados. La resolución dejó un gusto amargo a los impulsores de esta ley y muy disconformes a los defensores de la vida desde su concepción.

Ya en 2008, el entonces presidente Tabaré Vázquez, del Frente Amplio, que es médico, vetó un proyecto más amplio invocando razones científicas y éticas. Aunque ese mismo año el partido incorporó el aborto en su programa de gobierno, algo que ninguna fuerza política había hecho antes desde el fin de la dictadura en 1984, para evitar la pérdida del voto católico.

En los debates previos, los defensores de la despenalización destacaron la cantidad de operaciones clandestinas (se habló de 100.000 al año en una población de tres millones y medio de habitantes), mientras los oponentes señalaron que, por ser ilegales, es imposible contar con cifras exactas. Por primera vez, la comisión especial del Parlamento que estudió el tema convocó al debate a la Conferencia Episcopal, cuyo documento dio por sentados los argumentos éticos y religiosos, haciendo hincapié en los aspectos científicos y del Derecho.

Finalmente, el 17 octubre, el Senado aprobó la ley por 17 votos sobre 31, lo cual generó reclamos de diversas organizaciones a la Comisión de Derechos Humanos de la OEA. Algunos dirigentes políticos incluso promovieron un referéndum y prometieron que, si llegaban a la presidencia, derogarán la norma. Según informes de algunas consultoras, la opinión pública favorable al aborto ha ido creciendo paulatinamente, llegando ahora a una ajustada mayoría.

Excomuniones

Mientras, desde la Iglesia y sectores contrarios al aborto, se argumentó que los Derechos Humanos no se plebiscitan. En este marco, tuvieron gran impacto las declaraciones del secretario del Episcopado, Heriberto Bodeant, a un canal televisivo y recogidas así por los diarios uruguayos: “Iglesia excomulgó a quienes votaron despenalizar el aborto”.

El prelado salió a desmentirlo, diciendo que había sido tergiversado y explicando que los legisladores católicos que votaron la ley del aborto no quedan excomulgados, precisando que la excomunión cabe en las personas católicas que tienen una actuación directa en la realización de un aborto, lo que no incluye a quienes votan una ley que lo favorece.

Uruguay ya despenalizó por primera vez el aborto en 1934, aunque, solo cuatro años después, volvió a penalizarlo por ley.

Los jesuitas disienten de González Faus

En pleno debate social y eclesial sobre la ley recién aprobada, unas declaraciones del jesuita José Ignacio González Faus a La Diaria, en las que aseguraba no sorprenderse de que Uruguay debata la despenalización del aborto, porque eso “se viene dando en todo el mundo occidental”, generaron gran polémica.

El religioso español, que se reconoció “defensor de la vida”, dijo no aceptar “que el aborto sea un derecho de la mujer de disponer de su cuerpo y hacer lo que le dé la gana. Hay algo en su cuerpo que no es suyo”. Aunque matizó que “otra cosa es que a toda mujer que aborte se le tenga que castigar y llevar a la cárcel”.

Faus, de visita en el país, admitió que “podrá ser que con la ley de despenalización haya alguien que se aproveche”. “Eso no está bien, pero el hecho de que una norma pueda tener abusos no ataca su validez”, advirtió.

Sus palabras, sin embargo, despertaron el “más profundo pesar” en la Compañía de Jesús en Uruguay, que –a través un comunicado hecho público– las calificó de “desacertadas” y manifestó compartir “el rechazo que han generado, ya que no respetan el compromiso por la vida que como cristianos estamos llamados a asumir, y muestran un rostro de Iglesia que consideramos ajeno a nuestra realidad”.

En el nº 2.822 de Vida Nueva.

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