El Papa viaja al Líbano para buscar la paz

cartel del Papa en Líbano previo visita

En su agenda, destaca la entrega de la exhortación ‘Ecclesia in Medio Oriente’

cartel del Papa en Líbano previo visita

ANTONIO PELAYO. ENVIADO ESPECIAL A LÍBANO | “A la búsqueda de un espacio de paz”. Así titulaba L’Osservatore Romano su información sobre las palabras que Benedicto XVI pronunció el 9 de septiembre en Castel Gandolfo, comentando su inminente viaje al Líbano (del 14 al 16 de septiembre). [Benedicto XVI viaja al Líbano para buscar la paz – Extracto]

“En los próximos días –dijo el Papa después del rezo del Angelus– iré al Líbano en visita apostólica para firmar la exhortación apostólica postsinodal [Ecclesia in Medio Oriente] fruto de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos celebrada en octubre de 2010”.

“Tendré la feliz ocasión –prosiguió– de encontrar al pueblo libanés y a sus autoridades, así como a los cristianos de este querido país y a los que vengan de los países vecinos. No ignoro la situación con frecuencia dramática que viven las poblaciones de esta región, mortificada desde hace demasiado tiempo por incesantes conflictos. Comprendo la angustia de muchas personas de Oriente Medio, arrojadas cada día a sufrimientos de todo tipo que afectan tristemente, y a veces mortalmente, a su vida personal y familiar”.

“Pienso con preocupación –afirmó– en los que, buscando un espacio de paz, huyen de su vida familiar y profesional y experimentan la precariedad del exilio. Aun cuando parezca difícil encontrar soluciones a los diferentes problemas que afectan a esta región del mundo, no puede uno resignarse a la violencia y a la exasperación de las tensiones. El compromiso a favor del diálogo y de la reconciliación debe ser prioritario para todas las partes implicadas y debe ser sostenido por la comunidad internacional, cada vez más consciente de la importancia para el mundo entero de una paz estable y duradera en toda la región”.

Diálogo y esperanza

Benedicto XVI –que hablaba en francés para que su mensaje pudiera ser radiado y televisado al país de los cedros– recordó que el lema de su viaje es Pax vobis, frase que ya campea en los accesos a Beirut desde el aeropuerto internacional Rafik Hariri de la capital libanesa.

El texto que hemos reproducido casi en su totalidad individualiza los objetivos de la Santa Sede y anticipa el contenido de algunas de las respuestas que Joseph Ratzinger dará a los periodistas que viajan con él. El avión de Alitalia despegará del aeropuerto romano de Ciampino a las 9:30 h. del viernes 14 de septiembre. La visita durará unas 60 horas, hace el número 24 de los viajes internacionales del Santo Padre y el cuarto en esta delicada zona (tras Turquía en 2006, Tierra Santa en 2009 y Chipre en 2010).

imagen de la virgen en el Santuario de Nuestra Señora del Líbano en Harissa

Santuario de Nuestra Señora del Líbano, en la colina de Harissa

El día 11, comentando el viaje con los informadores, el director de la Sala de Prensa de la Santa Sede aseguró que “nunca se había puesto en discusión por parte del Papa o de sus más altos colaboradores llevar a cabo esta visita, que es –aseguró Federico Lombardi– un signo de la voluntad del Santo Padre de reimpulsar la esperanza, el diálogo y la paz en esta área del mundo”.

“La Santa Sede –respondió el jesuita a si se iban a adoptar especiales medidas de seguridad– considera siempre que la seguridad personal del Pontífice es una responsabilidad del Gobierno que le invita, y nosotros tenemos plena confianza en que las autoridades libanesas han tomado y están tomando todas las medidas necesarias para impedir no ya un atentado, sino cualquier expresión de intolerancia frente a su huésped, y para proteger a las personas que quieran compartir con él alguno de sus actos. Por otra parte, hasta ahora todas las declaraciones que se han hecho públicas al respecto no han sido nada ofensivas; es más, muchos exponentes de diversos sectores religiosos y políticos de la sociedad libanesa, cristianos o musulmanes, le han dado la bienvenida como mensajero de la paz, que, por tanto, debe ser recibido con todo el respeto que se merece”.

El séquito papal es amplio y de muy alto nivel: el secretario de Estado, cardenal Tarcisio Bertone; el sustituto de la Secretaría, Angelo G. Becciu; los cardenales Leonardo Sandri, prefecto de la Congregación para las Iglesias Orientales; Jean-Louis Tauran, del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso; y Kurt Koch, del Pontificio Consejo para la Unidad de los Cristianos; y Nikola Eterovic, secretario general del Sínodo de los Obispos.

Añádanse los habituales guardias suizos y gendarmes ponticios, oficiales de la Secretaría de Estado y, como asistente personal del Pontífice, Sandro Mariotti, que sustituye, al menos por ahora, a Paolo Gabriele.

Una región delicada

El ámbito geográfico es, por el contrario, muy limitado (ya lo fue en el viaje de Juan Pablo II en 1997) por comprensibles razones de seguridad. Líbano limita al norte y al oeste con Siria, escenario, como sabemos, de sangrientos enfrentamientos entre partidarios y enemigos del régimen de Bashar al-Assad, que “salpican” el país limítrofe con esporádicas incursiones militares y una marea de refugiados. [A FONDO: Siria, la lucha de los cristianos por la supervivencia y la libertad]

Al sur, la frontera es Israel, y ahí también se registran episodios de violencia, a pesar de la presencia de las tropas de la ONU.

Benedicto XVI se moverá de Beirut exclusivamente para residir en la Nunciatura de Harissa y para visitar las sedes de los cuatro patriarcados católicos más importantes: el maronita en Bkerké, donde se encontrará con los jóvenes; el melquita, donde firmará la exhortación postsinodal; el armenio-católico en Bzommar; y el siro-católico en Charfet, escenario del encuentro ecuménico.

Todo en un radio no superior a los 30 kilómetros, que incluye el palacio presidencial de Baabda, donde se verá con el presidente de la República, el general Michel Sleiman, maronita; el presidente de la Cámara de los Diputados, Nabih Berri, musulmán chiíta; y el presidente del Consejo de Ministros, Najib Mikati, musulmán sunita. Ante ellos, los miembros del Gobierno, representantes de la cultura y el Cuerpo Diplomático pronunciará uno de los seis discursos programados, en el que expondrá la visión de la Santa Sede sobre esta región.

“El Papa –insistió el P. Lombardi– viaja no como un potente jefe político, sino como un líder religioso que se dirige a todas las comunidades humanas para servirlas y ayudarlas en sus esfuerzos por la convivencia. No hay que esperar que Benedicto XVI haga grandes pronunciamientos sobre problemas políticos que podrían ‘distraer la atención’ de su mensaje, que es la paz”.

niño cristiano en Líbano enciende velas en una iglesiaPreguntado sobre cómo califica la Santa Sede a Hezbollah, el portavoz dribló la pregunta: “No estoy aquí para eso. No tengo nada que decir sobre la posición vaticana frente a ese movimiento, que, como grupo específico, no será recibido por el Papa”.

El único acto multitudinario será la Eucaristía del domingo en el Beirut City Center Waterfront, una inmensa explanada ante del mar donde ya el beato Juan Pablo II presidió una misa multitudinaria. La capacidad de esta superficie es de medio millón de personas, y entre ellas se prevé la presencia de numerosos refugiados, cristianos provenientes de Siria, Irak y de otros países de Oriente Medio.

Al final del rito, el Papa entregará ejemplares de la Ecclesia in Medio Oriente a los patriarcas católicos de la zona, presidentes de las conferencias episcopales de Turquía y de Irán y representantes de diversos estamentos de las comunidades cristianas.

Son evidentes los esfuerzos de la diplomacia vaticana para no verse embrollada en el tremendo avispero que ha agitado la rebelión siria, y para evitar por todos los medios que ese torbellino provoque conmociones aún mayores en una zona del mundo que puede definirse como un polvorín capaz de explotar en cualquier momento.

Posición sobre Siria

Como colofón de esta crónica, recogemos la síntesis de la posición vaticana respecto a Siria del secretario del dicasterio para el Diálogo Interreligioso, el español Miguel Ángel Ayuso: “La Santa Sede ha hecho siempre llamamientos para que todas las partes interesadas pongan fin a la violencia. Ha afirmado, en segundo lugar, que el diálogo hacia la reconciliación es un paso necesario para responder a las legítimas aspiraciones del pueblo sirio. Hay que preservar la unidad del pueblo sirio independientemente de la etnicidad o de la afiliación religiosa. Pedir a Siria, como miembro de la familia de las naciones, que tenga en cuenta las legítimas preocupaciones de la comunidad internacional. Finalmente, la Santa Sede pide a la comunidad internacional que apoye el proceso de paz en Siria y en toda la región para beneficiar el bienestar de toda la humanidad”.

En el nº 2.815 de Vida Nueva.

 

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