El Episcopado mexicano publica una carta pastoral sobre educación

Carlos Aguiar y Alfonso Cortés, presentación documento obispos México sobre educación

Llama a educar en verdad y libertad para promover la paz

Carlos Aguiar y Alfonso Cortés, presentación documento obispos México sobre educación

Los obispos Carlos Aguiar y Alfonso Cortés, durante la presentación del documento

GILBERTO HERNÁNDEZ GARCÍA. MÉXICO DF | La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) presentó el pasado día 11 el documento Educar para una nueva sociedad, que contiene reflexiones orientadoras sobre la educación en México, como un aporte crítico para hacer frente a la emergencia educativa por la que atraviesa el país.

El documento, estructurado en cuatro partes, ofrece reflexiones y propuestas puntuales, fruto de la Asamblea Plenaria de los obispos mexicanos celebrada en noviembre de 2011 y de diversos encuentros con actores de la vida educativa, según comentó en la presentación Alfonso Cortés, obispo de Cuernavaca y presidente de la Pastoral Educativa de la CEM.

El texto episcopal hace una descripción de los rasgos propios “del desafío educativo mexicano y del tipo de sociedad que nos encontramos construyendo”. Destacan los obispos que el cambio de época que nos ha tocado vivir “es difícil de comprender” debido a la complejidad que entraña, y que ha llevado al ser humano a “interpretarse” desde criterios económicos egoístas y pragmáticos.

Una parte medular del documento incluye un diagnóstico “de los problemas que pueden caracterizar la situación de la educación en México hoy como verdadera emergencia y que, a diferencia de otros informes y análisis en materia educativa, la Iglesia no brinda una respuesta técnica, sino pastoral, que afirme las razones para una verdadera esperanza”, señaló Rodrigo Guerra, director del Centro de Investigación Social Avanzada (CISAV).

Al servicio de la persona

El sacerdote Mario Ángel Flores Ramos, rector de la Universidad Pontificia de México, comentó que, “debido a las humillaciones cosmogónicas, biológicas y psicológicas que han dibujado en la realidad humana algunas corrientes del pensamiento surgidas en el siglo XIX, se ensombreció la centralidad del ser humano y su dignidad superior y ulterior, creando un pesimismo desproporcionado de nuestra realidad. Así, la propuesta educativa debe recuperar la razón antropológica del concepto educativo al servicio e interés del ser humano”.

Sylvia Irene Schmelkes, directora del Instituto de Investigaciones para el Desarrollo de la Educación, lamentó que la educación en México tenga graves problemas de calidad y desigualdad. Incluso, señaló, “hay entre los jóvenes una falta de valoración positiva de la escuela”.

Esta situación, “más el aprendizaje moral de los jóvenes en las calles y con compañeros del crimen o con medios de comunicación carentes de códigos éticos, no logra consolidar las certezas sociales y humanizantes que las nuevas generaciones necesitan mientras que las certezas de los mayores se derrumban vertiginosamente”, concluyó.

Los obispos mexicanos afirman en el texto que los desafíos presentes en el panorama educativo atañen también a los católicos, no solo en el seno de las comunidades eclesiales, sino en aquellos ámbitos sociales donde están llamados a dar testimonio de su fe. Y a todos los involucrados en los procesos educativos les invitan a no quedarse en “justificaciones e inacciones: o actuamos ahora, o las próximas generaciones nos lo van a reclamar con vehemencia y acritud. Quienes seguimos a Jesús, aun en este difícil escenario, proclamamos que hay esperanza”.

Acciones concretas

“Para enfrentar la emergencia educativa es indispensable crear alianzas, tejer redes y despertar sinergias entre familia, escuela, empresarios, gobernantes, medios de comunicación e Iglesia. Estas sinergias serán provechosas en la medida en que se coloquen al servicio del crecimiento de la persona humana y sus exigencias objetivas de desarrollo”, abundan los prelados.

Y concluyen proponiendo diez acciones concretas: “Recuperar la centralidad de la persona; asegurar una educación integral y de calidad para todos; educar en la verdad y la libertad para promover la paz; reconocer el papel fundamental de la familia; hacer de toda instancia eclesial y de toda acción pastoral un servicio educativo; lograr que la escuela y los maestros encuentren caminos para el cumplimiento de su misión; propiciar que los medios de comunicación sean instrumentos y no fines; promover la colaboración de Gobierno y sociedad para una nueva acción educativa; formar a los formadores y mirar a Cristo y a María como sentido de plenitud del proyecto educativo de la Iglesia”.

En el nº 2.816 de Vida Nueva.

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