La vuelta al cole: los deberes pendientes

Con ‘La Silla Roja’, Entreculturas denuncia que 61 millones de niños en todo el mundo no van a la escuela

VALERIA MÉNDEZ DE VIGO. Entreculturas | Como todos los años, miles de niñas y niños vuelven estos días al colegio. Esta es una estampa habitual en nuestras familias y en nuestras sociedades. Sin embargo, todavía hoy, 61 millones de niños, y sobre todo de niñas, como Kaltume, no van al colegio y ven vulnerado su derecho a la educación. Ello, a pesar de que en el año 2000 la comunidad internacional se comprometió con los Objetivos de Educación para todas la personas, y de que, en septiembre de ese año, reafirmó los compromisos educativos en dos de los Objetivos de Desarrollo del Milenio.

Desde Entreculturas hemos querido llamar la atención sobre esta realidad con nuestra campaña ‘Vuelta al cole, La Silla Roja’, en la que colocaremos sillas rojas en los colegios simbolizando la ausencia en clase de estas niñas y niños.

Pero, además de concienciar a la sociedad, es importante que el Gobierno español se comprometa con los valores de solidaridad y de justicia y apueste por la educación, dentro y fuera de nuestras fronteras. Es sobre todo en tiempos de crisis y recortes cuando las personas más vulnerables deben estar en el centro de las políticas públicas, puesto que son las que más sufren sus consecuencias.

Como señala nuestro estudio La Ayuda en educación a examen 2012, España está cada vez más lejos del compromiso internacional de destinar el 0,7% de la Renta Nacional Bruta a Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD). Entre 2008 y 2012, España redujo su AOD a la mitad, situándose en 2012 en una estimación del 0,23%.

La ayuda en educación tampoco sale bien librada: durante el período analizado, la media destinada a educación básica es del 3,7% –no llega a la mitad del compromiso del 8% de la AOD recogido en la proposición no de ley de la Comisión de Cooperación internacional 22/11/2006–. Para más información, está disponible el vídeo titulado El sí a la educación.

Consecuencias

Estos incumplimientos se traducen en escuelas que no se construirán, docentes que no se formarán o niños y, sobre todo niñas, que no irán a la escuela. Urge establecer marcos temporales previsibles de ayuda a los que no puedan afrontar recortes sobrevenidos, y volver a la senda de los compromisos cuanto antes.

Hay que poner más énfasis en que la educación llegue a las niñas y niños más desfavorecidos y excluidos. También hay que mejorar la calidad de la educación ayudando a fortalecer los sistemas públicos de los países del Sur, la formación del profesorado, o entornos de aprendizajes apropiados, accesibles y seguros.

Hay muchos deberes pendientes en esta vuelta al cole. Para cumplirlos, la premisa fundamental es ser conscientes de que la educación es una inversión que permite a las personas salir de la pobreza, tener más oportunidades y acceder a otros derechos.

Realmente, ¿podemos desear algo mejor para nuestros hijos e hijas y para los de las personas más pobres del mundo? La respuesta está clara. Solo falta que convenzamos a más gente –sobre todo a aquellos que tienen más influencia en las decisiones– y nos movilicemos y trabajemos por ello.

En el nº 2.816 de Vida Nueva.

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