Los obispos denuncian la pérdida de rumbo de Europa

asamblea plenaria del CCEE obispos de Europa, en 2012

La Plenaria del CCEE critica el gobierno económico y demanda respeto hacia la fe

asamblea plenaria del CCEE obispos de Europa, en 2012

MIGUEL ÁNGEL MALAVIA | A las puertas del Sínodo sobre la Nueva Evangelización que comienza este domingo, los obispos europeos, reunidos en Saint Gallen (Suiza) del 27 al 30 de septiembre, en el marco de la Asamblea Plenaria del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa (CCEE), trataron de profundizar en Los desafíos de nuestro tiempo: aspectos sociales y espirituales. [Los obispos denuncian la pérdida de rumbo de Europa – Extracto]

Con un balance no demasiado positivo, pues reconocen en el presente un momento de “involución de la cultura y de la sociedad”.

Así, además de denunciar “las serias desviaciones del ‘dejar hacer’ económico y el liberalismo ético”, señalando estas como causas de fondo de la crisis global (no solo económica) que sacude a buena parte de la población mundial, inciden en un aspecto que les preocupa especialmente: “Las actitudes de desprecio molesto y sistemático hacia la doctrina cristiana y la fe y, por tanto, hacia los cristianos, que a veces derivan en discriminación e instigación al odio”.

Como recogieron en su declaración final, con un texto consensuado, los prelados defienden que es mucho lo que los cristianos, desde el “total respeto y apertura al diálogo sin ningún prejuicio y arrogancia”, pueden aportar a la hora de encontrar soluciones que ayuden a prosperar al conjunto de la sociedad, ya que “sienten su responsabilidad como ciudadanos y están dotados de un patrimonio de verdad que ha sido probado durante 2.000 años de servicio, bondad y civilización”.

Al insistir en que ofrecen una propuesta en positivo, dirigida al conjunto de la sociedad, no entienden las acusaciones de “intolerancia y oscurantismo” recibidas desde determinados ámbitos. Así, concluyen que la voz de los cristianos “es percibida como peligrosa porque es una voz libre e inflexible ante intereses particulares y no dispuesta a ceder al chantaje”. Finalmente, los obispos interpelan a la comunidad internacional para que asegure que “la libertad religiosa sea respetada y promovida, siempre y en todo lugar”.

Ya en la presentación de las jornadas, Péter Erdö, presidente del CCEE, alertaba sobre la importancia de la propuesta cristiana en el actual contexto de crisis: “En este momento de dificultad económica, el hombre de hoy, el ciudadano europeo de nuestros países, puede fácilmente dejarse contagiar por la mayor epidemia de nuestro tiempo: la desesperación. La falta de esperanza es el mayor mal de nuestra época”.

Frente a ello, el cardenal y arzobispo de Esztergom-Budapest ahondó en la causa principal de esta amenaza: “Está en curso una revolución antropológica que desorienta al mismo hombre, lo engaña, y corre el peligro de perderse a sí mismo. La Iglesia agradece al Señor haber recibido de Él la respuesta a las más profundas expectativas del hombre, a su más profundo anhelo y nostalgia del Otro. La respuesta es Cristo. La nueva evangelización, tema que nos está acompañando en estos años, es una ocasión y un llamamiento a trabajar para que Cristo, siempre igual ayer y hoy, pueda ser entendido y acogido por todos. Un corazón que ha encontrado su camino en Cristo será capaz de cumplir milagros en la familia, en el colegio, en el trabajo y en diversas instituciones nacionales e internacionales”.

Fidelidad a las raíces cristianas

También compartió su visión, en un encuentro con la prensa, el cardenal Marc Ouellet, prefecto de la Congregación para los Obispos. Para el purpurado canadiense, Europa “es portadora de la civilización cristiana”, por lo que “siempre tendrá la responsabilidad de seguir testimoniando las raíces de su identidad”.

Sin embargo, hoy domina “una crisis de visión del hombre”, que se aprecia “cuando se pierde el sentido de la familia o cuando existen debates éticos sobre la naturaleza del matrimonio”. Esta “preocupación profunda”, añade, es la que evidencia hasta qué punto “es urgente educar”.

En conclusión, según Ouellet, la tarea formativa de conducir “al hombre a un encuentro con Cristo”, en una experiencia “viva”, es la respuesta de la Iglesia desde la nueva evangelización. Si esta misión falla, el futuro de Europa, y del mundo en general, sería ciertamente oscuro: “Si la imagen del hombre mismo, creado a imagen de Dios, que es la base de la educación cristiana, se pierde, entonces ya no nos quedan modelos”.

En el nº 2.818 de Vida Nueva.

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