D.R.E.A.M.

Combatir la pandemia del SIDA: un sueño hecho realidad

 

Aunque no se ha encontrado una cura definitiva para el SIDA, recientemente, en el marco de la 19º Conferencia Internacional sobre el SIDA, se anunció que es posible “actuar sobre la infección y cambiar la trayectoria de la pandemia” (El Espectador. 14.07.2012).

Este es, justamente, el propósito del programa de Mejoramiento de Recursos Medicinales contra el VIH-SIDA y la Desnutrición (DREAM, por su sigla en inglés), que se viene desarrollando con extraordinario éxito en varios países de África, con el aval de la Organización Mundial de la Salud.

La Comunidad de Sant’Egidio, célebremente reconocida por su papel mediador en la firma del Acuerdo de Paz que puso fin a 15 años de guerra civil en Mozambique (Roma, 4 de octubre de 1992), diseñó DREAM e inició un proyecto piloto en este país africano, en marzo de 2002. DREAM proporciona tratamiento a niños y adultos seropositivos, víctimas del VIH-SIDA. Su principal objetivo es prevenir la transmisión del virus de una mujer embarazada a la criatura en gestación, y mantener la salud de la madre. Como método, utiliza la Terapia Anti-retroviral Altamente Activa (HAART), alcanzando un impacto muy alentador: el 98% de los niños nacen completamente libres del virus.

Buena parte de los excelentes resultados del programa se debe a la creatividad para generar estrategias que garantizan un alto índice de adhesión y permanencia de quienes se benefician de él (95%). Por supuesto, uno de los mayores incentivos es el éxito de la terapia. También se consideran muy importantes las visitas domiciliarias y las guarderías para los hijos de las mujeres embarazadas, lo cual garantiza su presencia diaria en estos centros, cuando los llevan y los recogen, y esta doble oportunidad es aprovechada para suministrarles la medicina.

Por otra parte, teniendo en cuenta que el hambre y la desnutrición debilitan las defensas de los pacientes y aumenta sus probabilidades de muerte, DREAM ofrece alimentos y promueve acciones educativas para mejorar la salud de las madres y sus familias.

 

El flagelo del SIDA

Hoy día un paciente seropositivo puede llevar una vida relativamente normal, siempre y cuando su diagnóstico sea temprano y reciba la terapia y la medicación apropiadas. Sin embargo, en los países más pobres, la mayoría muere.

Se estima que en el 2011 el número de personas infectadas con el VIH-SIDA en el mundo alcanzó la cifra de 34 millones, de los cuales 22,9 corresponden a África Subsahariana (dos tercios).

El año pasado, el SIDA ocasionó la muerte de 1,8 millones de personas en el mundo (1,2 en África Subsahariana), y se presumen 2,7 millones de nuevos casos.

Aproximadamente 3,4 millones de seropositivos son menores de 15 años. A nivel mundial, el SIDA sigue siendo la principal causa de muerte en el rango de 15 a 49 años.

Sudáfrica tiene el número más alto de pacientes infectados con el VIH-SIDA: 5,6 millones.

En América Latina y el Caribe, 1,5 millones son seropositivos, de los cuales 112.000 son niños menores de 15 años. En el 2011, se estimaron 100.000 nuevos casos y 67.000 fallecimientos por esta causa. (Fuentes: www.onusida.org y www.elmundo.es).

 

Una clave exitosa: el trabajo colaborativo

Una de las estrategias que más ha favorecido el impacto de DREAM es el trabajo colaborativo. La Comunidad de Sant’Egidio ha logrado comprometer a las naciones en las cuales se desarrolla el programa, mediante la firma de un acuerdo con el Ministerio de Salud de cada país, lo cual asegura la cooperación y el apoyo del gobierno frente a las acciones locales de capacitación, garantizando el funcionamiento y la sostenibilidad del programa.

Así mismo, la Comunidad de Sant’Egidio y las Hijas de la Caridad (Hermanas Vicentinas) firmaron un acuerdo de colaboración el 9 de junio de 2005, según el cual la Comunidad de Sant’Egidio se compromete a ofrecer el modelo DREAM, y las correspondientes acciones de formación, capacitación y evaluación que hacen parte del programa. Por su parte, las Hijas de la Caridad aportan el personal (las hermanas) y su experiencia en la atención sanitaria de los pueblos africanos, garantizando que los recursos lleguen directamente a los más pobres entre los pobres. Gracias a este acuerdo, actualmente DREAM es un “sueño hecho realidad” en Mozambique, Nigeria, Kenia, Camerún, el Congo y Tanzania, y existe amplias posibilidades de que llegue a implementarse en los 21 países africanos donde las Vicentinas desarrollan su misión. De igual forma, Sant’Egidio ha logrado llevar el programa a otros países: Guinea Conakry, Guinea Bissau, Malawi y Angola.

Adicionalmente, vale la pena señalar que el tratamiento es totalmente gratuito, no obstante que su financiación es un desafío permanente. Poner en marcha el programa en cada país tiene un costo aproximado de un millón de dólares, que incluye capacitación, equipos, medicamentos, análisis de laboratorio, entre otros. Una vez que se establece, la inversión disminuye considerablemente, aunque sigue siendo significativa. Para que un niño, hijo de una madre seropositiva, nazca sano, es necesario invertir 650 dólares. La acción conjunta que desarrollan la Comunidad de Sant’Egidio y las Hijas de la Caridad, al igual que la participación de muchos voluntarios y el apoyo económico de varias instituciones, hace posible que los costos se mantengan relativamente bajos y su eficacia, sea muy alta.

En cuanto a las apuestas formativas de DREAM, en los últimos años se han promovido 15 cursos de un mes de duración, en los cuales se han capacitado doctores/as, enfermeros/as, coordinadores de equipo, personal de laboratorio, asistentes sociales, técnicos de informática y responsables de visitas domiciliarias. En total, se ha preparado un ejército de 4.000 colaboradores de 20 nacionalidades diferentes, con quienes se han abordado temas de carácter científico y procedimental, bajo los imperativos axiológicos que subyacen al programa.

 

Joãozinho

Joãozinho es un símbolo para DREAM y uno de sus pacientes más queridos. Fue el bebé número 1.000, hijo de una madre seropositiva que recibió el tratamiento, y que ahora podrá llevar una vida sana. Tiene muchas razones para sonreir: su madre vive y podrá cuidar de él, ya que el tratamiento prácticamente le ha permitido normalizar su sistema inmunológico. También es probable que Joãozinho conserve a su padre. Cada vez es mayor el número de hombres que se acercan al Centro DREAM en Mozambique para practicarse el test del VIH-SIDA y, de ser necesario, recibir el tratamiento adecuado.

Las consecuencias trágicas del SIDA

Uno de los efectos trágicos del SIDA es el enorme número de huérfanos y de niños vulnerables que deja a su paso. Se calcula que más de 14.8 millones de niños, menores de 18 años, han perdido a uno de sus padres (y en muchos casos a ambos). Esta situación desencadena ausencia de ingresos económicos, y riesgos de abandono escolar, desnutrición, abuso físico, explotación sexual e infección con el VIH-SIDA, entre otros.

Otra consecuencia tiene que ver con la feminización del VIH-SIDA. La mayoría de las personas infectadas son mujeres jóvenes. En África Subsahariana, el 54% de los adultos seropositivos son mujeres, y esta cifra está aumentando.

Un tercer efecto tiene que ver con la pérdida de toda una generación de líderes y profesionales que podrían ayudar a transformar la vida de los pueblos africanos, especialmente la realidad de los más pobres.

Ante estas amenazas, DREAM es, verdaderamente, un signo de esperanza y una alternativa para que la vida se imponga a la muerte. VNC

Texto: ÓSCAR ELIZALDE

fotos: D.R.E.A.M., TINO VENEZIANO 

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