Comillas homenajea a los dos nuevos doctores de la Iglesia

Universidad Pontificia Comillas homenajea a san Juan de Ávila y santa Hildegarda de Bingen

La Facultad de Teología dedica una mesa redonda a san Juan de Ávila y santa Hildegarda de Bingen

Universidad Pontificia Comillas homenajea a san Juan de Ávila y santa Hildegarda de Bingen

J. FANDIÑO | El pasado 10 de octubre, pocos días después de que fueran nombrados doctores de la Iglesia san Juan de Ávila y santa Hildegarda de Bigen, la Facultad de Teología de la Universidad Pontificia Comillas (Madrid) les dedicó una mesa redonda en la que participaron tres mujeres: la directora de la Oficina para las Causas de los Santos de la Conferencia Episcopal, Encarnación González; y las profesoras de Comillas, María Jesús Fernández Cordero y María del Mar Graña.

Un acontecimiento que esta universidad pontificia ha querido enmarcar dentro del Año de la fe y el Sínodo sobre la Nueva Evangelización, y que ha supuesto un auténtico homenaje a los dos nuevos doctores.

En primer lugar, Encarnación González explicó qué significa la declaración de doctor de la Iglesia y el procedimiento, así como que la característica común de los nombrados hasta el momento (35) es tener una doctrina eminente. “El criterio contenido en estos términos equivale a un carisma peculiar dado por el Espíritu Santo, y se pretende que la concesión del título se centre en un carácter eclesial y se fundamente en claros valores teológicos para el enriquecimiento de la Iglesia“.

“Hoy –continuó–, el contenido de la doctrina eminente se recoge en seis puntos: carisma peculiar de sabiduría; enseñanza conforme a la fe y la vida cristiana; ser auténtico maestro y testigo de la doctrina y vida cristiana; una doctrina apoyada en la Palabra de Dios, la tradición y el magisterio de la Iglesia; una amplia difusión de los escritos; y un mensaje seguro y duradero”.

María Jesús Fernández Cordero, por su parte, fue la encargada de versar la figura de san Juan de Ávila, del que dijo que su ejercicio sacerdotal estuvo cargado, parafraseando el título de su intervención, “de la sabiduría de la Cruz”. “Sus exhortaciones partían de la convicción de que era posible hacer de los sufrimientos propios un padecer con Cristo en la Cruz”, dijo.

En este sentido, destacó que el Apóstol de Andalucía aprendió en prisión más que en muchos años de estudios pasados en Salamanca y Alcalá de Henares. Del Maestro Ávila también subrayó su contibución a la educación, con la fundación de colegios para niños y la Universidad de Baeza.

Finalmente, María del Mar Graña expuso el extraordinario modelo de mujer sabia del siglo XII que encierra la figura de santa Hildegarda de Bingen, de la que valoró su permanente apertura al saber. “Fue una mujer sin complejo intelectual alguno, de obras ambiciosas, con una teología omnicomprensiva basada en su visión divina. Como monja benedictina que era, fue una gran estudiosa y erudita. Conocía la Sagrada Escritura, los clásicos y las obras albergadas en los monasterios. (…) Su saber está dirigido a la vida y a mejorar las condiciones de vida de sus prójimos, lo que la llevó a implicarse en cuestiones de la Iglesia de su tiempo y a transgredir normas, al convertirse en predicadora y viajar por toda Alemania. Era una mujer clara y dura, pero nunca propuso castigar o perseguir a los herejes, sino convencerlos”, concluyó.

Al clausurar el evento, el decano de la Facultad de Teología, Gabino Uribarri, lanzó una invitación a leer y meditar los escritos de los nuevos doctores.

En el nº 2.820 de Vida Nueva.

 

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