Iglesia y ludopatía: esta partida sí tiene premio

Iglesia y ludopatía, programas de Cáritas de atención al jugador adicto

Cáritas y las parroquias atienden a miles de personas que han caído en la adicción al juego

iglesia y ludopatía, jugador adicto en una máquina tragaperras

ÁLVARO REAL | Fiódor Dostoyevski mostró en El jugador sus propias experiencias en aquellos casinos de Renania, frecuentados por aristócratas rusos dispuestos a dejar en ellos hasta el último rublo. Un cielo y un infierno novelado desde la experiencia real. [Iglesia y ludopatía: esta partida sí tiene premio – Extracto]

Hoy, la confirmación de que el macroproyecto de casinos Eurovegas recalará en Madrid (aunque aún se desconoce el emplazamiento exacto) ha desatado la polémica por cómo estos centros fomentan la ludopatía.

La Iglesia no ha dudado en posicionarse sobre el tema, denunciando con fuerza varias diócesis e instituciones eclesiales que Eurovegas conduciría a enfermar a los más vulnerables, especialmente los jóvenes. Pero, más allá de la palabra, ¿cómo trabajan asociaciones de Iglesia por evitar y acompañar las adicciones al juego?

“Cuando los problemas de juego pasan a la categoría de adicción, todo lo que rodea a la persona adicta se encuentra en peligro”. Así de tajante se muestra Íñigo Cortázar, responsable del Área de Adicciones de Cáritas Diocesana de Bilbao, que explica a Vida Nueva que “la persona adicta trata por cualquier medio de lograr, en este caso, recursos económicos para poder hacer frente a su necesidad descontrolada de jugar”. iglesia y ludopatía, programas de atención integral al jugador adicto

En los años 80, tras la carta pastoral de los obispos El oscuro mundo de la droga juvenil, la Diócesis de Bilbao creó la Asociación Diocesana de Apoyo a Personas con Trastornos de Adicción (ADITU), con la que crearon en Indautxu el primer piso de acogida del Área de Drogodependencias. Hoy, continúan con el trabajo de adicción a la droga, pero han ampliado sus proyectos a la adicción al juego y a las nuevas tecnologías.

Acción integral

“El trabajo que realizamos con las personas que tienen algún tipo de dependencia es, en primera instancia, ofrecer aquellos bienes de primera necesidad de los que carecen, tales como alimentación, higiene, cama, ropa…”, explica Íñigo. Pero también trabajan en todas las áreas que conforman la vida de cualquier persona, como la social, la sanitaria, la judicial o la familiar, ayudándoles, dentro de sus posibilidades, a conseguir una vivienda y a tener más fácil una inserción socio-laboral. Todo gracias a la ayuda del Centro de Salud Mental de Osakidetza, a Proyecto Hombre y a la Fundación Etorkintza.

Actualmente, el perfil de quien reclama su ayuda para combatir la ludopatía tiene una media de edad de 34,3 años y, en un 83%, es hombre. Además, en más de un 68%, es nacido en España.iglesia y ludopatía, programas de atención y acompañamiento a jugadores adictos

Pero, si algo cuentan en común la gran mayoría de usuarios que tienen una adicción al juego, es que “mienten y utilizan tanto a los amigos como a familiares para lograr dinero. La pérdida de grandes cantidades económicas hace que la persona se distancie de sus redes sociales de apoyo más básicas y que se genere en ella un fuerte riesgo de exclusión, sobre todo cuando su vida rutinaria se convierte en incontrolable”, añaden desde ADITU.

La realidad social tampoco les ayuda mucho, porque, como explica el responsable del Área de Adicciones de Cáritas Bilbao, “el problema de la adicción al juego se encuentra muy expuesto y al alcance de mucha gente en múltiples categorías, como las máquinas tragaperras, las apuestas deportivas o las loterías. Con lo que, hacerle frente, requiere un trabajo muy importante por la persona y por toda la gente que la rodea y la apoya”.

Reconocen desde la asociación eclesial que el juego está legislado, pero consideran que “no lo está de un modo suficientemente controlado, dando lugar a lagunas que permiten ofertar una mayor accesibilidad del juego a toda la sociedad en general y a colectivos más vulnerables en particular”. Algunas de estas lagunas legales son las que Sheldon Adelson, promotor de Eurovegas, aprovechará para su negocio.

Desde ADITU hacen suyo el testimonio de Máximo Gutiérrez, exludópata rehabilitado que actualmente preside la Federación Española de Jugadores de Azar Rehabilitados (FEJAR). Máximo denomina Eurovegas como una “salvajada”, y lo explica diciendo que “es como si a un exalcohólico le pones un botellón en la puerta de su casa o, a un exfumador, un fumadero en el portal”. “Parece ser que con la crisis y las ansias de ganar dinero todo vale”, lamenta.

Iglesia y ludopatía, programas de Cáritas de atención al jugador adicto

Convivencia en ADITU, de Cáritas Bilbao

Pero Cáritas Bilbao no es la única que desarrolla esta acción, ya que cada vez son más las diócesis españolas cuyas delegaciones están especializando sus gabinetes psicólogicos en temas de adicción al juego.

En Cáritas Pamplona, la psicóloga Elena Pascual acompaña, ofrece terapia individual y grupal y orienta y apoya a los familiares de personas afectadas por problemas de juego en Tudela o en la zona de la Ribera.

Y en Cáritas Manzanares (Ciudad Real), afectados por la adicción al juego se unen cada miércoles para compartir experiencias y evitar “tocar fondo”, como denominan a situaciones en las que se produce “la ruina parcial o completa, la pérdida de la familia o el empleo, el cometer delitos económicos o vivir en la más completa indigencia, para terminar pensando en el suicidio”.

En Cáritas Valladolid, 2.000 ludópatas acuden al Centro de Rehabilitación y Tratamiento de Adicciones Sociales ‘Cetras’. Y es que, según las estimaciones de los psiquiatras del centro, este trastorno afecta al 2% de la población pucelana.

Javier Villa, uno de sus usuarios, llega a confesar: “Me asusto a mí mismo por las cosas que ahora recuerdo y que he llegado a hacer”, en referencia a cómo fue capaz, incluso, de “engañar a una muchacha por la que no sentía cariño para que se casase conmigo, ofreciéndole el oro y el moro, con el único fin de conseguir el trabajo en una finca de recreo donde necesitaban un matrimonio”.

Necesidad de coordinación

En la Comunidad de Madrid, donde estará ubicado Eurovegas, no existe una red de Cáritas especializada en temas de adicción al juego, pero sus agentes acompañan como pueden a todos los usuarios que acuden con problemas de este tipo. Y, por supuesto, la acción de las parroquias.iglesia y ludopatía, atención integral y acompañamiento al jugador adicto

Solo basta conocer algunas de las asociaciones, no religiosas, y observar cuáles son sus sedes: la Asociación Madrileña de Jugadores en Rehabilitación (AMAJER), en la parroquia Encarnación del Señor; Jugadores Anónimos de España, en la parroquia San Vicente Ferrer; o el Grupo de Autoayuda Psicológica para Jugadores y Familiares (GAP-APEAP), en la parroquia del Cristo de Medinaceli.

Una labor poco conocida en un país, España, que se ha convertido en uno de los principales en cuanto a jugadores patológicos (medio millón de personas aproximadamente) y donde hay un mayor crecimiento de esta enfermedad. Una labor de Cáritas y las parroquias que, salvo honrosas excepciones, necesita una mayor coordinación. Como reconoce en conversación privada uno de los responsables del Arzobispado de Madrid, tras la llegada de Eurovegas, “nos va a hacer falta”.

Consecuencias de la adicción al juego

La Asociación Diocesana de Apoyo a Personas con Trastornos de Adicción (ADITU), de Cáritas Bilbao, define el juego patológico como un “impulso irrefrenable de jugar” y lo considera como “un trastorno del control de los impulsos”.

“Para la persona, todo gira en torno al juego, convirtiéndose en el centro de su vida, aun siendo consciente de las consecuencias y a pesar de tener deseos de detenerse, alterando la vida personal, familiar y laboral”, explican.

Estas son las consecuencias en la vida de un adicto al juego:

  • Área Personal: la persona empieza a sentirse mal por todo el dinero gastado, intenta ocultar el problema y se aísla de los demás.
  • Área económica: las deudas se van acumulando, primero con los amigos y, después, con entidades bancarias.
  • Área laboral: empiezan los retrasos, el bajo rendimiento, el absentismo y las situaciones disciplinarias.
  • Área familiar: se dan con frecuencia las separaciones de la pareja.
  • Área social: se van perdiendo paulatinamente las amistades a las que se les ha pedido dinero y han sido engañadas.
  • Área legal: no es raro que estas personas lleguen al robo, a falsificar cheques o a otras conductas delictivas.

En el nº 2.817 de Vida Nueva.

 

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