La Iglesia de los Estados Unidos rechaza los hipotéticos recortes republicanos

M. Á. MALAVIA | Apenas tres meses antes de las elecciones a la Casa Blanca, las cartas ya están sobre la mesa: el presidente Barack Obama concurrirá a la reelección y, frente a él, contará con Mitt Romney, el candidato republicano, quien fue finalmente designado, el pasado 28 de agosto, en la convención de su partido en Tampa (Florida).

Una cita en la que participó el cardenal Timothy Dolan al dar la bendición final. Para evitar susceptibilidades, el arzobispo de Nueva York ha explicado que también estará en la convención de los demócratas, que tendrá lugar este mes de septiembre en Charlotte (Carolina del Norte), y en la que se hará oficial la nominación de Obama como candidato presidencial.

Pero si por algo ha sido polémico el posicionamiento de la Iglesia estadounidense ante las elecciones, es por su valoración crítica del plan de austeridad del recientemente designado como número dos por los republicanos, el católico Paul Ryan (Romney es mormón), quien, meses atrás, anunció una serie de importantes recortes sociales que, en caso de llegar al poder, afectarían sobre todo a las clases más bajas.

La propia Conferencia de Obispos Católicos ha enviado una carta al Congreso en la que califica el plan de ajuste como algo “moralmente indefendible y una traición al principio católico de la solidaridad”.

Además, desde julio, un grupo de religiosas ha emprendido una campaña con la que recorren el país en autobús denunciando el alcance que tales recortes tendrían en los más desfavorecidos.

En el nº 2.813 de Vida Nueva.

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