La Iglesia en Portugal denuncia los duros recortes

protestas en la calle en Portugal contra los recortes por la crisis

Tras las manifestaciones de protesta, apoyadas por obispos y entidades eclesiales, el Gobierno da marcha atrás

protestas en la calle en Portugal contra los recortes por la crisis

ANTÓNIO MARUJO. LISBOA | En muy pocos días, desde varios ámbitos de la Iglesia portuguesa, se ha llamado la atención al Gobierno por las consecuencias dramáticas de sus medidas de austeridad. [La Iglesia en Portugal denuncia los duros recortes – Extracto]

Fundamentalmente, por su último plan, consistente en subir las cotizaciones de los trabajadores a la Seguridad Social, hasta el punto de que, en la práctica, sus sueldos bajarían hasta en un 7%.

El Consejo Permanente de la Conferencia Episcopal Portuguesa (CEP) ha dicho que el paro es, actualmente, “uno de los aspectos más graves” de la actual crisis económica del país, en una nota publicada tras una reunión el pasado 17 de septiembre. Dos días después, fue la Comisión Nacional Justicia y Paz (CNJP) la que acusó al Gobierno de amputar al país la libertad, someterse a los líderes de países más poderosos y agravar las desigualdades.

En la nota del Consejo Permanente de la CEP, titulada Misión de la Iglesia en un país en crisis, los obispos afirman que el derecho al trabajo no debe ser visto solamente como modo de manutención económica, sino también como algo inherente a la “realización humana”.

Igualmente, se insiste en que “la Iglesia es sensible al sufrimiento de todos, en particular al de los más pobres y parados, independientemente de la fe que profesan”. Para los prelados, que solicitan que los beneficios de personas, empresas y grupos “deben orientarse para el bien común de toda la sociedad”, los mercados también deben estar sujetos a una “dimensión ética de servicio a la comunidad”. Es necesaria, recalcan, una “equidad en las soluciones y en la distribución de los sacrificios”, con especial atención “a los más desfavorecidos”.

La reunión de los obispos tuvo lugar dos días después de las manifestaciones que se desarrollaron en 40 ciudades del país, y que movilizaron entre 500.000 y 800.000 personas, según las fuentes, contra los recortes del Ejecutivo de Passos Coelho.

Respuesta ante una “señal”

El portavoz episcopal, el jesuita Manuel Morujão, definió el movimiento ciudadano como una “señal” y una “interpelación fuerte” para el Gobierno. “Esperamos que nuestros gobernantes sepan leer con discernimiento esa manifestación de la voluntad pública”, añadió el padre Morujão en la presentación de la nota de los obispos.

Las decisiones gubernamentales, concluyó, “deberían proteger a los más débiles, los más penalizados por la crisis” o a quienes reciben “pensiones de verdadera pobreza”. Ya el día anterior a las protestas, el 14 de septiembre, el patriarca de Lisboa y presidente de la CEP, José Policarpo, se había reconocido “muy preocupado por Portugal”.

La ausencia de equidad es, precisamente, la gran demanda de la Comisión Justicia y Paz a las medidas del Gobierno. Este nunca ha demostrado, apunta el texto, que “los sacrificios exigidos a los portugueses están distribuidos con equidad”. La política pública, añaden, “no ha combatido eficazmente las disparidades en la distribución del rendimiento y otras formas de desigualdad en la sociedad portuguesa”.

Hay indicios, se insiste desde la CNJP, que muestran que las desigualdades se han agravado en los últimos años. Así, mientras a unos les faltan “pan, casa, agua y luz, otros mantienen un nivel de vida prácticamente igual, si no más elevado” que antes de la crisis.

Los datos apuntan que un 20% de los portugueses viven por debajo del umbral de la pobreza. Pero el fenómeno está creciendo: muchas familias están siendo castigadas por el paro (más de 15%) y cada vez hay más matrimonios en los que las dos personas están sin trabajo. De hecho, las clases medias (incluidos los profesores) y los jóvenes son, progresivamente, fuertemente penalizados por las consecuencias de la crisis.

En la presentación del documento a los periodistas, el presidente de la CNJP, Alfredo Bruto da Costa, economista y profesor de la Universidad Católica de Lisboa, concluyó afirmando que tiene muchas dudas de que el Gobierno oriente su política para el “bien común”, que es “la única razón de ser de un Gobierno”.

Al cierre de esta edición, el Ejecutivo portugués había anunciado la retirada de la subida en las cotizaciones a la Seguridad Social.

En el nº 2.817 de Vida Nueva.

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