AIN denuncia que ya son 350 millones las víctimas de esta intolerancia en el mundo
M. Á. MALAVIA | La violencia sufrida por los cristianos en todo el mundo ha crecido exponencialmente en la última década, elevándose su porcentaje en un 309%. Así, según denuncia Ayuda a la Iglesia Necesitada (AIN), hoy hay 350 millones de cristianos, en un total de 90 países, que sufren distintos grados de violencia (200 padecen algún tipo de persecución y 150 viven en países en los que se les discrimina por su fe).
A estos preocupantes datos, recogidos por la institución eclesial en el Informe sobre la libertad religiosa en el mundo 2011-2012 (presentado en Madrid el pasado 16 de octubre), se une el hecho de que el hostigamiento se ha recrudecido fundamentalmente en países de mayoría islámica en los que hace dos años la situación era de relativa estabilidad.
¿La causa de este cambio? Según denunció en la presentación del informe el director de AIN en España, Javier Menéndez Ros, el principal desencadenante ha sido, en este último año, la primavera árabe: “En los países donde ha triunfado, ha empeorado la situación de los cristianos”.
Es el caso de “Libia, Egipto o Túnez”, que “gozaban de una cierta estabilidad política y religiosa, y cuya situación ha empeorado”, propiciando la huida progresiva de las comunidades atacadas. Pese a las múltiples interpretaciones y consecuencias de lo que supone un complejo fenómeno como es la primavera árabe, lo que es un hecho, como apuntó Javier Fariñas, responsable de Comunicación de AIN, es que “la caída de estos regímenes no ha supuesto la llegada de una libertad para las minorías”.
Ataques… y esperanzas
En otros países en los que esta situación de violencia ya era anterior, la persecución, si cabe, se ha acentuado. Es el caso de Nigeria, Argelia, Kenia, Malí, Chad o Arabia Saudí. O India, Bangladesh y Pakistán, en varios de cuyos estados se han aprobado leyes anticonversión o antiblasfemia.
Pero AIN también señala un motivo para la satisfacción. Y es que en Europa, pese a que se registran cada vez más casos de intolerancia o discriminación, propios de un “laicismo agresivo”, “las decididas intervenciones de gobiernos y parlamentos”, así como las últimas resoluciones del Parlamento Europeo sobre libertad religiosa, tienden a ver esta como un derecho fundamental a proteger.
En el nº 2.820 de Vida Nueva.
