‘Aló presidente’ y la falta de libertades

un hombre en Venezuela mira carteles con portadas de periódicos

un hombre en Venezuela mira carteles con portadas de periódicos

Texto y fotos: JAVIER F. MARTÍN | Los últimos años de Venezuela han elevado a la categoría de mito al programa Aló presidente. El líder venezolano puede aparecer en televisión, en ese o en otro espacio, para contar o decir lo que quiera. No hay otra posibilidad. Hay que pinchar la señal institucional cuando así se indique.

Esta presencia mediática es muy criticada por el intelectual Manuel Barroso, quien habla de Hugo Chávez como “el que quiere ser vedette, el centro, el importante, el mejor, el que a diario, a través de todos los medios de comunicación, opina, analiza, pontifica, predice, sin saber mucho de nada, rechazando las críticas con chistes, descalificaciones, lugares comunes, comentarios”.

El uso gubernamental de los medios de comunicación –que viven en la mayoría de los casos subsidiados por la publicidad institucional– aparece regulado en la Ley de Responsabilidad Social de Radio y TV, que obliga a poder utilizar los medios en casos de necesidad. Un ejemplo: el 2 de febrero de 2012, el presidente estuvo en todas las pantallas de los venezolanos once horas de forma ininterrumpida.

Los medios de comunicación y los periodistas que no se atienen a la ley o que se exceden en críticas al Ejecutivo pueden ser objeto de cierres categóricos, multas extraordinarias o amenazas sibilinas. Este abuso ha motivado que en el último informe de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), institución miembro de la Organización de Estados Americanos, se denuncie “el uso abusivo del derecho penal y la afectación a la libertad de expresión”.

En el nº 2.814 de Vida Nueva.

 

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