La comisión cardenalicia que investiga el caso ‘Vatileaks’ entrega sus conclusiones

Gerhard L. Müller, prefecto Congregación Doctrina de la Fe

El Papa urge a la comunidad internacional a encontrar una solución política para Siria

Paolo Gabriele exmayordomo del Papa sospechoso filtración documentos Vatileaks

[La comisión cardenalicia sobre ‘Vatileaks’ presenta sus conclusiones al Papa – Extracto]

ANTONIO PELAYO. ROMA | Las malas, pésimas, noticias provenientes de Siria también llegan a Castel Gandolfo e inquietan el corazón de Benedicto XVI. “Sigo continuamente con aprensión –dijo el domingo 29 de julio a la hora del Angelus– los trágicos y crecientes episodios de violencia en Siria, con la triste secuencia de muertos y heridos, también entre la población civil, y un ingente número de personas evacuadas de sus casas y de refugiados en los países limítrofes”.

“Pido a Dios –prosiguió– la sabiduría del corazón, en especial para todos aquellos que tienen mayores responsabilidades, para que no se ahorren ningún esfuerzo en la búsqueda de la paz, también por parte de la comunidad internacional, a través del diálogo y la reconciliación, con vistas a una solución política del conflicto”.

En el Vaticano es creciente la preocupación por el agravamiento del conflicto sirio, donde están involucrados credos religiosos muy diversos –musulmanes chiítas, suníes y alauitas, cristianos de Iglesias diversas, drusos–, y por las repercusiones que puede tener en esta sensible zona del planeta, de modo muy particular en el Líbano, país que Ratzinger visitará del 14 al 16 de septiembre. Siempre, naturalmente, que la situación no degenere de tal modo que ponga en grave peligro la seguridad personal del Papa y de los fieles que acudan a los actos públicos por él presididos.

conflicto guerra en Siria

El conflicto sirio se ha recrudecido en las últimas semanas

Ya hemos escrito otras veces que la palabra “vacaciones”, cuando se refieren al Papa, tiene solo un valor relativo. Para Joseph Ratzinger son un período que dedica desde luego al descanso, pero también a la escritura; en este tiempo, le ocupa la redacción del tercer volumen de su obra sobre Jesús de Nazaret, todo él dedicado a la infancia y a la que se llama su “vida oculta”. Tema delicado, si los hay.

Encuentro con la comisión cardenalicia

El Pontífice sigue también con atención los temas más apremiantes del gobierno de la Iglesia. El jueves 26 de julio por la mañana, tuvo lugar una audiencia de características algo especiales: en una sala de la residencia papal fueron recibidos los tres cardenales encargados de llevar a cabo la investigación sobre la fuga de informaciones y documentos confidenciales, es decir, Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore de Giorgi.

A ellos se unió el juez instructor Piero Antonio Bonnet, acompañado por el llamado promotor de Justicia (equivalente al fiscal) del Tribunal del Estado de la Ciudad del Vaticano, Nicola Picardi, con el comandante de la Gendarmería, Domenico Gianni, y el secretario de la comisión cardenalicia, el capuchino Luigi Matignani, que habitualmente trabaja en la Secretaría de Estado.

El encuentro contó con la presencia, además, del arzobispo Angelo Becciu, sustituto para los Asuntos Generales, y de Greg Burke, recientemente nombrado consultor para la comunicación de la Santa Sede. Y, obviamente, asistió monseñor Georg Gänswein; once personas en total.

Los cardenales Julián Herranz, Jozef Tomko y Salvatore De Giorgi, comisión cardenalicia Vatileaks

Los cardenales Herranz, Tomko y De Giorgi

“El Santo Padre –afirma el escuetísimo comunicado de la Sala de Prensa– ha sido informado de las conclusiones a las que ha llegado la comisión cardenalicia y del curso que sigue el procedimiento penal. El Papa ha dado las gracias por las informaciones recibidas e invitado a la Magistratura vaticana a proseguir su tarea con esmero”.

El hecho de que L’Osservatore Romano haya dado en su primera página la foto de este encuentro ha sido interpretado por algunos vaticanistas como “signo inequívoco de que Benedicto XVI no tiene intención alguna de minusvalorar el incidente del cuervo y pretende con firmeza llegar a la completa verdad sobre la sustracción del apartamento papal de documentos y cartas aparecidas después en periódicos y libros”, (escribía Maria Antonietta Calabrò en el Corriere della Sera).

Si nos atenemos a los hechos y no a las especulaciones, lo nuevo en este espinoso asunto es más bien poco. Habrá que esperar a que, como dijo el portavoz Federico Lombardi, los primeros días de la segunda semana de agosto, el 6 o el 7, la magistratura vaticana se pronuncie sobre si lleva a juicio al asistente personal del Papa, Paolo Gabriele, o sobresee la causa por considerar que no hay delito; el juez Bonnet lo hará después de leer la requisitoria de Picardi. Según Carlo Fusco, uno de los abogados del dependiente infiel, este habría reconocido su error y dado pruebas de su arrepentimiento.

Circula en ambientes habitualmente informados la impresión de que la tendencia prevalente sería la de no hacer leña y favorecer que el asunto se descargue ante la opinión pública lo antes posible, una vez que será muy difícil, por no decir imposible, que se sepa toda la verdad, y que quedarán sin contestar al menos estas dos preguntas:

¿Gabriele actuó solo o tenía cómplices de diverso rango, incluidos los más altos? ¿Cuáles fueron los motivos que le llevaron a un comportamiento tan inexplicable: dinero, ingenuidad, afán de protagonismo, equivocada voluntad de ayudar al Papa en su tarea de sanear la Iglesia?

En las muchas horas de interrogatorio a que ha sido sometido, no sabemos si ha contestado a estas preguntas en uno u otro sentido, y, en todo caso, se guardará mucho por ahora de entrar en detalles. Respecto a la comisión cardenalicia, esperar que haga llegar a la opinión pública algunas de sus conclusiones es equivalente a pedirle peras al olmo. [A FONDO: Vatileaks: apuntes de zoología vaticana]

Gerhard L. Müller, prefecto Congregación Doctrina de la Fe

El prefecto Müller

Primeras declaraciones de Müller

No es habitual que el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, apenas instalado en tan alto cargo, haga declaraciones. Ha roto esta tradición monseñor Gerhard Ludwig Müller. El hasta hace poco obispo de Ratisbona no ha dado esta exclusiva a cualquier periódico, sino a L’Osservatore Romano, en las personas de su director, Gian Maria Vian, y de la responsable de la edición alemana del diario vaticano, Astrid Haas.

Es bastante notable que el nuevo prefecto no rehúya responder a algunas preguntas comprometedoras. La de sus relaciones con los teólogos de la Liberación, por ejemplo.

He aquí su respuesta: “En 1988 fui invitado a participar en un seminario con Gustavo Gutiérrez. Fui con alguna reserva, siendo un teólogo alemán, y también porque conocía las dos declaraciones de la Congregación para la Doctrina de la Fe sobre la Teología de la Liberación publicadas en 1984 y 1986. Pude constatar que es necesario distinguir entre una Teología de la Liberación equivocada y otra correcta. Sostengo que toda buena teología está en relación con la libertad y la gloria de los hijos de Dios. Ciertamente, sin embargo, la mezcla de la doctrina de una autorredención marxista con la salvación dada por Dios es rechazable”.

Dos de los dossieres que monseñor Müller se ha encontrado en la mesa de trabajo son el de los lefebvrianos y el de las monjas estadounidenses. Sobre el primero afirma: “No se puede hacer referencia a la tradición de la Iglesia y después aceptarla solo en alguna de sus partes. El camino de la Iglesia nos lleva a todos, y todos son invitados a no cerrarse en un modo de pensar autorreferencial, sino a aceptar la vida plena y la fe plena de la Iglesia”. [A FONDO: Última llamada para los lefebvrianos]

Respecto al tema de las religiosas norteamericanas, su respuesta es más articulada, pero creo que las más importantes son estas afirmaciones: “No se puede considerar el ministerio sacerdotal como una especie de posición del poder terrenal y pensar que no hay emancipación hasta que todos puedan ocuparlo. La fe católica sabe que no somos nosotros los que dictamos las condiciones de admisión al ministerio sacerdotal y que detrás del hecho de ser sacerdote está siempre la voluntad y la llamada de Cristo. Invito a que se renuncie a las polémicas y a la ideología, y a sumergirse en la doctrina de la Iglesia”. [IGLESIA EN EL MUNDO: Las claves de la intervención de Doctrina de la Fe a la LCWR]

En el nº 2.812 de Vida Nueva.

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