La Iglesia en Francia eleva el tono ante el matrimonio homosexual

Philippe Barbarin, cardenal arzobispo de Lyon
Philippe Barbarin, cardenal arzobispo de Lyon

El cardenal de Lyon, Philippe Barbarin

M. Á. MALAVIA | Apenas un mes después del cordial encuentro que el cardenal y arzobispo de París, André Vingt-Trois, y el presidente de la República, François Hollande, mantuvieron en el Elíseo con motivo de dialogar sobre algunas de las reformas que el dirigente socialista pretende implantar a lo largo de la legislatura, y entre las que destacaría la legalización del matrimonio homosexual, el tono de la oposición de la Iglesia gala se eleva. Aunque en diversas formas y grados, según el representante eclesial que se postule.

Así, Vingt-Trois, como presidente del Episcopado galo, difundió en todas las parroquias del país una petición que fue leída el 15 de agosto, festividad de la Asunción de María, en la que se rogaba su intercesión para que los niños “dejen de ser los objetos de los deseos y conflictos entre adultos y puedan beneficiarse plenamente del amor de un padre y una madre”, en clara reivindicación de la familia tradicional. Sin embargo, la oración despertó polémica al ser interpretada como una injerencia en la gobernanza de la nación.

Por su parte, el cardenal Philippe Barbarin, arzobispo de Lyon, fue mucho más duro. En una entrevista en Le Figaro, se dijo sorprendido por la “desproporción flagrante” entre la “delicadeza” de la oración de Vingt-Trois y las “acusaciones violentas” que suscitara.

Además, el prelado dijo que “la laicidad no prohibe la oración” y que el país no debe ser una “tiranía” en la que haya que “someter nuestros ritos y nuestras fórmulas bajo el mando del ‘pensamiento único’”. A veces, lamentó, la Iglesia parece “el felpudo en el que todos se limpian los pies”.

Barbarin concluyó que es “una crisis de la civilización” el “querer socavar el matrimonio, que siempre ha sido una realidad maravillosa y frágil”. A la vez que destacó que “la fuente última no está en la autoridad política”, poniendo en duda que modificar el estatus del matrimonio y la familia “dependa de la autoridad del parlamento”.

Días después, en otra entrevista en el diario italiano Avvenire, el arzobispo de Lyon advirtió: “Si un Parlamento se cree el buen Dios, entonces estamos en peligro”.

En el nº 2.813 de Vida Nueva.

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