La Iglesia en Colombia apoya las negociaciones con las FARC

El anuncio del proceso reactiva su compromiso con la paz

Juan Manuel Santos, presidente de Colombia, ante el Ejército

El presidente Santos anuncia su decisión al Ejército

ÓSCAR A. ELIZALDE DE PRADA. BOGOTÁ | Desde que el 4 de septiembre el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, anunciara el “acuerdo general para la terminación del conflicto y la construcción de una paz duradera”, la paz ocupa el grueso de la agenda nacional y los titulares de todos los medios. También los obispos del país han querido tender su mano de apoyo a la decisión del presidente.

Para sorpresa de muchos, en los círculos de diálogo no figura, por ahora, ningún representante de la Iglesia católica, como sí ocurrió en procesos anteriores con obispos como Nel Beltrán, Jorge Leonardo León Gómez, Luis Augusto Castro o Julio César Vidal.

Ese mismo día, en rueda de prensa, el arzobispo de Bogotá y presidente del Episcopado, Rubén Salazar, dejó clara la postura de la Iglesia ante el proceso que se avecina: “Nosotros no somos negociadores ni podemos serlo. El señor presidente ha nombrado a los negociadores que van a representar al Gobierno y seguramente que, más adelante, las FARC van a nombrar a sus negociadores”.

“Nosotros no somos una fuerza ni una entidad política –siguió el arzobispo–. Somos un grupo de personas que cree en Jesucristo y que lleva los valores del Evangelio a la sociedad. Como negociadores nunca podremos participar, pero sí vamos a participar muy activamente en el proceso de consolidación de la paz, precisamente a través de la predicación de los valores fundamentales del Evangelio. El Señor Jesucristo ha venido a traer la paz: Mi paz les dejo, mi paz les doy. Nosotros somos, necesariamente, portadores de paz y tenemos que trabajar asiduamente por construir la paz”.

Reparación de las víctimas

De igual forma, Salazar destacó que “la tarea de la Iglesia ha sido clara en la defensa de las víctimas y su reparación, en los procesos de restitución de tierras y en la creación de condiciones que faciliten el diálogo. ¡Cuánto no se ha hecho a nivel de pequeñas comunidades y de pueblos para crear un clima de paz! Por eso, estaremos atentos a los servicios concretos que el señor presidente nos pida para poder responder, de la mejor manera posible, al servicio a la paz”.

También Benedicto XVI, durante el Angelus del 9 de septiembre, se felicitó por el “importante diálogo entre el Gobierno colombiano y representantes de las FARC para intentar poner fin al conflicto que por décadas aflige a ese amado país”.

De igual forma, el 10 de septiembre, al término de la visita ad limina de un grupo de obispos colombianos, les dijo: “Al mismo tiempo que reconozco y agradezco la misión pastoral que, muchas veces en lugares llenos de dificultades y peligros, se está realizando en favor de tantas personas que sufren inicuamente en su amada Nación, les animo a seguir contribuyendo a la tutela de la vida humana y al cultivo de la paz”.

En el nº 2.815 de Vida Nueva. La Iglesia colombiana se pone al servicio de la paz, íntegro solo para suscriptores

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