Raniero Cantalamessa: “Debemos apreciar lo que hay de bueno en otras religiones”

Predicador de la Casa Pontificia

Raniero Cantalamessa predicador de la Casa Pontificia

VIRGINIA BONARD. Fotos: ENRIQUE CANGAS | Miembro de la Orden de los Frailes Menores Capuchinos, Raniero Cantalamessa (Colli del Tronto, Italia, 1934) abandonó la docencia en 1979 para dedicarse al ministerio de la Palabra, es decir, para predicar. Lo ha hecho también a través de una prolífica producción bibliográfica. Nombrado predicador de la Casa Pontificia por el papa Juan Pablo II en 1985, Benedicto XVI lo confirmó en esa labor poco después de asumir el pontificado.

Viajero infatigable, Vida Nueva le ha entrevistado en Argentina, donde acaba participar en el VI Encuentro Fraterno de Evangélicos y Católicos celebrado en Buenos Aires.

– Vino a Argentina invitado por el cardenal Bergoglio a celebrar los 50 años del Vaticano II. ¿Cómo evalúa el diálogo ecuménico en Argentina, donde se hizo el segundo retiro conjunto de sacerdotes y pastores?

– Soy permanentemente invitado por los hermanos protestantes a retiros pentecostales, anglicanos, pero no siempre se vive este estilo de ecumenismo donde estamos en el mismo nivel los protestantes y los católicos. Y bajo la presencia de la autoridad eclesiástica, lo que es importantísimo. Agradezco infinitamente al cardenal Jorge Mario Bergoglio por el ejemplo que da, porque es de los pocos que se comprometen estando presentes, no simplemente dando una bendición a una actividad.

“El movimiento ecuménico y el interreligioso
avanzan juntos, porque serán
los cristianos unidos los que tendrán
que dialogar con las otras religiones”.

– Hace unos días, el Papa participó de una catequesis que impartió el arzobispo anglicano de Canterbury. ¿Usted cree que el siglo XXI será ecuménico o no será?

– Siempre recuerdo lo que el Señor decía en respuesta a los apóstoles cuando le preguntaron: “¿Es este el tiempo en el que se restablecerá el reino de Israel?”. Y el Señor respondió: “No les pertenece conocer los tiempos ni los momentos, pero recibirán el Espíritu Santo y serán mis testigos”. El desarrollo está en las manos del Señor. Hemos tenido la experiencia de que pueden ocurrir cambios dramáticos que no se esperaban, como la caída del comunismo. También los muros que hay entre los cristianos pueden caer si nosotros preparamos el terreno y si el Señor decide que este es el tiempo.

– Y con respecto a lo interreligioso, ¿lo analiza desde la misma lógica?

– Sí. Los dos movimientos, el ecuménico y el interreligioso, avanzan juntos. Por supuesto, la unión de los cristianos es un presupuesto que tiene que venir antes, porque serán los cristianos unidos los que tendrán que dialogar con las otras religiones. Es un escándalo que los interlocutores de las otras religiones no sepan con quiénes están hablando. Y no solamente por motivos estratégicos –de otra manera habría una guerra santa–, sino porque pensamos que el Espíritu del Señor como creador actúa también fuera de la Iglesia de una manera, dice el Concilio Vaticano II, conocida solo por Dios. Debemos respetar y apreciar lo que hay de bueno en otras religiones.

En el nº 2.821 de Vida Nueva. Entrevista con Raniero Cantalamessa, íntegra solo para suscriptores

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