Otoño caliente

CARLOS AMIGO VALLEJO | Cardenal arzobispo emérito de Sevilla

“Este otoño que se avecina tiene, para nosotros, un interés especial, no por asuntos sociales, económicos o laborales, sino debido a unos acontecimientos que van a dejar huella importante en la vida de la Iglesia…”.

Tan acostumbrados estamos a los sofocos que ya no hay estación en la que no suba la temperatura. Pero este otoño que se avecina tiene, para nosotros, un interés especial, no por asuntos sociales, económicos o laborales, sino debido a unos acontecimientos que van a dejar huella importante en la vida de la Iglesia y, de una manera particular, en nuestra comunidad española.

En octubre comienza la Asamblea General del Sínodo de los obispos, que reflexionará sobre La Nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana. Una reunión muy importante y de la que saldrán, con la autoridad del magisterio pontificio, documentos importantes para el futuro de la Iglesia. Ahí están las exhortaciones postsinodales Evangelii nuntiandi, Christifideles laici, Pastores dabo vobis, Vita consecrata, etc.

Benedicto XVI quiere celebrar las bodas de oro del comienzo del Concilio Vaticano II con un Año de la fe en el que se anunciará el mensaje de Cristo con nuevo entusiasmo y alegría. Este tiempo de gracia comenzará el día 11 de octubre. El Papa lo ha dicho de una forma muy clara: sin el encuentro con Cristo, cualquier proyecto en la Iglesia vendrá marcado por la ineficacia.

Y dos personas santas de nuestra Iglesia de España van a estar en primera página de la actualidad: Juan de Ávila y Carmen Sallés y Barangueras. El Maestro Ávila será proclamado doctor de la Iglesia, y sus escritos y su doctrina quedarán reconocidos como cátedra donde aprender y alimentar la vida de la Iglesia.

Madre Carmen Sallés (1848-1911), la fundadora de las Concepcionistas Misioneras de la Enseñanza, es un maravilloso ejemplo de la mujer sensible y entregada a la causa de los más desvalidos. Teniendo la mirada puesta en Jesucristo, servidor de los pobres, esta mujer se entregó con denodado sacrificio a la enseñanza de las niñas y de las jóvenes, consciente de que este era el mejor camino para sacar de la indigencia y hacer que esas personas pudieran vivir con dignidad. Para el 21 de octubre está señalada la fecha de la beatificación de Madre Carmen Sallés.

Gracias a Dios, la Iglesia está viva, llena de fortaleza, aunque no por ello se dejen de reconocer las grietas y las heridas que nos duelen y entristecen. Son las bendiciones de Dios y las piedras de tropiezo que ponemos los hombres. Pero la Asamblea General del Sínodo de los Obispos sobre la nueva evangelización, el Año de la fe, la proclamación de san Juan de Ávila como doctor de la Iglesia y la beatificación de Madre Carmen Sallés, son motivos de gozo y esperanza.

Decía Benedicto XVI: la promoción de la nueva evangelización y el Año de la fe son “un momento propicio para volver a proponer a todos el don de la fe en Cristo resucitado, la luminosa enseñanza del Concilio Vaticano II y la valiosa síntesis doctrinal brindada por el Catecismo
de la Iglesia Católica” (A la Congregación para la Doctrina de la Fe, 27-1-2012).

En el nº 2.815 de Vida Nueva.

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