Monseñor Octavio Ruiz

Secretario del Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización

 

No es casualidad que la creación del Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización coincida con el tema previsto para el próximo Sínodo de los obispos (“la nueva evangelización para la transmisión de la fe cristiana”) y, más recientemente, con el lanzamiento del Observatorio de la Nueva Evangelización para América Latina, a través de la plataforma episcopo.net (24.07.2012).

En diálogo con Vida Nueva Colombia, Mons. Octavio Ruiz Arenas profundizó sobre el sentido y el alcance de este Observatorio, de cara a los desafíos de la Nueva Evangelización y considerando el acuciante llamado de Aparecida a la “conversión pastoral”.

¿Por qué un Observatorio de la Nueva Evangelización para  América Latina?

En realidad, se han previsto tres Observatorios de la Nueva Evangelización, con tres centros distintos. Uno para América Latina, otro para Europa y otro más, de habla inglesa, para Estados Unidos y Canadá. Más adelante se pensará en otros para los demás continentes. El Observatorio para América Latina va a atender también las realidades de los migrantes latinos que se encuentran en Estados Unidos y en Canadá.

Con esta iniciativa, ¿qué espera lograr el Consejo Pontificio para la promoción de la Nueva Evangelización?

Lo que el Dicasterio busca con estos Observatorios es básicamente tres cosas. La primera, tiene que ver con el conocimiento directo y permanente de las realidades de Nueva Evangelización que ya existen, a fin de estimularlas, promoverlas y darlas a conocer a través de la plataforma (virtual). Creemos que estas experiencias podrían llegar a ser inspiradoras.

En segundo lugar, los Observatorios nos permitirán analizar, de un modo más profundo, el entorno cultural donde debemos llevar el Evangelio al hombre y a la mujer de hoy. Necesitamos conocer la cultura cambiante de este continente, reconociendo también los factores que influyen en sus realidades multiculturales y multiétnicas. Sabemos que no existe una fórmula única ni una realidad idéntica. Conocer el entorno cultural es, por tanto, muy importante para saber cómo y en qué circunstancias tenemos que responder.

Un tercer aspecto son los estudios y las investigaciones sobre el cómo de la Nueva Evangelización. Frecuentemente nos preguntamos por qué el mensaje no está llegando y cuáles podrían ser los nuevos métodos y las nuevas realidades que considerar. Dicho con otras palabras, ¿cómo podemos hacer para que el mensaje, que es único, sea novedoso, llegue y toque el corazón de la persona? Más aún, ¿cómo podemos llegar a aquellos que no quieren saber de Dios, que no sienten necesidad de él?

¿Eso incluye a “los que se fueron”?

Así es. Como Iglesia queremos tomar conciencia de que muchos cristianos en América Latina sacian su sed de Dios en otras experiencias religiosas: ¿qué está sucediendo?, ¿qué está fallando?, ¿por qué los fieles se van a buscar lo que no encuentran en la Iglesia? Queremos ver hasta qué punto la Iglesia está respondiendo al llamado de Aparecida a la “conversión pastoral”. Por eso, esperamos que el Observatorio nos ayude a identificar las características que debe tener quien anuncia el Evangelio hoy.

¿Sería entonces no sólo un medio de información sino también una fuente de formación?

Ese es el otro de los objetivos fundamentales, como consecuencia de lo anterior. Percibimos la necesidad de formar no solamente a los laicos, sino también a los sacerdotes. De ahí la importancia de involucrar a algunas universidades y centros de estudio. Queremos contar con su apoyo para proponer programas de formación que respondan a las necesidades que se identifiquen a través del Observatorio. No queremos programas genéricos, sino propuestas que ayuden a formar a los agentes para que puedan responder a las realidades que se están viviendo y sean capaces de poner en marcha la Nueva Evangelización.  La idea es contar con algunos centros de Nueva Evangelización que sean retroalimentados por el Observatorio.

¿Qué universidades están apoyando la iniciativa del Observatorio?

Por ahora contamos con el apoyo de la Universidad Pontificia Bolivariana, en Colombia, que está creando el Centro de Nueva Evangelización, el cual va a acoger el Observatorio como tal.

También hemos estado dialogando con la Pontificia Universidad Católica de Chile, la cual he visitado en tres oportunidades. De hecho, la Misión Continental en Chile se está llevando a cabo de una manera muy dinámica y seguramente nos aportarán grandes experiencias.

Contamos también con el apoyo de la Pontificia Universidad Católica de Argentina que ya tiene un observatorio, dirigido hacia otras áreas, el cual nos proporcionará una base para comenzar a investigar realidades como la situación de la familia y su entorno cultural. Este observatorio abrirá una ventana a la Nueva Evangelización.

En Brasil contamos con el apoyo de las Universidades Pontificias de Belo Horizonte y Rio de Janeiro. Además, estamos entrando en contacto con otra universidad en el norte de Brasil y con 2 o 3 Institutos en México. Todo esto con miras a tener un referente en cada nación.

Entonces, con las universidades se podrían tener “Observatorios regionales”… 

Claro, la idea es que poco a poco vayamos extendiéndonos. Y consideramos que esto es posible porque en este proyecto también estamos involucrando a las Conferencias Episcopales. Ya hemos tenido un diálogo con los secretarios de cada Conferencia, con los directores de los departamentos del CELAM, y  con los obispos delegados al Sínodo de la Nueva Evangelización. Por ahora hemos arrancado de una manera muy sencilla, pero es un programa que tiene que ir caminando poco a poco.

¿Con la ayuda del CELAM?

Por supuesto. No hemos querido lanzar esta idea como un asunto independiente, sino que hemos involucrado al CELAM porque es una institución que lleva más de 50 años promoviendo el espíritu de comunión, de colegialidad y de colaboración entre los episcopados.

¿Cuál será el aporte del CELAM?

El CELAM nos está prestando un apoyo magnífico, por una parte, con el Observatorio de Pastoral que ya existe, y, por otra, con manejo técnico del Observatorio. Además, el CELAM está en el corazón de América Latina y esto es muy importante para el impulso de experiencias de Nueva Evangelización.

Usted mencionó que el Observatorio también acogerá a los migrantes latinos, ¿ya se están dando pasos al respecto?

Ya hemos hecho un contacto con Mons. José Gómez, arzobispo de Los Ángeles. Estados Unidos tiene más de 52 millones de migrantes latinos; después de Brasil y México es la tercera nación con mayor población latina, y sabemos que los migrantes muchas veces se sienten desarraigados cultural y religiosamente. Por eso, con Mons. Gómez vimos la necesidad de vincular esta población al Observatorio para América Latina, de modo que podamos responder a sus realidades pastorales y ofrezcamos a los párrocos un conocimiento más concreto de la cultura latinoamericana.

Finalmente, una curiosidad, ¿por qué está renaciendo el interés por la Nueva Evangelización, un tema que en América Latina no es del todo nuevo?

Yo creo que cada cosa tiene su momento. No podemos pedirle a la historia que se nos adelante. Cuando se lanzó esta idea en Puebla, se hizo para responder a algunas situaciones de cambio que se estaban dando en América Latina, con un fuerte impacto en lo social, lo cultural e incluso en la piedad popular. Yo creo que el Papa Juan Pablo II, a raíz de la experiencia de los Sínodos Continentales, se dio cuenta del creciente proceso de descristianización. En muchas Iglesias tradicionalmente creyentes se venían perdiendo los valores cristianos y muchas personas habían abandonado la Iglesia. En Europa, esta situación no solamente ha afectado a la Iglesia Católica sino también a las Iglesias protestantes, y lo mismo se podría decir, por ejemplo, de Australia.

Por eso el Papa Juan Pablo II comenzó a enfocar todo el trabajo pastoral hacia la Nueva Evangelización y el Papa Benedicto XVI tomó la bandera de la Nueva Evangelización como algo que es fundamental, es decir, la ha colocado en el corazón de la agenda pastoral de la Iglesia. En este sentido, ha querido convocar a la Iglesia toda, a través de la Asamblea General del Sínodo, para escuchar las inquietudes, las experiencias, y ver cómo, entre todos, podemos encausar la Nueva Evangelización. De ahí también surgió la iniciativa del “Año de la fe”, donde el papa quiere que tomemos conciencia de este don, para que podamos conocer, vivir, proclamar y celebrar los contenidos de nuestra fe. Como cristianos debemos testimoniar que la fe ilumina nuestra vida y que el Señor Jesús es quien da sentido a nuestra existencia. VNC

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